Visto y Oído
Broncano
Regata de Grandes Veleros Magallanes-Elcano
Cádiz/No es la Gran Regata deseada -el 92 queda lejos, muy lejos, cada edición lo convierte más y más en una quimera que Cádiz soñó- y, sin embargo, la ciudad siempre responde, siempre se vuelca, la ciudad por encima de sus gobernantes, sean unos u otros, y vuelve a mirarse en la mar. Cádiz, la misma que la noche del miércoles ya se dio su vueltecita por la noria, hace cola el jueves antes de las once en la verja del Muelle para curiosear entre los grandes veleros. Qué más da si sólo hay anunciados 15, qué más da si los visitantes más tempraneros, apenas se puede subir en uno o dos. El Cuauhtémoc está ahí, imponente, generoso, abierto, y la tripulación lleva una sonrisa pintada en los labios. Han pasado dos minutos de la inauguración oficial a cargo de las autoridades, y en el buque escuela velero mexicano ya se forma tremenda fila.
La cadete Irais Colorado -uniforme impecable, moño estirado y tocado con los colores de la bandera de su país y maneras exquisitas- lo tiene claro. La bienvenida "más calurosa" de todos los puertos en los que ha recalado la Tall Ships Races, que partió de Falmouth (Reino Unido) el pasado 15 de agosto, la ha dado Cádiz. "Y a nosotros nos encanta recibirlos en nuestro buque, nos encantan las colas gigantes y el poder hablar con los visitantes porque uno los grandes atractivos de participar en este evento es poder empaparnos de la cultura de los países donde vamos", reconoce la joven "feliz" de vivir esta experiencia y de llevar "el mensaje de paz y buena voluntad" a todos los puertos donde recala el Cuauhtémoc, pues esa es una de sus "principales misiones".
Mientras, los gaditanos y turistas que pasan sus vacaciones estos días en la ciudad -los hay, bastantes- deambulan por el bello navío situado frente a la entrada de la Puerta del Mar. A su lado, el Sagres portugués compite en porte y elegancia y también, pronto, retirará el cordón que impide el paso para embarcar a los visitantes en su cubierta. Los ancianos de la Residencia Dulce Nombre de María, muchos en sillas de ruedas, son de los primeros en contemplar el espectáculo de los barcos reposando en las aguas del puerto de Cádiz. "Aquí, dando una vueltecita, desde la plaza Candelaria..."
Pero también, en la ciudad de la pirámide invertida de la natalidad, las familias con niños acuden a la llamada de las sirenas. No tanto la de los navíos, que también, sino a la de la oferta de la programación infantil que se desarrolla en esta Gran Regata 2023, el sexto evento de este tipo que ve la ciudad. En la denominada Isla de las Letras, Miriam Reyes atiende a otra nutrida fila, la de los pequeños que quieren participar en el taller de cuentos o de manualidades. "Aquí estamos para mostrarles a los niños el mar desde otra perspectiva, una más acorde a ellos y que se puedan divertir. Estaremos las mañanas y las tardes, haciendo marcapáginas, como ves, coloreando, o contando cuentos, pero todo, siempre relacionado con la mar, sus animales, sus actividades, hablándoles de piratas y con mucha relación con la literatura, no puede faltar La canción del pirata (del gaditano Fernando Quiñones)... Para que se lo pasen bien ellos, y también para que los padres puedan descansar un ratito", ríe la joven junto a los miembros de su equipo que ya andan bien ocupados en este área techada y bien dispuesta donde además se sitúan las librerías y un espacio para presentaciones y charlas como la que este jueves tendrán los escritores Óscar Lobato y Javi Fornell junto al carnavalero y compositor Antonio Martínez Ares.
Los niños de Cádiz... No tantos como quisiéramos pero alegres y participativos. Los niños de Cádiz sentados en el césped artificial de la zona donde se desarrolla el espectáculo de títeres. Contestando a las preguntas, interactuando con muñecos y manipuladores. Los niños de Cádiz, que pasan por alto que los actores de alguna dramatización lean su texto papel en mano. Los niños de Cádiz, que adoran las pompas y los desfiles, aunque el calor apriete impío al mediodía.
Los niños de Cádiz que abren mucho los ojos cuando consiguen acceder a la escalera que le llevan a los barcos grandes. También sus padres, claro, aunque abren más los ojos con algunos de los precios de las diferentes barras que hay repartidas por el recinto donde también tienen a su disposición dos foodtrucks para almuerzos y cenas. Eran cuatro anunciadas, sí, pero, al menos, durante la mañana de la primera jornada sólo se atisbaron dos.
El agua es gratis. También hay cola. La provee Aguas de Cádiz en uno de los stand de los patrocinadores que salpican las instalaciones: Eléctrica de Cádiz, Universidad de Cádiz, Autoridad Portuaria... Uno de los triunfadores de la primera jornada es el situado junto al espacio reservado para la Armada. Una pequeña tienda portátil que vende merchandising del Buque Escuela Elcano y de la propia Armada, de hecho. El público curiosea, y compra. Que hacen el agosto en septiembre, vamos.
"Oiga, ¿cuándo abre la noria?"... No, esta vez no son niños, son adultos los que insisten al feriante en la puesta en funcionamiento de la atracción de 32 metros de altura que arroja una imagen hermosa e inolvidable de la Gran Regata y, también, de parte del casco histórico gaditano. "En diez minutos...", va contestando paciente. Y antes de las doce que lleva a lo más alto al astro de los justos e injustos, la noria abre y todos contentos.
Se agitan los abanicos, lucimiento de piernas (de caballeros y señoras) en pantalón corto (parece que hay que vestirse para la ocasión), y más gafas de sol que un Domingo de Coros. La bienvenida es calurosa, sí, pero el calor puede con la bienvenida durante el transcurso de las horas. El Muelle se va vaciando.
La Señorita del Mar se cuece al sol y se va retirando a la espera que las agujas del reloj avancen dándoles la pista de otra temperatura más amable. A la espera de la tarde, a la espera de la noche, donde No Me Pises Que Llevo Chanclas cantará tiempos mejores... Pero Cádiz se mueve, se mece, imperceptible, como estos navíos reposando en nuestras aguas, aunque no lo veamos... La ciudad de Cádiz, la gente de Cádiz, siempre responde, siempre camina. No se equivoquen.
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