Coronavirus en Cádiz: “Mazazo” a la hostelería de Cádiz con el nuevo horario de cierre impuesto por la Junta
Cádiz, en crisis
El sector sabe que con este nuevo horario se tendrá que despedir de las meriendas y las cenas
Cádiz/Se barajaban las siete, las seis y hasta las tres de la tarde. Cualquiera de las opciones era mal recibida por los hosteleros de la capital. De cerrar a las diez y media de la noche, pasarán ahora a cerrar a las seis de la tarde.
Se acabaron las cenas e incluso se acabó el poder disfrutar de la puesta de sol, como comentaba en días pasados Carlos Sace, propietario de La Mirilla, ubicado en primera línea de playa. Este hostelero gaditano ya avanzó que a falta de cena, intentaba estirar al máximo la tarde parar que sus clientes pudieran, copa en mano, disfrutar de esa puesta de sol.
Pero se acabó. Hay que cambiar los planes. Hay que recalcular las rutas y pensar si se abre sólo por la mañana, si se abre hasta las seis como ha dictado Juanma Moreno o si, de manera definitiva, mientras el covid así lo indique, se pega el cerrojazo a los negocios.
Nada más conocerse las medidas, Jesús Castillo, propietario del restaurante italiano La Mafia de Cádiz, dijo que, “por nuestra parte nos obligan de nuevo a meter en erte a nuestros trabajadores con la consecuente pérdida de poder adquisitivo que ello supone, aparte de dificultarnos de nuevo el poder afrontar los pagos, con la pérdida de facturación”. Este hostelero confesó sentir “rabia” e “impotencia... porque no nos cuidan, les damos igual”.
Rafael Montero, dueño del restaurante de tapas y vinos Casa Rafael, en Corneta Soto Guerrero, se mostró algo cansado de esta situación. “Nosotros como hasta ahora, seguiremos con mucho esfuerzo y sacrificio para poder salir de esta situación. No nos queda otra que tener esperanza de que esta situación cambie lo antes posible para que todo vuelva a ser como antes“.
Pelayo García, propietario del Bar Terraza afirma que la nueva limitación de horario no le coge de sorpresa:“Es, más o menos, lo que sabíamos que iba a pasar”. Aún así, Pelayo se mostró solidario diciendo que “algunos compañeros del sector saldrán más perjudicados que otros, aunque no dejará de ser un palo grande para todos”.
Ya en Puertatierra, en el barrio de Astilleros, Gabi Grimaldi, del bar Grimaldi, se mostró mucho más apocalíptico que Pelayo García:“Esto es una ruina y un gran perjuicio. Las tres horas y media al día que estaremos cerrados nos provocan unas pérdidas de entre 1.200 y 1.500 euros a la semana”. Grimaldi sufre otro revés con el horario restringido. Porque, como bien explica, “para nosotros la hora fuerte es la de la merienda, entre las cinco y media y las seis y media de la tarde. Y si tengo que cerrar a las seis, a las cinco y media ya tengo que empezar a recoger”. La hora cumbre de la tarde estaba sustentada por madres y padres de alumnos de la Casa de las Artes, principalmente los conservatorios de danza y música, y el público que va a comprar a El Corte Inglés, frente al bar. Y en este centro comercial a partir de las seis de la tarde solo estará abierta la zona de alimentación: Hipercor. Así que Gabi se plantea “incluso cerrar antes de las cinco”. Y descarta, además, que los clientes adelanten la hora del café. “Si salen tarde de trabajar y almuerzan tarde, ¿a qué hora van a tomar el café? No, no lo veo”, sentencia.
Por su parte, el portavoz de la patronal de los hosteleros de Cádiz, Antonio de María, recordó que la hostelería lleva acumulados varios disgustos desde el día en el que el coronavirus dijo “aquí estoy yo”. El último, tener que cerrar a las seis. El presidente de Horeca sigue mostrándose muy crítico con las restricciones que, a su juicio, solo hacen hundir más al sector “como si fuésemos los culpables”. “Han sido varias las medidas contra la hostelería, pero ninguna ha logrado frenar al covid. Mientras, mucha gente campa a sus anchas por todas partes sin respetar las normas, sin mascarillas”, dice la cabeza visible de la patronal hostelera. Visiblemente molesto, De María añade que “cortan el grifo a la hostelería pero quienes no pueden ir a un bar se van a sitios sin control como botellones o pisos. Y curiosamente es en nuestros establecimientos donde hay más seguridad”.
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