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El Comité de Árbitros reconoce el grave error en el penalti

Contundente rechazo del Ayuntamiento de Cádiz a la conservación de la Aduana

El Pleno aprobará este viernes un informe que se apoya en hasta cuatro fuentes distintas a favor del derribo del edificio

El texto desmonta por completo las tesis defendidas en 2009, cuando el edificio fue incluido en el Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz

La Aduana. Tras ella, oculto, el edificio de la terminal férrea de 1905. / Joaquín Hernández Kiki

El Ayuntamiento lo tiene meridianamente claro cuando se pone frente al edificio de la Aduana. Lo tuvo en 2007, en 2009 y lo tiene en la actualidad. Por eso se ha decidido a lanzar una nueva ofensiva contra la protección del edificio de la Plaza de Sevilla y a favor de su derribo, para lo cual se ha pertrechado de todo un arsenal de argumentos que en la mañana de hoy serán aprobados (previsiblemente por unanimidad, como ocurrió el pasado mes de enero cuando se acordó pedir la descatalogación) por el Pleno para trasladarlo a la Junta de Andalucía, administración que tendrá que decidir ahora sobre la retirada o no de la Aduana del Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz.

Hasta cuatro fuentes distintas sostienen con fuerza el posicionamiento favorable a la descatalogación del inmueble en el informe emitido por el Ayuntamiento.

El informe municipal

La primera de ellas es la del arquitecto municipal (Alejandro Jones), que señala cómo el edificio no tiene “ningún valor excepcional o relevante” para su protección y desmonta la tesis defendida en el informe que en 2009 firmaron Alberto Villar y Óscar de la Rocha (historiadores del Arte) a solicitud de la Consejería de Cultura para proceder a la catalogación. “Los valores intrínsecos a los que alude el informe de Villar-Rocha no son suficientes para avalar la permanencia patrimonial del edificio”, concluye el arquitecto del Ayuntamiento.

En base a ello, Jones desmonta algunas de las tesis defendida por la dupla Villar-Rocha. En primer lugar, esos arquitectos defendían en 2009 que la Aduana era una “puerta moderna de la ciudad”. “No tiene justificación real, ya que una puerta para poder serlo debe poderse pasar a través de ella, si no es así se convierte en un obstáculo”, indica el informe municipal, que también rechaza la tesis defendida en 2009 de que si se tira la Aduana la estación quedaría “desnuda”. “La estación de origen nunca tuvo un edificio delante”, refuta el informe municipal. “En ninguna estación existe un edificio tapón que haya que rodear. Tampoco en Europa existen estaciones de ferrocarril que den a un callejón tras el que haya un edificio tapón que tape la vista de la estación”, añade.

Se apoya también el arquitecto municipal en unas declaraciones de su compañero de profesión César Portela (que ganó en 1997 el concurso de Adif para la reordenación de ese espacio planteando el derribo de la Aduana) realizó en 2008 en Cádiz: “El edificio está mal colocado. No tengo nada en contra del inmueble, pero molesta, es un claro obstáculo. Es más, la actual Plaza de Sevilla es como el camarote de los Hermanos Marx. La decisión de tirar la Aduana no es un capricho. Y tanto la vieja como la nueva estación tendrán su espacio en este parque”.

A todo ello une el arquitecto municipal el hecho de que la Aduana no está incluida en la famosa Guía de Arquitectura de Cádiz, “a pesar de contar con un repertorio de 333 edificios”.

El informe de González-Capitel

El informe del Ayuntamiento se apoya también en las tesis que en el año 2017 defendió al respecto el arquitecto Antonio González-Capitel (catedrático especialista en la Arquitectura Española moderna y contemporánea), quien también concluía que el edificio es de “escaso valor”. “El edificio no solo es muy convencional, sino que puede definirse también como muy vulgar y de notable torpeza”, afirmaba entonces González-Capital, que seguía mostrándose contundente respecto a la Aduana: “La presencia de un edificio vulgar y sin verdaderos valores sería soportable si no fuera por el hecho de que la presencia de su trasera se encuentra a unos 15 metros de la fachada de la Estación de Ferrocarril de Cádiz, edificio del final del siglo XIX, con alto interés, y cuya fachada principal y de inicio se presentaba a la ciudad en forma plena hasta que la Aduana Nueva se situó delante, demasiado cerca, y tapó así su relación frontal con la ciudad”.

El informe del Colegio de Arquitectos

Más reciente, de hace apenas unos días, es el informe que ha presentado el Colegio de Arquitectos y que ha redactado una comisión dirigida por Carlos Sánchez Polak, -“arquitecto de reconocido prestigio, de dilatada trayectoria profesional en la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, miembro de la Comisión Colegial de Patrimonio, y representante del Colegio de Arquitectos en la Comisión Provincial de Patrimonio”, destaca el técnico municipal-.

“Consideramos que los valores arquitectónicos ni los tuvo antes ni los tiene ahora”, concluyen los arquitectos del colegio gaditano, que lamentan “la no aportación, por parte del Consistorio gaditano y de la Consejería de Cultura, de estudios en profundidad sobre el edificio, así como la falta de empeño para oponerse a la presión de plataforma de defensa del edificio”, aspectos que consideran claves para que la Aduana acabara registrándose en el Inventario de Bienes Reconocidos en 2009.

El informe del ingeniero Javier Cortezo

Este último informe es en sí mismo un completo y detallado compendio de por qué la Aduana no debe seguir siendo protegida ante su escaso valor histórico, arquitectónico y patrimonial. Y entre otros argumentos y referencias, saca a la luz la cuarta pata sobre la que principalmente se sostiene la tesis municipal; se trata del proyecto que en el año 2010 redacta el ingeniero Javier Cortezo para la demolición de la parte trasera de la Aduana. Un texto que está plagado de referencias al mal estado o la mala praxis que según defienden estas fuentes rodean al edificio.

“Ni el color del material ni las dimensiones de perfiles parecen las más adecuadas para el edificio”, dice Cortezo sobre la fachada, de la que enumera diversas patologías, como humedades desde el subsuelo, alteraciones en la materia superficial de todos los elementos (bordes de cornisas y alféizares, carpinterías de madera y cerrajerías), pequeñas roturas e incluso pérdidas en la piedra caliza, erosión superficial e incluso pérdidas de material de algunos ladrillos, o carpinterías en mal estado de conservación.

Del trabajo de Cortezo se resalta también la memoria histórica relativa al proyecto original, que dejaría entrever -como el propio ingeniero valora- que el edificio no respondería a la idea original ni a la plena satisfacción de sus autores. “El arquitecto nos parece querer decir: hacemos lo que podemos”, llega a plantear Cortezo respecto a la memoria del proyecto de Manuel Ródenas.

Con todos estos argumentos que este viernes recibirán el respaldo previsiblemente unánime de la Corporación, el Ayuntamiento rescatará ante la Junta de Andalucía su aspiración de derribar la Aduana para dar vía libre a un desarrollo que se considera más amplio y completo del entorno de la Plaza de Sevilla.

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