La revolución comercial (para bien o para mal) de Columela y Ancha en Cádiz

Las dos calles que han sido durante décadas epicentros de las compras en la ciudad, se han visto tocadas por la crisis de la pandemia y los elevados precios de los alquileres

Uno de los locales cerrados en la milla de oro del comercio gaditano. / Germán Mesa

Columela y Ancha siempre han sido las grandes calles comerciales de la ciudad. En su día, que contamos por décadas, San Francisco también era un referente para el sector, aunque la apertura de entidades bancaria y otros equipamiento le restaron fuerza.

Hoy, Columela y Ancha se encuentran inmersas en una sutil evolución que, mientras que les hace decaer como referente de varias franquicias y marcas nacional, les permite ampliar la oferta comercial y, sobre todo, cubre un déficit que hasta ahora tenía parte del casco histórico: la falta de cafeterías.

En Columela ya se cuenta con los dedos de una mano, y sobran, los históricos del comercio gaditano que aún resisten. Han pasado a la historia Tosso, Merchán, Hermu, Goya, Moral, Cerón, Bazar España, La Raza, Relojería Alemana, las sucursales de Isi, Escobar, Ascorve... Toda una época de esplendor, cuando el centro comercial de la provincia y de media Andalucía estaba en Cádiz.

La llegada de las franquicias y de las grandes cadenas nacionales e internacionales provocó la primera revolución. La segunda llega ahora impulsada por los efectos económicos de la pandemia, por las nuevas fórmulas de venta y por los persistentes precios altos en los alquileres de los locales.

Así, en estos dos últimos años, de Columela y Ancha se han ido grandes marcas, aquellas que todos conocen cuando se viaja porque se repiten ciudad tras ciudad, ante la apuesta de éstas por la venta online y por la búsqueda de tiendas con muchos metros cuadrados y ligadas a las superficies comerciales.

Otras marcas se han ido al no alcanzar acuerdo de rebaja de los precios de los alquileres locales por parte de la propiedad. Y los menos han sido los emprendedores que pudieron abrir en la milla de oro de la ciudad, pero que la crisis sanitaria y económica que ha acompañado a la pandemia les ha llevado al cierre.

Y con este panorama Columela y, sobre todo, Ancha se ven inmersas en una evolución en cuanto a su oferta comercial.

Sin contar el paso intermedio por el Palillero, Columela cuenta con cerca de medio centenar de comercios. Apenas hay media docena de locales vacíos, aunque en su día era impensable encontrarse con esta situación. Pero la calle ha visto perder su posición de referente en el mundo de la moda, la zapatería y los regalos de alto nivel. A las marcas de este sector que aún persisten, se les ha unido con fuerza la presencia de locales (cerca de media docena) dedicados a la telefonía móvil que han venido a sustituir a la entidades bancarias en la ocupación de espacios en los bajos de los edificios del centro comercial.

Han llegado también con fuerza marcas asiáticas y, también, la nueva modalidad de locales de gran tamaño que venden productos muy variados a bajo coste y que son la delicia de los turistas, con cajas más que relevantes lo que les permiten pagar alquileres desorbitados.

Y, por primera vez en el último siglo, Columela y su apéndice en Palillero, contará con una oferta de un pequeño hotel, en el tramo más cercano a la plaza de las Flores, y de un edificio ocupado por apartamentos turísticos en la esquina con la calle Novena.

La evolución de Ancha está resultando más complicada. Tal vez algún lector recuerde como, a principios de la década de los años 70 del pasado siglo, las dos fachadas de esta vía estaban literalmente cubiertas por anuncios luminosos de la oferta comercial de la zona, con el referente de Galerías Preciados. Salvo esta firma, todas eran marcas de la casa. Hoy todo ello se ha perdido.

Esta evolución de la calle Ancha ha visto incrementar de una forma más que notable la llegada de establecimientos dedicado a la hostelería y la alimentación, antaño limitada a La Camelia, Los Italianos y el histórico Bar Liba. Ahora se supera la docena si contamos los supermercados que se han situado, por primera vez, en esta vía. Una calle que también cuenta con una lavandería y pronto con un salón de belleza. No ha podido sobrevivir un clásico de la ciudad, y poco visto en otras capitales, como es la tienda de chucherías.

Con todo, Ancha parece seguir dando tumbos en su definición como la última gran calle comercial antes de llegar a la frontera en la que se convierte la plaza de San Antonio.

Por lo pronto en la calle hay ocho locales cerrados. La cifra se mantiene estable desde hace unos años, fluctuando con cierres y apertura. Un número pues supone casi el 20% del total de su oferta comercial. Aquí de nuevo hay una clara incidencia de los precios de los alquileres, pues en esta calle raramente han invertido las grandes cadenas y franquicias nacionales, más allá de los tiempos de Galerías.

Es significativa la presencia de dos supermercados, con lo que ello supone de utilización de los cales con gran capacidad, lo que provoca que en alquiler o en venta queden tiendas de superficie pequeña o mediana, pero con grandes precios de alquiler.

Frente a esta situación calles como Pelota y, sobre todo, Compañía, mantienen una actividad comercial variada y novedosa, con la mayoría de sus locales abiertos y con una clara apuesta por promotores locales. José del Toro también anda a la búsqueda de claridad ante el futuro, sobre todo en el tramo entre Ancha y Columela.

El difícil encaje de la antigua sede de Zara

Si hay algo en lo que se está de acuerdo en el sector comercial de la ciudad es que la antigua sede de Zara, en la calle Columela y cerrada hace dos años, tiene una salida muy complicada. Por lo pronto, la marcha de la marca de referencia de Inditex en Cádiz, provocada por la nueva política de ventas del grupo gallego que no por los buenos resultados que sí daba la tienda en la ciudad, ha dejado uno de los edificios comerciales con más metros cuadrados de la ciudad. Y hoy, al contrario de lo que pasaba hace no más de cinco años, las cadenas con capacidad para ocupar tanto suelo, ya no están interesadas por abrir en los centros de la ciudad, y más en una ciudad media como es Cádiz. Hoy se ha vuelto en parte a las grandes superficies y, sobre todo, a la venta online. Por ello, el uso del antiguo Zara podía ir encaminado a recuperar su uso residencial, dejando sólo la planta baja como comercial, con lo que tendría una salida más fácil que alquiler o vender todo el inmueble.

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