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La Catedral de Cádiz pierde el 80% de visitantes tras la reapertura y ya se baraja cerrar

Entre el 7 de agosto y el 18 de octubre han visitado el templo 20.550 personas, cuando en el mismo período del año anterior se contabilizaron 89.428 visitas

Altar mayor de la Catedral, con los ángeles restaurados que se han presentado este lunes. / Julio González

No son buenos tiempos para el turismo. La pandemia del coronavirus y las limitaciones a la movilidad están afectando de lleno al sector y a todos sus derivados; entre ellos, la Catedral de Cádiz, cuya principal y casi única fuente de ingresos se debe al turista que abona una entrada para visitar el templo, la torre anexa o el museo de la Casa de Contaduría. El principal templo de la diócesis está sufriendo las graves consecuencias del coronavirus. Primero, al estar cinco meses (entre marzo y agosto) cerrada a cal y canto; y después, porque una vez reabierta la iglesia a las visitas, estas han experimentado una caída espectacular.

En concreto, la Catedral de Cádiz ha perdido hasta un 80% de visitantes desde su reapertura el pasado agosto en comparación con el mismo período del año anterior. El ecónomo del Cabildo Catedral, Balbio Reguera, lo expone con todo lujo de detalles: desde el 7 de agosto que reabrió sus puertas al turismo el templo hasta el pasado 18 de octubre contabilizaron el acceso de 20.550 personas, mientras que en el mismo período del año pasado el número de visitantes alcanzó los 89.428. “Hemos recibido un 23% de lo que entró el pasado año”, resume Balbino Reguera. Visto desde otro prisma, el año 2019 se culminó con una media de 860 visitantes al día, mientras que en el período que lleva reabierta la Catedral tras el estado de alarma apenas alcanzan los 281 visitantes.

Ante estos datos demoledores, el ecónomo de la Catedral reconoce que el cierre del templo nuevamente es ya una realidad que se contempla. Será la empresa encargada de la explotación turística de la iglesia (ArtiSplendore) la que tome la decisión final que actualmente se está planteando, en base al convenio que tiene suscrito con el Cabildo y al mantenimiento de una actividad de este calibre con apenas un 20% de las cifras que se registraban antes de la pandemia. “La situación es muy dura, y sólo hay que ver también lo que está ocurriendo por ejemplo con los hoteles. Quién nos iba a decir que veríamos el Hotel Playa cerrado, por ejemplo”, compara el deán del Cabildo, Ricardo Jiménez Merlo.

Esta situación actual está afectando de lleno a un edificio y una institución encargada de su gestión que había encontrado en el turismo la fórmula mágica para garantizar la conservación y mantenimiento de la Catedral ante la ausencia total desde hace años de fondos y ayudas procedentes de las administraciones públicas, y tampoco por parte de entidades o fundaciones privadas. De hecho, el plan de intervenciones y restauraciones tan amplio en los últimos años sufrirá un previsible frenazo a partir de ahora. Así lo han explicado tanto el deán como el ecónomo, que indican que el Cabildo asume los proyectos para los que tiene el 100% de la financiación necesaria, lo que permitirá culminar una serie de intervenciones ya programadas o incluso en marcha. Pero a partir de ahí el ritmo de obras y restauraciones se verá ralentizado.

Pero más allá de eso, hay otros frentes que también preocupan en el Cabildo. El primero de ellos es el laboral, con una plantilla propia que actualmente se sitúa en siete trabajadores (a los que se suman los que tiene contratados la empresa ArtiSplendore para las visitas turísticas, aspecto que no depende de los canónigos). “Los siete trabajadores han mantenido su puesto en las mismas condiciones, sin Erte ni nada parecido, durante los meses en que la Catedral ha permanecido cerrada y hasta la fecha”, valora el ecónomo. Pero si los ingresos siguen bajando, o si se decide el cierre del templo a las visitas, la cuestión económica puede preocupar si la situación se mantiene en el tiempo.

También recuerda Balbino Reguera, en este capítulo, que además del mantenimiento de siete puestos de trabajo directo, más los indirectos vinculados principalmente a las visitas turísticas, a la seguridad o a la limpieza, el Cabildo atiende también una importante acción social cuyos fondos salen precisamente de las visitas que se han perdido en un 80% a raíz del coronavirus. Y pone, en este sentido, un ejemplo de lo más claro: la colecta del día de las migraciones en la Catedral fueron “ciento y pico de euros”, pero el donativo que la Catedral ha entregado al Secretariado de Migraciones ascendió a los 3.000 euros. “También ayudamos a los comedores sociales de la diócesis, a los centros de orientación familiar o incluso a la iglesia de Bolonia que necesitaba unas intervenciones en las que hemos colaborado con 120.000 euros a petición expresa del obispo”, explica Reguera, que insiste en que todas estas aportaciones salen de la misma hucha que hasta hora llenaban los turistas que han dejado de entrar en la Catedral.

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