El muelle del Castillo de San Sebastián recoge el testigo del edificio de la Aduana
El debate en la Asociación de la Prensa de Cádiz ve nacer una nueva polémica sobre un proyecto de futuro en la ciudad
Culebrón a la vista. Cuando la polémica por el proyecto de derribo del edificio de la Aduana aún está caliente, un nuevo proyecto, en esta ocasión la recuperación del llamado muelle del Socorro del Castillo de San Sebastián, ha despertado una controversia que irá creciendo conforme se acerque el Doce. En la tarde de ayer, la Asociación de la Prensa de Cádiz acogió un debate bajo el título Un muelle en San Sebastián ¿otra vez un espigón? que congregó a más de medio centenar de personas entre los que estaban políticos como María Luisa García Juárez (PSOE), Manuel Pérez Fabra (UPyD) y Ramón Sánchez Heredia (PA), el arquitecto José María Esteban, Gonzalo Figueroa o José Ramón Pérez Díaz-Alersi.
José Antonio Hidalgo, director adjunto de Diario de Cádiz actuó como moderador de una mesa a la que se sentaron Santiago Serrano, arquitecto y consejero técnico de Medio Ambiente, que acudió en representación de Gregorio Gómez Pina, director de Proyectos de la Demarcación de Costas de Cádiz; Daniel López, de Ecologistas en Acción; José Osuna, biólogo; Francisco Ponce Cordones, historiador; Gema Jurado, arqueóloga y Carmen Bernal, presidenta del Club Caleta.
Santiago Serrano indicó que lo que se pretende con este proyecto es "poner en valor un elemento que ya está ahí desde al siglo XIX y mejorar las condiciones de atraque de ese muelle, que conservará el diseño original". Serrano destacó la utilidad lúdica y de evacuación que podría tener esta construcción.
Rápidamente, Ponce Cordones aseguró que la idea "va contra todos los principios" y pidió que los experimentos en el entorno de la Caleta "se hagan con gaseosa, no con Champán".
El ecologista Daniel López, por su parte, recordó la riqueza ambiental de la zona y catalogó el proyecto de "bastinazo desafortunado e injustificado, ya que no es necesario el aplastamiento de piedra ostionera".
José Osuna, biólogo, no entiende a qué "resucitar aquel muelle" y pidió "poner freno a tanto desmán en la masa costera".
La arqueóloga Gema Jurado fue la única que también se mostró a favor del muelle "porque es un elemento más del conjunto y no sólo hay que pensar en el Doce sino más adelante".
Carmen Bernal, por último, recordó que la zona es azotada durante muchos meses al año por grandes olas y se preguntó en voz alta "¿cuántas veces podrá desembarcar allí un catamarán?".
Hasta ahí el primer turno de intervenciones, al que siguió una batería de preguntas de los asistentes y réplicas que dejaron claras dos cosas: primera, que en la Cádiz trimilenaria cuesta un mundo atacar una piedra por muy ostionera que sea; y segundo, curioso, que hasta un muelle y un barco pueden perturbar el paisaje marítimo de una ciudad que presume de marinera.
Así, entre razones de peso de unos, como los 40.000 metros cúbicos de piedra ostionera que habría que sacar para construir la nueva canal; y de otros, como que la administración será finalmente la que decida "siempre que se cumpla con la legalidad y sin primar a cultura sobre medio ambiente", se llegó a un punto y seguido en una historia que derramará ríos de tinta.
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