El altar de Columna de la iglesia de San Juan de Dios: Un retablo entre dos mundos
Ars Nova avanza en la restauración de esta capilla, cuyo desmontaje ha sacado a la luz unas primitivas pinturas murales ocultas tras la madera
Una puerta de este altar conectaba en su día con el Ayuntamiento
El rincón de la iglesia de San Juan de Dios donde recibe culto el Señor de la Columna es un espacio entre dos mundos. Un altar cuyos valores históricos, más que artísticos, está sacando a la luz el proceso que viene realizando Ars Nova para restaurar el retablo de madera dorada y afianzar mejor su construcción, que amenazaba con desprenderse hasta que la segunda convocatoria de ayudas al Arte Sacro de la Junta de Andalucía ha conseguido revertir la situación.
El retablo de Columna es el elemento histórico que separa la primitiva iglesia del exorno actual del edificio. Fruto de ello, y de la necesidad de desmontar el altar para su mejor restauración y anclaje, han aparecido las primitivas pinturas artísticas en el arco y en las paredes. Unas pinturas que “adornaban el elemento central, que debía ser un cuadro”, señala Fabián Pérez, de Ars Nova.
Se trata de cabezas de ángeles portando elementos de la Pasión alrededor del arco de este retablo. Y la teoría de los restauradores es que la construcción de la actual iglesia coincidió en el tiempo con la canonización de San Juan de Dios (en el año 1690), por lo que hubo que acelerar el final de la obra, optando por la pintura mural. “Y debió ser a los pocos meses cuando se construyó el retablo de madera, porque todo es de finales del XVII, tanto el retablo como las pinturas”, señala el restaurador.
El retablo de Columna se mostraba totalmente vencido, incluso apoyado sobre la calle central del altar y sobre las cornisas laterales porque se habían roto los clavos que sujetaban las calles laterales a la pared del templo. Por eso ha habido que desmontar todo el altar. Y fruto de esta operación, también se ha recuperado una parte de la historia de Cádiz, esa que muestra este retablo como la puerta entre dos mundos: el civil, el del Ayuntamiento; y el religioso, el del templo propiedad de la Santa Caridad.
Resulta que este altar de Columna colinda, pared con pared, con el Ayuntamiento, que en su día cedió este espacio para que formara parte del templo. De hecho, junto al altar de Columna está el retablo de San Pedro, que es de propiedad municipal (como recuerda el escudo de la mesa del altar). Fruto de esa anexión entre altar y Casa Consistorial, existía una puerta en el lado derecho del retablo que sólo podía abrirse desde el Ayuntamiento y que daba acceso directo a la iglesia; puerta que en la parte municipal quedó cegada hace años y de la que se conserva un vestigio a modo de papel de periódico de diciembre de 1897 y enero de 1898. Ahora, esa puerta que recupera la hermandad accede a una especie de alacena tras el altar, entre el retablo y el muro del Ayuntamiento, que servirá de almacenaje de elementos de culto de la iglesia.
Durante los trabajos de Ars Nova también ha podido recuperarse la antigua policromía del banco de altar, que aparecía pintado completamente en gris pero que escondía unas estilísticas flores de color roja pintadas sobre blanco, con el escudo central de una columna que hace referencia a la advocación de la imagen que preside en tonos dorados, y no blancos como aparecían hasta la intervención.
Con estas principales novedades, Fabián Pérez y su equipo han comenzado ya el montaje del retablo, que volverá a ocultar esas curiosas e históricas pinturas murales aparecidas. Un retablo de madera dorada que ha sido limpiado, recuperando el brillo del dorado que estaba excesivamente oscurecido por la suciedad; y que en algunas zonas ha necesitado reintegración de madera que se había perdido. Al mismo tiempo, se están restaurando las pequeñas imágenes de la Virgen y de San Juan que estaban en las calles laterales, de madera maciza y de factura no muy destacada.
Y todos estos trabajos han permitido conocer algunas curiosidades respecto al paso del tiempo en este rincón que fuera de la ciudad y que el Ayuntamiento cediera para ampliar la iglesia. Como un incendio que debió sufrir a causa de una vela encendida en la zona central del altar; o la diferencia entre un paño y otro de altar en materia de humedad, como si hubiera habido alguna filtración de agua en algún momento de estas últimas décadas.
Durante el próximo mes o mes y medio seguirá Ars Nova trabajando en este altar, que con motivo de la restauración se mantiene cubierto por un telón de color azul. Cuando acabe esta intervención, San Juan de Dios habrá recuperado el brillo original en otra pared del templo, como recientemente hiciera con el retablo de la Virgen del Pópulo gracias también a la subvención de la Junta de Andalucía para actuaciones en el patrimonio religioso. Será entonces cuando regrese a su emplazamiento original y permanente el Señor de la Columna, que al igual que ocurre con su altar es intermediario entre dos mundos: el Cádiz histórico y América, de donde llegó la espectacular columna de plata a la que está atada a este Cristo de Francisco de Villegas.
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