Coronavirus en Cádiz: La Fase 1/3 en las iglesias
En el interior de los templos se trabaja para abrir el lunes cumpliendo todas las normativas establecidas por las autoridades civiles y las recomendaciones dadas por los obispos
La espera se ha alargado más allá de la cuarentena. Casi 60 días. Cuaresma y media.
En la capilla del Caminito han colocado unos cartelones en la parte central de los bancos en los que se lee fácilmente: NO, para impedir que la gente se siente. Con letras bien grandes, para que no haya dudas o nadie diga “no lo vi”. En la parroquia de San Agustín han colocado en mitad de la nave central una mesa con un bote de gel hidroalcohólico. La Fase 1 del plan de desescalada del Gobierno central incluye la posibilidad de que las iglesias puedan recuperar el culto público -si alguna vez estuvo prohibido, que nunca ha quedado clara esta cuestión-, y las iglesias de la diócesis se preparan a fondo ante el comienzo este lunes de esa Fase 1 en Cádiz.
La reapertura de las iglesias no será para nada normal. Para empezar, porque los párrocos, rectores y responsables de cada templo tendrán que hacer cumplir la norma gubernamental de que sólo haya dentro de la iglesia un 33% del aforo permitido (contando con que muy pocas iglesias, si es que hay alguna, tenía establecido hasta ahora cuál era su aforo). Y además, porque tanto la Conferencia Episcopal Española como el Obispado de Cádiz han publicado una serie de orientaciones, indicaciones y recomendaciones para el regreso de las misas sea lo más seguro posible para el público asistente y para los propios sacerdotes.
El responsable de la Pastoral de Salud de la diócesis, Fernando Carmona, considera tres aspectos como fundamentales en este regreso a las iglesias: “que se mantenga el distanciamiento de dos metros dentro de la iglesia, que usemos todos las mascarillas para que ante cualquier momento en que el espacio entre personas sea menor de dos metros tengamos seguridad, y el lavado de manos”. Esta Pastoral de Salud fue de las primeras en trasladar a los sacerdotes las medidas que deben ponerse en marcha para que la celebración de las misas regresen con seguridad; y en estos días está habiendo bastante actividad de asesoramiento de cara al inicio de esta Fase 1 en la diócesis.
No hay una fecha obligada de apertura de los templos, ni tampoco unas obligaciones que haya que cumplir a rajatabla. “Igual que cada párroco ha ido asumiendo las decisiones que ha visto necesarias hasta ahora en función del número de fieles, el estado de la parroquia y demás, ahora ocurrirá lo mismo”, trasladan desde el Obispado. Es decir, cada sacerdote decidirá qué día retoma el culto y de qué modo articula las medidas necesarias para cumplir las obligaciones y hacer caso a las recomendaciones.
El listado para lograr esto es bastante amplio. En la parroquia de San José, por ejemplo, este domingo se va a hacer una limpieza y desinfección a fondo, siguiendo las directrices establecidas por el Ministerio de Cultura (al tratarse de un edificio Bien de Interés Cultural) y se van a establecer las indicaciones oportunas para asegurar que en cada misa haya, como máximo, setenta personas (el tercio del aforo). En la Catedral Vieja, por su parte, han confiado esa desinfección integral a una empresa especializada, que el lunes actuará en el interior del templo para abrir el martes, después de que esta semana haya procedido ya a la limpieza y desinfección de las dependencias parroquiales.
“Esperamos una respuesta tranquila; que la gente vaya volviendo a misa poco a poco y todo con responsabilidad y con normalidad”, trasladan desde el Obispado. “No va a ser la apertura de un centro comercial el día que empiezan las rebajas”, explican muy gráficamente. Entre otras cuestiones, porque la Conferencia Episcopal Española ha renovado la dispensa del precepto dominical para evitar que las personas más vulnerables ante el virus se mantengan en sus domicilios, o porque muchas iglesias van a mantener las misas on line -un gran descubrimiento en estas semanas de confinamiento- a pesar de abrir de nuevo sus puertas.
Precisamente, una de las cuestiones que más se valora desde el Obispado en medio de esta epidemia del Covid-19 y sus repercusiones en la vida diaria de la Iglesia es “la actitud de la gente”. “Ha quedado en evidencia la responsabilidad de los fieles, en todo momento”, se indica. Fieles que aceptaron irse a casa en plena Cuaresma, cuando se decretó el estado de alarma que permitía el culto pero que acabó cerrando las iglesias, y que a partir del lunes regresarán a las iglesias. “Los sacerdotes nos trasladan que la gente quiere volver a misa, la impresión es que hay necesidad de ir a la iglesia”, indican desde el Obispado, que confía en recuperar poco a poco la normalidad. Aunque el delegado de Salud avisa: “Lo que va a pasar nadie lo sabe con certeza. Y al igual que los profesionales sanitarios nos estamos preparando para cualquier situación, ya sea una nueva ola, un repunte, o que desaparezca el virus, a nivel de Iglesia hay que tener la misma actitud, porque las medidas establecidas a lo mejor se prolongan en el tiempo, o podemos volver pronto a lo que antes era normal”.
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