El Covid y la burocracia empantanan el primer hotel de 5 estrellas de Cádiz
La larga espera del Ciudad del Mar de Puerto América
Su construcción en Puerto América está pendiente de un proceso de descatalogación y de un Consejo de Ministros que llevan ya dos años mareando papeles
Como nave al garete
Puestos a buscar culpables, no se sabe si los hay realmente. El Ayuntamiento de Cádiz está actuando de manera diligente, la Autoridad Portuaria, ídem de ídem, Puertos del Estado está ahí desde tiempos de Salvador de la Encina empujando al Ministerio de Fomento para que el importante proyecto del hotel de cinco estrellas en Puerto América no quede en el olvido.
La burocracia sigue siendo la pandemia que lleva al cementerio a más de un proyecto tan crucial como éste, tanto para el puerto como para la ciudad. Sería posiblemente el ítem más emblemático de ese proceso de integración puerto y ciudad que eliminaría el tope que impide que Cádiz crezca.
Sin dejar de lado que sería el primer hotel cinco estrellas con el que podría contar una ciudad que tiene en el turismo la única posibilidad de sacar la cabeza y sobrevivir entre tanto cierre y tanta crisis.
A esa burocracia contra la que tanto se batalla desde Bruselas, a la vez que es ella misma la que lo alimenta, se le ha sumado el stop general que ha congelado al mundo: el Covid.
Pero contra el coronavirus hay no una sino varias vacunas, algo que no ocurre contra la burocracia, capaz de aburrir al más pintado, por muchos que en casos como el de este hotel de Puerto América, cuente no sólo con la unanimidad de todas las administraciones y grupos políticos sino con un grupo empresario que parece que sigue ilusionado y que mantiene vivo su proyecto a pesar de todo.
Para entender todo este galimatías habría que devolver a Teófila Martínez a la Alcaldía de Cádiz y a Rafael Barra a la Presidencia de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC).
Se bautizó como edificio Ciudad del Mar pero nunca se llegó a terminar de construir. De hecho se utilizó dinero de la Expo de Sevilla de 1992 como colchón y con el objetivo de ser un edificio en el que se gestaría Mundo Vela 92. Pero el edificio quedó a medias y en manos del Ayuntamiento de Cádiz, para quien ya se convirtió en pocos años en un inmueble con el que realmente no sabía qué hacer. Lo que sí sabía es que no se lo iba a devolver así como el que no quiere la cosa a la APBC, propietaria del edificio, ya que fue una concesión que se le hizo a Teófila Martínez durante 25 años.
En aquel entonces, allá por el año 2000, Teófila Martínez empezó a tirarle los tejos a Barra con la idea de levantar allí un hotel, pero el histórico socialista miraba a otro lado cada vez que la alcaldesa le hablaba de ese tema.
Rafael Barra mantenía que ese cambio no era un huevo que se echaba a freír y que requería una autorización por parte del Consejo de Ministros.
Volvemos a 2021. Rafael Barra, jubilado y retirado de la vida pública; Teófila Martínez, tras ser expulsada del edificio de San Juan de Dios por un carnavalero: José María González Santos 'Kichi', se sienta ahora detrás de la reja que ella llevaba años intentando derribar y es ahora la presidenta de la APBC.
Y la idea del hotel le seguía rondando la cabeza. Ese proyecto formaría parte de un megaplan de expansión de la ciudad sobre el suelo portuario que quedaría "ocioso" (un término que, en absoluto, le gustaba usar a Rafael Barra, basándose en la idea de que no se podía ceder ni un metro de suelo a la ciudad porque significaría hipotecar el futuro del puerto).
Pero Rafael Barra no se lo inventó y Teófila lo sabía. Para levantar sobre ese abandonado y más de una vez okupado edificio junto a los pantalanes de Puerto América, hacía falta que el Gobierno central, Fomento para ser más concreto, ahora en manos de los socialistas, levantara la prohibición que no permite instalaciones hoteleras en dominio público portuario.
Y ahí ha quedado empantanado el proyecto. La ciudad, el puerto y, por supuesto, la sociedad denominada Hotel Puerto América S.L. que se encargará de gestionar este proyecto miran y remiran los extractos de los asuntos aprobados, martes tras martes, en los consejos de ministros. Y nunca aparece nada del cinco estrellas de Cádiz.
Pero es que aún queda otro sustancial fleco. Otro trámite burocrático que se creía por todos superado: la descatalogación o la desafección del edificio, incluido en el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico con la figura de protección de catalogación general colectiva, con un grado de protección 3. O sea que sigue siendo un edificio que no se puede ni derribar ni someterlo a sustanciales variaciones arquitectónicas por mucho que esté abandonado y a medio hacer.
El 27 de septiembre de 2019 se celebró un importante Pleno municipal en el que todos los grupos políticos aparecen en una foto publicada en Diario de Cádiz con su mano alzada dando el sí tanto a la descatalogación como al posterior derribo del edificio de Puerto América, de manera que parecía que ya sólo quedaba pendiente del Consejo de Ministros.
Pero el gozo en un pozo. En ese pleno se dio la aprobación inicial, pero para el Gobierno central eso no era suficiente. La Ley obliga a que para autorizar allí la construcción del hotel, antes, hace falta la descatalogación con una aprobación definitiva y no tan sólo inicial... o sea burocracia.
¿Y eso a qué lleva? Pues a que a Fomento ni se le pasara por la cabeza incluir en el orden del día de ninguno de sus consejos de ministros el relativo al cinco estrellas de Cádiz.
Es Puertos del Estado el que, tras mucho insistirle la APBC tanto desde su Dirección, en manos de Agustín Romero, como desde su Presidencia, le deja caer a Teófila que a ver si el problema está en que no se lleva a Consejo de Ministros hasta que no haya una descatalogación definitiva...
Para ello hacen falta más papeles, que el Ayuntamiento, más diligente de lo habitual, dado que se muestra convencido de lo crucial que es este proyecto para Cádiz, para su imagen y para la generación de empleo, pone a sus mejores hombres a buscar la documentación necesaria para intentar salir de este farragoso empantanamiento burocrático.
Una vez reunida toda la documentación, el Ayuntamiento se lo remite a la Secretaría de Estado de Medio Ambiente para que ésta lo hojeara y emitiera un informe positivo que le hiciera posible a José María González 'Kichi' y a su concejal de Urbanismo, Martín Vila (plenamente involucrado en esta misión), convocar un pleno para la aprobación ya definitiva de la descatalogación del marinero inmueble.
Pero ojo, sigue el culebrón. A la Secretaria de Estado de Medio Ambiente le llega la carpeta con el sello de Kichi y ni la abre. La manda de vuelta para San Juan de Dios porque no era a ellos a quien había que remitir esa documentación sino al Servicio Periférico de Costas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Y no bastaba con tirar el sobre y coger otro para ponerle el nuevo destinatario sino que al Ayuntamiento le toca revisar toda la documentación. El propio Martín Vila lo cuenta así a este Diario: «El 26 de febrero (2021) tuvo entrada escrito de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente (Ministerio de Transición Ecológica), requiriendo que respecto a la Modificación del PGOU relativa a la descatalogación del edificio, se envíase de nuevo toda la documentación diligenciada, para ello le hemos pedido a la Autoridad Portuaria una documentación (planimetría) que nos tiene que enviar como promotora de la actuación. Tanto al director de la APBC como a su técnico se le ha solicitado dicha documentación para que la podamos remitir de inmediato, tal y como lo hagan, se envía al Ministerio».
Y en ello se está ahora. Tal y como Martín Vila le pide al director del puerto, Agustín Romero, esa nueva planimetría, éste pone a sus técnicos a elaborarla de la manera más detallada y actualizada posible para que no haya más posibles trabas y, por fin, se pueda dar un paso importante hacia la puesta de la primera piedra del hotel de Puerto América.
¿Y qué queda después de esto?
¿Y qué queda después de esto? Pues más burocracia. Cuando la APBC le remita a Vila la planimetría y el Ayuntamiento tenga ya la carpeta de la documentación para la descatalogación nuevamente completa, se la remitirá al destinatario correcto que tendrá que elaborar un informe que deberá remitir de nuevo a Kichi para que el alcalde y su equipo de Gobierno pueda convocar un pleno como el de septiembre de 2019, pero esta vez, dos años después, y ya con la aprobación definitiva.
Del pleno saldría un escrito con la decisión, que se espera unánime, que el Ayuntamiento tendrá que enviarle a la APBC, y ésta a Puertos del Estado para que le insista a Fomento de lo fundamental que resulta este hotel para el desarrollo del proyecto de integración puerto y ciudad y para la infraestructura turística de una ciudad que aspira a convertirse algún día en puerto base.
Y ya será cuestión de esperar que algún martes, el equipo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias le den el sí definitivo a este hotel que pasará a la historia como el hotel de los líos.
Medalla del Santo Job para los promotores del hotel
El día que se inaugure el nuevo hotel de cinco estrellas de Puerto América habría que entregarle a la empresa que lo gestionará, integrado dentro del grupo inmobiliario AyC Homes, una medalla a la paciencia con la imagen del Santo Job. Desde la APBC constatan que la empresa, no sólo sigue muy interesada en el proyecto, sino que presiona períódicamente a la Dirección del puerto para que se aclaren las cuestiones burocráticas. De todas maneras, la propia empresa, al poco de empezar la crisis del Covid ya tenía claro que no tendría el hotel hasta al menos 2023. Este centro hotelero de cinco estrellas, que tendrá en su estilo y diseño el mar y la navegación como leitmotiv, será el que cuente con la mayor capacidad de la ciudad, con etre 200 y 250 habitaciones,con unos 20.000 metros cuadrados construidos, varias piscinas, spa y zona de ocio, y, fundamental, se espera que cree más de 130 empleos directos en la ciudad.
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