El Carnaval, un negocio poco rentable
Carnaval 2008 balance
Los carnavaleros admiten que es posible ganar dinero con el Carnaval pero a cambio la fiesta les exige un importante esfuerzo que les obliga a hacer miles de kilómetros al año para dar a conocer sus coplas
¿Merece la pena? Esta es la gran pregunta que se hacen cada febrero autores y componentes de las agrupaciones punteras del Carnaval de Cádiz, que tras el concurso inician su peregrinaje por toda Andalucía o incluso más allá de Despeñaperros para dar a conocer sus coplas. Las actuaciones conllevan a las agrupaciones unas buenas ganancias ‘extra’ pero a cambio los grupos se ven obligados a meterse entre pecho y espalda un buen número de kilómetros al año para hacerse oír pasando las Puertas de Tierra. Además los copleros señalan que todo no se hace por dinero y que también se actúa en muchas ocasiones de forma gratuita o solidaria, como en la recientente I Noche Carnavalesca de Villarreal en la que participaron dos agrupaciones de la capital y que consiguió llevar un pedacito de la fiesta a esa localidad levantina en la que tantos gaditanos buscan el trabajo que no encuentran en su tierra.
Como era de esperar, la modalidad que más pasiones levanta durante el concurso es también la más solicitada por los aficionados el resto del año y las comparsas más conocidas de la fiesta acumulan cientos de actuaciones entre Carnaval y Carnaval. La agrupación de Juan Carlos Aragón se ha ganado en los últimos años el caché más elevado y nadie duda de que “las letras de Juan Carlos hay que pagar para escucharlas”, como reconoce el director de la agrupación. Otros como los ‘Carapapa’, la comparsa de Jesús Bienvenido o las agrupaciones de Tovar y Subiela y la de Antonio Martín también cuentan con una gran acogida del público.
Tampoco tienen un solo fin de semana libre en su agenda la mayoría de las chirigotas con solera en la fiesta. Los chirigoteros triunfadores en este Carnaval 2008 como Kike Remolino o el Yuyu reconocen que sí que se puede sacar un dinero extra gracias a los contratos pero coinciden en señalar a los viajes como el lado más negativo de su afición por la fiesta. Al menos sus desplazamientos son sinónimo de diversión y en su caso las risas que consiguen sacar a los espectadores valen casi tanto como los propios euros.
Los coros en cambio son las agrupaciones que más problemas tienen para cubrir el presupuesto con los contratos. Como reconocen insignes coristas como Juan Lucena o Fali Pastrana desplazar a tantas personas es muy complicado y como decía el estribillo de la chirigota Tampax Goyescas son muchos para repartir. Aún así los componentes de estas agrupaciones no cejan en su empeño de llevar cada año sus mejores coplas por todos los rincones de Andalucía.
En el caso opuesto están los cuartetos, y es que es mucho más fácil repartir un contrato entre 4 o 5 que entre 45. Aún así los propios cuarteteros aseguran que nadie se hace rico con el Carnaval y que tantas horas de sacrificio entre ensayos y viajes bien merecen una recompensa económica.
En definitiva, los más implicados en la fiesta están de acuerdo en que, si se miran fríamente los números, el Carnaval no les resulta tan rentable como pueda parecer y si no fuera por su pasión por llevar las coplas de Cádiz fuera de la ciudad los componentes de las agrupaciones se pensarían mucho dedicar su tiempo libre a recorrer los pueblos de España. El Carnaval no va a hacerles ricos y en muchas ocasiones les acarrea más problemas que satisfacciones, pero el reconocimiento de su gente lleva a los copleros a no desistir y un febrero tras otro derrochar sus coplas llevando a Cádiz por bandera. Y desde luego para los buenos aficionados esta dedicación no tiene precio.
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