Coronavirus en Cádiz: Urbanismo comienza a denegar ampliaciones de terrazas, pese al compromiso municipal de ayuda al sector
La hostelería lucha por su supervivencia
El Ayuntamiento tumba la propuesta de un restaurante de la Calle Nueva, una de las peatonales más anchas de la ciudad, y la deja reducida a una sola mesa para reabrir el lunes 11 de marzo
Cádiz/Las declaraciones políticas de cara a la galería y sus soportes de propaganda lo aguantan todo. Luego la gestión diaria, a veces, lo manda al garete también todo. Hace unos días, Martín Vila, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Cádiz, invitaba a los hosteleros a hacer sus propuestas de ampliación de terrazas en el marco de una campaña de ayuda a la reapertura de bares y restaurantes en la desescalada de la, probablemente, peor crisis de la historia más reciente, explosión de 1947 aparte.
De hecho, el Ayuntamiento de Cádiz había manifestado pública e insistentemente que apoyaría a los establecimientos, después de montar una mediática Mesa del Turismo, que luego se convirtió en Mesa del Turismo, el Comercio y la Hostelería, concebida para sacar del cráter en el que han quedado atrapados estos tres sectores, nos guste o no, tan fundamentales para la economía y el empleo de una ciudad condenada casi únicamente a esas fuentes de ingresos y puestos de trabajo. Todo razonable y hasta encomiable, sobre todo cuando otros Ayuntamientos en la provincia y en el resto de España ya están demostrando con hechos su compromiso cierto por el despertar económico de sus municipios, sumidos todos en un coma profundo inducido por prescripción facultativa gubernamental desde hace ya casi dos meses.
Pero, insistimos, luego viene la hora de la verdad. Al cierre de esta información, sólo dos restaurantes de la ciudad han anunciado que seguro abrirán sus terrazas al público el próximo lunes 11 de marzo, según una encuesta permanentemente actualizada realizada el pasado miércoles por la revista gastronómica Cosasdecomé y publicada ayer por este periódico.
Un ejemplo de esa falta de cumplimiento –al menos por el momento– del compromiso municipal con el sector es el que están viviendo en San Wich, el establecimiento de especialidades chilenas de la calle Nueva. Como ya contamos, sus propietarios, Daniela Meléndez y Javier Álvarez, se vieron obligados a cerrar cuatro días antes de que se decretase el estado de alarma se vieron obligados a cerrar cuatro días antes de que se decretase el estado de alarmaporque Urbanismo les ordenó que retirasen cuatro de las seis mesas que tenían concedidas, a raíz de la aplicación de la nueva normativa de terrazas. Las mesas estaban colocadas, con su autorización preceptiva, en una de las vías peatonales más anchas de la ciudad, en una mediana conformada por unos macetones enormes con árboles emplazados allí por el propio Ayuntamiento, de manera que no obstaculizaban en absoluto el tránsito de peatones, tal y como consta en un informe de la Policía Local de septiembre de 2019 al que ha tenido acceso este periódico. Por esa calle han pasado sin ningún tipo de problemas las bateas del carrusel de coros, varias procesiones y hasta la carrera de San Silvestre.
Al hilo del anuncio municipal de ayuda al sector para salir del boquete de la pandemia, Daniela y Javier solicitaron ocho mesas, sabedores de que quedarían reducidas a cuatro por las limitaciones preventivas impuestas a nivel nacional. Confiados en que el Ayuntamiento no podía fallarles en estas circunstancias tan excepcionales, anunciaron la reapertura de su terraza para el próximo lunes e incluso abrieron un servicio de reservas, tal y como publicó ayer este periódico. Pero ayer en San Wich recibieron respuesta de Urbanismo. Un informe desfavorable de un arquitecto municipal venía a denegar su propuesta y a condenar al establecimiento a abrir sólo con dos mesas, que en aplicación de las medidas preventivas de obligado cumplimiento se quedan en una sola. Toda una ayuda para remontar esta crisis...
Sorprendentemente, en el informe técnico al que ha tenido acceso este periódico, se argumenta que no se acepta la propuesta porque la Calle Nueva quedaría dividida en dos “minicalles” que obstaculizarían el tránsito de peatones. Pero es que en plano las mesas figuran entre los grandes macetones colocados por el propio Ayuntamiento hace años, que es evidente que ya ejercen esa división en dos carriles de la calle peatonal...
Cuando la aplicación de la nueva normativa de terrazas, Daniel y Javier solicitaron una reunión con el alcalde, José María González. Como la que mantuvieron los hosteleros de la Plaza de San Francisco, quienes gracias a su mediación, llegaron a un acuerdo. En este caso, desde Alcaldía les remitieron a Urbanismo. Todavía están esperando que el concejal les cite. Igual, la excepcionalidad de esta situación y de esta campaña y lo que se juega la ciudad con ella requieren que sea el alcalde quien la abandere, como apuntan muchos hosteleros.
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