Dando vueltas a la rotonda
equipamientos | el segundo puente y su conexión con la ciudad
El Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento llevan desde el año 2005, antes incluso de empezar la construcción del puente, enfrascados en la solución de su conexión con la ciudad
La semana pasada, el Ayuntamiento presentaba el diseño de la rotonda que unirá el segundo puente sobre la Bahía con la ciudad. Un diseño que aunque pueda parecer una novedad o un trámite más dentro de la faraónica obra de construcción de este puente, lleva años dando vueltas en las oficinas de los técnicos tanto del Ministerio de Fomento como del propio Ayuntamiento.
Curiosamente, antes incluso de que comenzara la obra del segundo puente, ya empezó a debatirse sobre la rotonda que lo conectaría con Astilleros, en ese entronque entre el barrio más joven de la ciudad con la Barriada de La Paz y el centro comercial Bahía de Cádiz. Al año 2005 se remontan los primeros diseños y las primeras discusiones, debates, dudas y diferencias en relación a un proyecto que ha experimentado una notable y curiosa evolución en estos casi diez años ya que han transcurrido.
Tanta es la diferencia, que Fomento partió en 2005 con una rotonda elevada bajo la cual se habilitaría un túnel para aliviar el tráfico; y finalmente se ha presentado una rotonda que en uno de sus extremos queda unida a otra rotonda de menores dimensiones, todo ello sin diferencia de altura en las vías de circulación. Una sustancial variación que ha necesitado de casi una década de proyectos en la que han pasado varios titulares por el Ministerio encargado de la obra.
En líneas generales, se expone a continuación la evolución que ha tenido el diseño de la rotonda hasta llegar al que la pasada semana se dio a conocer el definitivo (al menos de momento).
El primer anuncio sobre los planes de Fomento para la conexión del puente con la ciudad llegan en el mes de septiembre. "Un túnel aliviará el tráfico que provoque el segundo puente", titulaba el 16 de septiembre este periódico. La actuación contemplaba un paso inferior para unir la Avenida de la Bahía con la Avenida de Las Cortes, evitando así la condensación de tráfico en esa rotonda.
El túnel que se planteaba entonces sería de dos carriles, uno para cada sentido. Su inicio estaría a la altura de la calle Emilio Castelar y su final, ya en la Avenida de la Bahía, en la confluencia con la calle Rafael Picardo Oleary.
Meses después de anunciar sus planes Fomento, inició el Ayuntamiento su guerra contra el túnel que conectaría la Avenida de Las Cortes y la de la Bahía. El Consistorio ya pedía entonces la eliminación de ese paso inferior, hablando ya de una alternativa básica: ampliar la rotonda, llegando a los tres carriles de circulación en su interior en lugar de los dos proyectados desde un principio.
Ya en 2006 se consideraba por parte del Ayuntamiento que ese túnel, unido a la elevación de la rotonda, ocasionaría una trinchera en edificios y calles colindantes al acceso del puente.
Estos doce meses transcurrieron sin novedades ni avances en cuanto al proyecto de rotonda, pero fueron intensos por la oposición municipal al túnel y la defensa de Fomento acerca del mismo. En cualquier caso, el Ministerio indicaba entonces que no era "urgente" negociar este asunto, puesto que por aquel entonces la obra del puente ni siquiera había sido adjudicada.
"Fomento se equivoca si sigue con el proyecto de su rotonda", decían desde San Juan de Dios aquel año, mientras que desde Madrid llegaban a esgrimir hasta estudios de tráfico para avalar su opción y el ingeniero Javier Manterola, redactor del proyecto, afirmaba que "si el Ayuntamiento quiere cambiar el diseño de la rotonda debe hacerlo rápido". Hace ya más de seis años y medio de aquel titular.
Llegaba entonces -José Blanco acababa de recalar como ministro- una nueva propuesta de Fomento para el acceso del segundo puente. Una rotonda situada a tres metros y medio de altura bajo la que seguía cruzando ese túnel proyectado desde el principio, incorporándose entre otros detalles un pozo de luz en esa rotonda elevada y estableciendo un muro perimetral alrededor de todo este espacio elevado.
Entonces, el Ayuntamiento no solo insistió en no construir el túnel, sino que pidió a Fomento que rebajara la altura de la llegada del puente. "Que dejen el puente en la cota más baja del término municipal de la ciudad, a cota cero, y el resto lo arreglará el Ayuntamiento", afirmaba entonces la alcaldesa.
El mes de abril de ese año prácticamente concentró toda la polémica suscitada, que incluyó alarma vecinal. Tanto es así, que apenas unos días después de dar a conocer la nueva propuesta, se publicaba una tercera, en este caso sustituyendo los muros por taludes ajardinados para rebajar el impacto sobre la ciudad de esta rotonda elevada.
Y en el mes de julio, el Ayuntamiento sentenciaba que "no permitirá una rotonda con túneles para el puente", según reseñaba este periódico. Y esta contundente afirmación se acompañaba del primer diseño que daba a conocer el Consistorio y que repetía el modelo siempre defendido de una gran rotonda con tres carriles de circulación sin túneles y sin la altura que planteaba Fomento.
Al fin, en octubre de ese año 2009 se daba a conocer que Fomento renunciaba finalmente a los túneles en la rotonda -después de que el ministro Blanco visitara el puente y la alcaldesa le pidiera que se escuchara al Ayuntamiento, lo que provocó una serie de reuniones técnicas-.
Se abre un paréntesis importante desde ese momento, en parte provocado por el retraso de la obra y la crisis económica, hasta el pasado año. Entonces se anuncia el diseño que el Ayuntamiento remite al Ministerio de Fomento (ahora del mismo color político que en San Juan de Dios). 400 metros de paseo marítimo que conecta el de Astilleros con el de la Avenida de la Bahía y 3.000 metros cuadrados de jardines y zonas verdes que incluirán juegos infantiles alrededor de una gran rotonda.
Pendientes de las noticias finales de Fomento, se anuncia precisamente para estos días (principios de julio) el inicio de las obras de la rotonda, que incluirá un carril para el futuro tranvía. Y es precisamente este último detalle el que ha provocado la última vuelta (por ahora) a la rotonda del puente. ¿Cómo? Pues diseñando otra rotonda más, de dimensiones mucho más pequeñas, que hasta la llegada del Tranvía (operación que corresponde a la Junta) se destinará al uso de los autobuses interurbanos.
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