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Los últimos alijos de droga abortados en el arenal gaditano y la llegada de pateras hace pensar que las mafias la han situado en sus nuevas rutas

Inmigrantes siendo atendidos tras llegar en patera a Cortadura el pasado jueves. / Jesús Marín

Cádiz/La presión a la que el Gobierno está sometiendo al Campo de Gibraltar está provocando que el crimen organizado busque nuevas rutas para continuar con sus lucrativos negocios. Si históricamente hemos asistido a imágenes de alijos en playas de La Línea o Algeciras, llegadas de inmigrantes en El Palmar, Zahora o Caños de Meca, ahora es el tranquilo y extenso arenal de Cortadura el que está acaparando titulares por ser destino de semirrígidas y pateras.

Las rutas están cambiando. Los narcos van siempre por delante, con más y mejores medios, que obligan a los cuerpos y fueras de seguridad del Estado a duplicar esfuerzos. “Las mafias se están expandiendo por toda la provincia”, decía recientemente un mando policial en una conversación con este medio.

Y es que la presión policial que asfixia el Campo de Gibraltar, que ha sido capaz de capturar a los Castañas, por sólo poner un ejemplo, de estrechar el cerco a traficantes históricos, está provocando que la costa capitalina, hasta ahora más tranquila, también vea como se intenta alijar en sus playas. En la madrugada del pasado lunes tuvo lugar la última de estas intentonas, abortada por la Guardia Civil. A la altura de Torregorda, pasadas las cinco de la mañana, los agentes que vigilaban esa zona detectaron movimientos sospechosos en la playa gaditana, por lo que solicitaron refuerzos al detectar que una embarcación semirrígida se dirigía a la zona para alijar. El dispositivo organizado por la Central COC de la Guardia Civil permitió impedirlo e incautar la embarcación y la carga, consistente en 55 fardos envueltos en sacos de arpillera. Además en la actuación se detuvieron a tres ciudadanos españoles y a dos marroquíes.

Días atrás, fue en el lado contrario, en la zona de la Bahía, donde una lancha intentó descargar hachís, aunque la presión policial hizo que tuviera que emprender la huida y desistir de su intento.

Las cámaras del SIVE están pendientes de todo lo que ocurre en nuestras costas, pero a veces son tantos los lobos que quieren entrar en el cercado que no hay pastores suficientes para evitarlo.

Algo parecido está ocurriendo con la inmigración ilegal. Cada vez son más las mafias que no sólo trafican con droga sino con seres humanos, cobrando auténticas barbaridades por una plaza en una patera de madera que se cae a pedazos.

La presión en el Campo de Gibraltar está moviendo a los narcos más hacia el Norte

En el último mes han llegado tres pateras a Cortadura, la última el pasado jueves, cuando pudo ocurrir una tragedia. La embarcación se rompió tras chocar con el arrecife del arenal gaditano y sus ocupantes, una treintena de jóvenes, algunos de ellos menores e incluso un niño de tres años, tuvieron que saltar al agua para recorrer los últimos metros hasta alcanzar la orilla luchando con el oleaje. Por fortuna, la marea baja y el hecho de que el arrecife estuviera cerca de tierra evitaron que hubiera víctimas, algo que sí ocurrió en el naufragio de la patera de Los Caños de Meca del pasado noviembre.

Según fuentes de la Guardia Civil, cada vez son más las mafias que están utilizando barcos nodrizas para remolcar a los inmigrantes hasta la costa y dejarlos a su suerte en pequeñas pateras para que recorran las últimas millas. Por eso estas embarcaciones están llegando hasta Cádiz. Toman como referencia las luces del Pirulí y enfilan hacia la capital de la provincia. Los narcos y las mafias que se aprovechan del sufrimiento ajeno han marcado con rojo en sus rutas la playa de Cortadura.

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