Cortadura, de playa salvaje de Cádiz a vertedero

Una narcolancha lleva meses abandonada entre las dunas junto a otra embarcación y a centenares de kilos de arribazones de algas que se pudren al sol con un olor nauseabundo

12.000 euros por morir ahogado en una playa de Cádiz

La narcolancha abandonada entre las dunas de Cortadura lleva meses allí sin que nadie se preocupe por retirarla. Junto a ella hay otra barca en mal estado.
La narcolancha abandonada entre las dunas de Cortadura lleva meses allí sin que nadie se preocupe por retirarla. Junto a ella hay otras barcas arrumbadas. / Jesús Marín

La vía de servicio que transita paralela a la playa de Cortadura se ha convertido en una especie de camino fuera de la ley donde las ordenanzas municipales son papel mojado. Pocas son las capitales de provincia que pueden disfrutar de un arenal salvaje en su término, con un magnífico sistema dunar y un parque natural, sin embargo la imagen que ofrece a diario es lamentable. De hecho, se dan situaciones inaceptables, como, por ejemplo que una narcolancha, utilizada para traer hasta el litoral gaditano droga y migrantes, lleve meses varada en la arena, como si se tratara de un vertedero. Lo que quedan son los restos, a los que algún desalmado le ha prendido fuego, aunque todavía puede verse su armazón de goma como monumento a la desidia y al todo vale. Junto a ella, otras dos lanchas, de menor tamaño, y en frente, centenares de kilos de arribazones de algas muertas que se pudren al sol mientras emanan un hedor nauseabundo.

La citada narcolancha llegó un buen día a la orilla y alguien debió pensar que para qué transportarla a un depósito si se podía dejar arrumbada junto a las dunas. Y allí sigue, meses después, sin que nadie, ni del Ayuntamiento, ni de la Demarcación de Costas ni de la Junta de Andalucía, tenga una idea clara de qué hacer con ella.

La presencia de las embarcaciones abandonadas y las algas ofrecen imagen de vertedero, que es a lo que oposita el lugar si alguien no le pone remedio. Porque, con el paso de los días, los gaditanos que utilizan la vía para enlazar con el Eurovelo en sus bicicletas o haciendo deporte a pie, ven como cada vez hay más basuras a su alrededor. La imagen es deplorable. Más aún ante una playa que, por su singularidad, debería ser mirada con otros ojos por los gaditanos y sus gobernantes.

Embarcaciones abandonadas entre las dunas de Cortadura.
Embarcaciones abandonadas entre las dunas de Cortadura. / Jesús Marín

No son los únicos problemas que sufre Cortadura. Durante el último mes, cuando un temporal de viento llenó la vía de servicio de grandes montones de arena, era imposible circular. Se hacía difícil para los vehículos de cuatro ruedas y ciclistas y motoristas debían bajarse de sus monturas para arrastrarlas durante metros como si estuvieran en una peregrinación. Junto al aparcamiento del Ventorrillo del Chato, uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad, se amontonaron auténticas dunas de arena blanca, haciendo complicadísimo el acceso a trabajadores y clientes. Así estuvo días, hasta que el Servicio de Limpieza del Ayuntamiento de Cádiz decidió adecentarlo.

Otro problema es que el acerado de muchas zonas está levantado, con el riesgo que eso supone para los transeúntes. Teniendo en cuenta que en la playa hay chiringuitos como el Nahú Beach o el Moana Beach, que pagan sus impuestos como cualquier vecino de Cádiz, deberían tener el mismo trato a la hora de limpiar sus accesos. Para empezar, sería una excelente idea retirar la narcolancha abandonada cuya presencia es impropia de una playa de Cádiz.

Un aparcamiento para caravanas y furgonetas

La vía de servicio de Cortadura es tomada a diario por decenas de autocaravanas y furgonetas camperizadas que acampan con total libertad. Más allá de que las ordenanzas municipales necesitan una actualización para evitar una invasión, la zona carece de servicios para este tipo de vehículos, a veces gigantescos, como son agua corriente o pozos sucios donde depositar los restos orgánicos. Por su lado pasan coches y motos a más velocidad de la permitida, pese a que hay discos visibles de que no se puede circular a más de 50 kilómetros por hora. Decenas de bicicletas recorren la vía para enlazar con el Eurovelo, y eso que aún no ha llegado el verano. Cuando arrecie el calor, la vía se va a convertir en un peligro, con bicicletas transitando a contra flecha y coches que no respetan las normas de circulación.

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