El nuevo camino de Juancho Ortiz

Crónica de San Juan de Dios

En el acto de presentación de su campaña se trató de escenificar el cambio de proyecto

José Manuel Cossi y Juancho Ortiz se abrazan en el acto del pasado miércoles
José Manuel Cossi y Juancho Ortiz se abrazan en el acto del pasado miércoles / Jesús Marín
Melchor Mateo

05 de noviembre 2018 - 14:00

El caramelo envenenado

Lo fácil es seguir con la rutina y no crear tu propia ruta, aunque la primera pueda acabar en el precipicio. La elección de tu propio camino puede acabar también mal, pero al menos el que conduce el coche eres tú mismo. Juancho Ortiz, el candidato a la Alcaldía por el Partido Popular escenificó el otro día que quiere ser el dueño de su propio destino, por lo menos hasta que se abran las urnas en el mes de mayo del año que viene.

Ortiz ha recibido un caramelo envenenado. Primero porque tras dos décadas prodigiosas en lo que se refiere a las victorias electorales amplias, de pronto se apagó la luz que lo iluminaba todo, la de Teófila Martínez. Durante todas esas mayorías absolutas se decía que Cádiz no era de derechas sino teofilista, hasta que dejó de serlo. Ni siquiera el tótem fue capaz de permanecer en la Alcaldía. Y cuando vienen las cosas mal, ese teofilismo por encima del peperismo ahora se convierte en un problema.

Para colmo, la marca que lo respalda, la del Partido Popular, vive sus horas más bajas desde que Rajoy perdió la Presidencia del Gobierno a mediados de año. Esta formación ha estado sometida a una fuerte tensión interna que todavía no se ha acabado del todo.

A ello se le une que ahora tiene una fuerte competencia en su espectro con Ciudadanos, por más que desde el PP se diga ahora que es de centro izquierda, y a la derecha de la derecha ha surgido Vox, que va creciendo a su manera.

A la sombra

En este escenario, Juancho Ortiz tomó la alternativa en el mes de abril de la mano de la propia Teófila Martínez. En estos meses ha estado aplicando la receta que conocía, la de la línea dura, la de la oposición agresiva y la de que cualquier tiempo pasado fue mejor que lo que vive actualmente la capital gaditana. Seguía el camino trazado, el de la rutina implantada durante años.

Encima, en cada paseíllo Ortiz seguía saliendo al lado de que había sido su maestra, dando una imagen más parecida a la de un subalterno, por seguir el símil taurino.

Sin embargo, hasta ahora estaba habiendo más pinchazos que orejas y las pocas encuestas que se han dado a conocer en los últimos tiempos no lo dejan en muy buen lugar.

Los cambios

Ante este escenario Juancho Ortiz ha hecho pública su campaña de cara las municipales, el logo y su lema “Recuperemos la ilusión”.

Más allá de que a a cada cual le guste más o menos la imagen, el mensaje y lo que se quiere decir, en el acto que se celebró el pasado miércoles en el Parador Hotel Atlántico dejó algunas claves interesantes y que pueden vislumbrar que algo ha cambiado.

Por un lado, el público. Este cronista, que ha cubierto multitud de actos de todos los partidos desde hace años, sí pudo constatar que se ha producido un cambio en el perfil de los militantes y los asistentes al acto. La principal diferencia estribaba en la edad media, mucho más baja que la que había años atrás.

Otra, que José Manuel Cossi aparece como su lugarteniente. Amigos mucho antes de llegar a la política y de la misma generación del año 1972, los dos han tomado el mando del liderazgo en esta travesía que pretenden que no sea por el desierto. Cossi, que es un tipo bastante preparado profesionalmente, no se presenta sólo en lo político sino que también ha sido uno de los principales responsables de la nueva imagen que trata de proyectarse. El abrazo que se dieron los dos al final del acto, decía mucho de la complicidad que ambos han alcanzado.

También fue importante el mensaje. Evidentemente trata de proyectar lo bueno que hizo el PP en la ciudad, pero Ortiz se encargó de repetir en varias ocasiones que era un proyecto nuevo y que había que resetear. Y, por último, habló de unidad, la que debe haber hacia dentro, pero también para fuera. Y aunque por allí siguen los Sanz, Teófila y compañía, el torero hizo esta vez el paseíllo solo.

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