Cádiz, cien días sin cruceros
El sector de los cruceros cae en picado por culpa del coronavirus
El puerto de Cádiz ha perdido en estos tres meses y pico en torno a 1,4 millones de euros y la escala de 116 barcos que habrían dejado también unos siete millones de euros a la ciudad
Cádiz se echó las manos a la cabeza cuando el Gobierno de España prohibía el 13 de marzo la entrada en España de cruceros de cualquier origen que tengan destino en puertos españoles como medida excepcional para limitar la propagación y el contagio por el coronavirus (Covid-19). El puerto de Cádiz hizo sus cálculos y serían 14 días sin cruceros en un mes en el que se daba la bienvenida a la temporada alta. Nada más lejos de la realidad.
La medida iba a estar en vigor desde las 00:00 horas del día 13 de marzo de 2020 hasta las 23:59 horas del día 26 de marzo de 2020. Fue el Consejo de Ministros, reunido de manera extraordinaria, quien consideró la aplicación de esta medida excepcional para limitar la propagación y el contagio por el coronavirus (Covid-19).
Pero nada hacía presagiar de que finalmente no fueran 14 días. Ya van 102 días. El domingo pasado, el puerto de Cádiz, al igual que el resto de puertos españoles, cumplió su día número cien cien sin ver un crucero.
Este dato no es del todo cierto, ya que minutos antes de que se pusiera en marcha esta suspensión, Cádiz recibía al límite, con nocturnidad, la llegada del Sovereign con 1.888 turistas a bordo, la mayoría brasileños, procedente de Santa Cruz de Tenerife. Aunque no estaba Cádiz dentro de sus escalas, pidió en la noche del viernes autorización para su atraque, con la obligación de que todo su pasaje abandonase la ciudad una vez desembarcados, tal y como ocurrió casi de inmediato. Esos cruceristas que tocaron tierra al límite fueron trasladados en autobuses hasta Lisboa.
Y es más, el 21 de mayo, escalaba en Cádiz el Carnival Breeze pero lo hacía también de manera excepcional y con una autorización expresa del Gobierno de España. Llegó para llevarse a 120 de los 400 tripulantes que llevaban confinados en el Carnival Victory por culpa de la pandemia del coronavirus.
Pero fueron casos especiales en los que no se vivió la imagen tradicional del feliz desembarco de los turistas con sus chanclas y sus singulares vestimentas. Estos tardarán aún mucho tiempo.
Entre ese 13 de marzo y este 10 de junio suspendieron sus escalas en Cádiz un total de 116 cruceros y aún está por ver qué ocurrirá con los 146 que estaban programados hasta finales de este apocalíptico 2020.
Esta suspensión le dejará al puerto de Cádiz un agujero económico de cerca de 1,4 millones de euros. Eso a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz. Aparte está lo que han dejado de ingresar los distintos servicios portuarios o las empresas que le suministran de productos, tales como prácticos, remolcadores, amarradores o estibadores, en el caso de que les hiciera falta.
De hecho, los prácticos del puerto de Cádiz ponen el ejemplo de que en el mes de abril ingresaron un 75% menos que el mismo mes del año pasado. Ha sido todo un "quebranto", según lo califican fuentes del sector.
Aparte está lo que la ciudad, su hostelería, sus tiendas de regalos y recuerdos, sus zapaterías, etcétera, han dejado de ingresar teniendo en cuanta que los cálculos que siempre se manejan es que cada pasajero deja en una ciudad de escala unos 40 euros, mientras que en un puerto base se deja unos 200.
Se calcula que cada crucero que llega a Cádiz puede traer a bordo unos 1.500 pasajeros como media, teniendo en cuenta que la Belle de Cádix transporta a 180 pasajeros y más de cuatro mil un Independence of the Seas muy habitual en Cádiz. Eso quiere decir que la ciudad de Cádiz y sus empresarios de la hostelería, sobre todo, perdieron por culpa del coronavirus los siete millones de euros que se podrían haber dejado aquí en gastos tales como excursiones los 174.000 pasajeros que se quedaron sin conocer Cádiz por culpa del covid-19.
No tiene otra palabra que "quebranto". Y lo pero es que la nueva normalidad que ya empieza a verse en los bares y restaurantes y, sobre todo, en la playa o chiringuitos tardará en llegar a los cruceros y la propia Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz no tiene nada claro cuándo se volverá a ver un crucero atracado, con turistas a bordo, en los próximos meses.
Algunas navieras hablan de julio, agosto o incluso noviembre, e incluso algunas no se atreven ni a abrir la boca. Sin dejar de lado las que ya hablan de quiebra o de concurso de acreedores como le pasa a Pullmantur, una naviera que ha gozado siempre de muy buena relación tanto con el puerto de Cádiz como con su astillero. De hecho, uno de sus tres buques, el Monarch, tenía programada una escala en Cádiz el 17 de septiembre.
Sin contar ya que el mes de junio está más que perdido, desde el punto de vista de los cruceros, julio podría haber traído hasta Cádiz 20 barcos de turistas, agosto, 14, septiembre, 30, octubre, 39 , noviembre 43 y diciembre 14. Un total de 160 cruceros están ahí pendientes de que las autoridades de Cádiz país pongan negro sobre blanco sobre cuáles son sus posibilidades para movese a lo largo y ancho del mundo.
El puerto de Cádiz ha vivido unos últimos cinco años muy intensos en el sector de cruceros y barcos de tallaje y envergadura como el Independence of the Seas o el Allure of the Seas han pasado de ser considerados escalas excepcionales a ser ya normales en el paisaje del puerto gaditano. A su vez, esta crisis llegada de la mano del coronavirus ha demostrado también que el sector de los cruceros ha pasado de ser esencial a ser vital para la economía del puerto de Cádiz.
Y Navantia es otro negocio que depende, en buena parte de los cruceros, y se ha encontrado también con que las navieras se han visto forzadas a resetear sus planes y sus rutas y ver cuáles serán los requerimientos para esta nueva normalidad y cuáles son los gastos evitables para intentar afrontar esta crisis económica que les ha sobrecargado los números rojos.
Sin ir más lejos, la Universidad de Cádiz cuenta con una publicación obra del que fuera hasta hace unos años jefe de Operaciones Portuarias de la APBC, Joaquín Monedero, en la que se dan datos que pueden hacer una idea de las cuantiosas pérdidas económicas que está generando la suspensión mundial del tráfico de cruceros. Monedero tomaba como ejemplo un barco de unos 285 metros de eslora con cabida para unos 3.000 pasajeros. Cada barco, según Monedero, le generaba al dueño del buque unos 16 millones de dólares mensuales de beneficio, incluidas cuantías como la amortización, los gastos de tripulación o los de combustible. De esta manera, una navieras como MSC que cuenta con una flota de 15 barcos con características similares al ejemplo puede estar perdiendo al menos 240 millones de dólares al mes.
Esto lleva a la idea de que las navieras son las primeras que sueñan con iniciar una nueva normalidad que le va a conllevar serios cambios en su nueva normalidad.
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