La dura realidad de la crisis industrial en Cádiz

El futuro del polígono exterior de la Zona Franca

Cádiz/Si buscamos un ejemplo del esplendor, la decadencia y el futuro incierto del polígono exterior de la Zona Franca ahí está Talleres Faro.

Fue un emblema de la industria auxiliar de los astilleros gaditanos, cuya demanda de trabajo casi cubrió todas las naves que se fueron instalando más allá de la zona fiscal del Consorcio, hasta ocupar medio millón de metros cuadrados de suelo. Eran los buenos tiempos de la ciudad, con empleo, con una relativa riqueza, casi sin preocupación por el espacio por dónde crecer.

Talleres Faro entró en quiebra a la par que llegaron las reconversiones laborales. Se intentó reflotar con inversiones públicas cargadas de polémica. La historia terminó con la nave abandonada, decrépita y finalmente adquirida por el Consorcio de la Zona Franca en diciembre de 2014.

La nave, junto a otros espacios vecinos, iba a reconvertirse en una gran parcela donde, decían los papeles, se levantarían nuevas industrias, ya ajenas a lo naval, para recuperar el esplendor de los viejos tiempos.

Cinco años más tarde, el solar vacío de Talleres Faro sigue vacío. Pero no desluce. Y no desluce porque a pocos metros hay otra nave medio en ruina. Y después más terreno abandonado o infrautilizado.

Retrocedamos hasta 2006. El Ayuntamiento, presidido por Teófila Martínez, ya ha ejecutado el soterramiento de la vía férrea, ha construido la avenida de Juan Carlos I, la urbanización del nuevo barrio de Astilleros y ha puesto en marcha, unido a la Junta, la rehabilitación del parque de viviendas del casco antiguo.

Toca ahora actuar sobre el polígono exterior de la Zona Franca. En buena sintonía con el delegado del Gobierno en el Consorcio, José de Mier, se ponen las bases para una actuación conjunta tras la que nace una oficina para el desarrollo del polígono. A la vez se hace el primer estudio pormenorizado de este medio millón de metros cuadrados de terrenos, se pone sobre papel un diseño novedoso donde se compatibilizan las industrias limpias y sostenibles, con viviendas, comercios y zonas verdes. Todo quedará reflejado en el PGOU de 2012.

Hasta que la crisis dejó en papel mojado todo lo previsto.

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