El Colegio de Arquitectos sobre la Aduana: "El edificio no aporta absolutamente nada en el panorama arquitectónico"
Concluyen que el edificio no es exponente de ningún estilo arquitectónico ni de ninguna época concreta
El Colegio de Arquitectos rechaza la catalogación actual del edificio de la Aduana. Al contrario del posicionamiento de la Consejería de Cultura en 2009, los arquitectos gaditanos no consideran que este edificio cumpla méritos suficientes para haber sido incluido en el Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz; y no por una o dos cuestiones, sino por innumerables motivos que han desgranado en un informe solicitado por el Ayuntamiento tras el pleno del pasado mes de enero y que ha sido entregado hace apenas unos días.
El edificio de la Aduana no se corresponde a la arquitectura de su tiempo. Defiende el equipo de arquitectos que ha liderado Carlos Sánchez Polak que en esos años 50 del siglo pasado se hacía en España una Arquitectura Moderna que nada tiene que ver con el proyecto de Ródena para la Aduana; ni siquiera se corresponde con los edificios propios del Régimen. Desmontan su inclusión en el estilo clásico, “pues el orden no sirve para establecer las proporciones del edificio, sino que se dispone como decoración a posteriori, ajustado al espacio determinado por las dimensiones de la estructura”; y rechazan también que se hable de un diseño correcto, severo, o monumental que guarda relación con la arquitectura neoclásica de la ciudad, “pues los elementos clásicos se mal copian, se diseñan y disponen defectuosamente en un intento de enmascarar el edificio como clásico”.
“Considerar este edificio como el ejemplo más significativo de una corriente específica y singular en la arquitectura española, resulta cuando menos exagerado, pues no lo es ni como edificio de estilo autárquico, promovido en los primeros años del Régimen, ni como edificio de vanguardia. No sólo ya en cuanto a la arquitectura nacional, sino a la de la propia ciudad, en la que existen otros edificios coetáneos que han sido objeto de especial atención en los libros de historia de la arquitectura”, esgrimen también los arquitectos gaditanos.
De hecho, el Colegio de Arquitectos sí aporta un listado de edificios de la propia ciudad (amén de poner ejemplos diversos a nivel nacional y andaluz) representativos de la Arquitectura Moderna o de la Arquitectura de la misma época que la Aduana: el antiguo Hotel Playa Victoria, la Piscina Municipal, el edificio de viviendas y almacenes Hermu, el colegio Celestino Mutis, El Olivillo, el Instituto Columela, el Cine Andalucía, la Escuela de Comercio, la Delegación de Trabajo, el grupo de viviendas General Varela, el Cine Imperial, las Escuelas de la Sagrada Familia, el grupo de viviendas Ramón Sánchez Ecu, la fábrica de la Cruz Blanca y Skol, o el edificio de la Cruz Roja.
“Tampoco se puede considerar un valor arquitectónico el empleo en fachada de los mismos materiales que en otros edificios se han conjugado adecuadamente. Los materiales utilizados ni responden a la arquitectura del lugar, ni a las características constructivas del edificio. Incluso alguno, como el ‘forro’ de ladrillo visto, está prohibido en el PGOU para las nuevas fachadas a realizar en el conjunto histórico”, plantea de igual forma este último informe que desmonta el valor de la Aduana.
Otro aspecto que no concuerda con la catalogación, a criterio del Colegio de Arquitectos, es el hecho de que la parte posterior quede fuera de esa protección. “Carece de lógica esta excepción si el edificio fuera de tanta categoría dentro de la arquitectura española como se ha querido defender. Una obra de arquitectura es una obra completa, en la que el todo y las partes están relacionados funcionalmente y equilibrados compositivamente, por lo que la amputación de una parte degrada la esencia de la obra”, defienden.
Sí parece que en el interior del edificio, al contrario que en su planta y en su fachada, sí existen elementos destacados, pero a nivel decorativo y no arquitectónico. Y para ello, también proponen los arquitectos una solución: “los elementos muebles podrían desmontarse y trasladarse, porque entendemos que una gran escalinata no puede ser el fundamento arquitectónico por el que se otorga la protección al edificio”.
En términos parecidos ya se pronunciaría en 2017 González-Capitel, que plantearía respecto al mural de Eduardo Santoja alusivo al desembarco de los fenicios que “sería fácilmente trasladable aún cuando fuera efectivamente un mural, pues ni siquiera es de gran tamaño”, considerando la primera planta del edificio “algo parecido a la sala de operaciones de una sucursal bancaria convencional”.
En definitiva, el Colegio de Arquitectos apoya una tesis que parece contundente y que ha sido referida en ocasiones anteriores: “Si el edificio de la Aduana no ha requerido ni una línea en los libros de Historia de la Arquitectura, y por el contrario otros edificios son BIC, es porque no aporta absolutamente nada en el panorama arquitectónico de la época”. “No es por pertenecer a una corriente arquitectónica ligada a la política autárquica, sino porque carece, dentro del panorama español, andaluz o gaditano, de los valores necesarios para considerarse como ejemplo representativo de la misma”, añaden.
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