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Cádiz/Un equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA) demuestra que, contrariamente a lo que sostienen las voces más críticas, las marcas rojas que hay sobre un conjunto de estalagmitas en Cueva de Ardales (Málaga) son, sin lugar a dudas, resultado de la actividad humanahace 65.000 años. Según este estudio, los neandertales habrían accedido en varias ocasiones a la cavidad para marcar simbólicamente y de forma reiterada la formación estalagmítica localizada en medio de una gran sala. El estudio subraya, además, que el ocre utilizado para las pinturas lo habrían recolectado en el exterior de la cueva, según informa la ICA a través de un comunicado.
Los investigadores del grupo PAI-HUM-440 de la Universidad de Cádiz (UCA), los catedráticos José Ramos (Prehistoria) y Salvador Domínguez-Bella (Cristalografía y Mineralogía), y el investigador Pedro Cantalejo, son coautores de este trabajo científico publicado en la prestigiosa revista norteamericana Proceedings of the National Academy of Sciences, junto a especialistas en los estudios del Paleolítico europeo, procedentes de varias universidades y centros de investigación de gran prestigio como la Universidad de Barcelona, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de la Universidad de Burdeos (CNRS) y el Neanderthal Museum de Alemania.
Uno de los principales retos de la arqueología es saber en qué momento aparecieron los símbolos y qué implicaciones tuvo su utilización en el comportamiento humano. Entre las pinturas más antiguas están tres cuevas españolas en Cáceres, Cantabria y Málaga, que tendrían cerca de unos 65.000 años de antigüedad. Su datación ha supuesto un debate científico muy intenso, porque sugiere que las pinturas habrían sido hechas por los neandertales.
Hoy en día, Cueva de Ardales representa una de las cuevas con arte parietal paleolítico más importantes del sur de Europa, en la que se han contabilizado más de mil representaciones gráficas, tanto abstractas como figurativas. Entre los artefactos encontrados en el interior de la cavidad hay herramientas de procesamiento de colorantes y fragmentos de pigmentos, algunos pertenecientes a niveles del Paleolítico medio y superior. Este yacimiento ha sido recientemente el foco de atención porque contiene algunas de las pinturas más antiguas del mundo. Hasta ahora, sin embargo, los pigmentos que componen las pinturas de la cueva no habían sido estudiados.
A partir del análisis de pequeñas cantidades del residuo rojizo recolectadas en la superficie de las estalagmitas, los investigadores han llegado a la conclusión de que, en efecto, se trata de un pigmento a base de ocre aplicado intencionadamente. “Tanto la localización y distribución de las marcas, como el tamaño y morfología de los cristales que componen estos residuos rojos descartan que se trate de depósitos de origen natural, ya sean derivados de la acción de microorganismos o de procesos geológicos como los flujos fluviales, la percolación de aguas o la meteorización de las paredes”, afirman los autores. La comparación de estos residuos con muestras de varios depósitos de compuestos de hierro conocidos en el interior de la cueva sugiere, además, que el pigmento utilizado para la elaboración de las pinturas proviene probablemente de un afloramiento situado en el exterior de la cueva.
“La línea de investigación realizada por nuestro equipo de la Universidad de Cádiz, en colaboración con Neanderthal Museum supone la constatación de las poblaciones neandertales como sociedades perfectamente organizadas, en sus aspectos sociales, económicos y simbólicos”, comenta José Ramos.
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