El Corpus se asoma a Cádiz

La Catedral es escenario de una solemne celebración y una discreta procesión en la que el Santísimo recorre las naves

El obispo bendice desde la puerta a la ciudad

Pontifical del Corpus, en el interior de la Catedral de Cádiz
Pontifical del Corpus, en el interior de la Catedral de Cádiz / Jesús Marín

Un Corpus intimista, claustral, plenamente catedralicio. Un Corpus bien distinto que sin embargo se ha celebrado con toda solemnidad en el interior de la Catedral. La epidemia del coronavirus no permitía que este año la procesión recorriera las calles de la ciudad, pero el Obispado y el Cabildo Catedral han querido que la solemnidad del Corpus no restara, por lo que ha cuidado una celebración solemne que ha dado paso a una discreta procesión por las naves marmóleas del primer templo diocesano.

Mascarillas entre el público. Termómetro en la puerta. Gel hidroalcohólico. Guantes de látex para los portadores de insignias… La nueva normalidad a la que se ha adaptado la Iglesia ha sido este domingo compañera de los alrededor de 300 asistentes que no han llenado el aforo máximo del 75% que permite la Fase 3. El obispo, de hecho, ha agradecido al inicio de la celebración religiosa la asistencia “pese a las circunstancias actuales y las normas derivadas del confinamiento”. “Vosotros que estáis aquí representáis a todos los que no han podido venir y también a los que hubiesen querido ver hoy la procesión por las calles”, ha dicho Zornoza.

En los primeros bancos estaban el presidente de la Audiencia Provincial, Manuel Estrella; los concejales del Partido Popular (Juancho Ortiz, José Manuel Cossi, Maite González, Carmen Sánchez, José Carlos Teruel y Nuria Álvarez), la portavoz de Ciudadanos (Lucrecia Valverde) y el concejal no adscrito (Domingo Villero); y miembros del Secretariado Diocesano, del Consejo y de las hermandades de la ciudad, entre otros.

La solemne celebración, a lo que ha ayudado sin duda la participación musical de parte de la coral Virelay (la organista Sandra Massa y los contratenores Jorge Enrique García y Bruno Campelo) que no pudo asistir al completo por las normas del coronavirus y que es uno de los grandes grupos musicales de la ciudad, ha dado paso a la posterior procesión eucarística, muy alejada del protocolo y del largo cortejo habitual.

Las naves de la Catedral la han recorrido el pendón de la ciudad, portado por Carmen Sánchez, las autoridades presentes, los seminaristas, el clero (notablemente reducido, con apenas tres canónigos y una decena de sacerdotes) y el obispo, que se situaba detrás de la majestuosa custodia de Ana de Viya. Acompañado del repique de campanas y de la música del tridente de Virelay, la Custodia ha llegado a la puerta principal, desde donde Zornoza ha impartido la bendición a la ciudad. El Corpus este año sólo podía asomar a la plaza de la Catedral, sin salir a la calle.

Posteriormente, el obispo ha repetido la bendición en el altar mayor, dando por finalizada esta celebración tan particular e íntima del Corpus a las doce menos cuarto de la mañana.

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