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"Quiero que la gente de Cádiz sepa el peso de Estado que tiene el Instituto Hidrográfico"

Daniel González-Aller. Comandante director del Instituto Hidrográfico de la Marina

El director más hidrógrafo. Nacido en Madrid y casado con una gaditana, la mayor parte de su carrera ha estado vinculada a la hidrografía y al centro gaditano de la Armada

El director del Instituto Hidrográfico, en su despacho en la sede gaditana del organismo. / Joaquín Hernández Kiki
Manuel M. Fossati

15 de julio 2018 - 06:58

Si te paras a pensar sólo un poquito, entrevistar a este militar de larga tradición familiar debería impresionar. No sólo por eso, sino porque está al frente del Instituto Hidrográfico de la Marina, el organismo con sede en Cádiz que hace las cartas náuticas por las que se guían todos los marineros de España y los que quieran surcar sus aguas con seguridad. Daniel González-Aller tiene esta responsabilidad desde hace menos de un mes, pero en realidad su nombramiento es una vuelta a lo que ha sido su destino y su pasión durante la mayor parte de su carrera: la hidrografía. Un "encandilamiento" con la especialidad que se produjo con la experiencia, ya que su elección fue un poco "por avatares", como él mismo los llama.

-¿Podríamos decir que su amor por la hidrografía no fue a primera vista, sino que el roce hizo el cariño?

-Sí, sí. No sabía muy bien donde me metía, pero luego me enamoró. Seguro que tuvo que ver con mi elección de especialidad el estar casado con una gaditana y que la formación fuera en el Instituto, aquí. Y ahora podría decir que he sido de los directores del Hidrográfico con más experiencia en ese mundo. Desde el año 90 hasta 2014 en el mundo de la hidrografía. Más de 23 años donde no sólo me enamoré de este mundo, sino que seguí aquí, como pocos lo han hecho.

-Viene usted además de una larga tradición familiar vinculada con la Armada.

-Así es. Hay muchos González-Aller que han formado parte de la Armada, que en realidad es como una gran familia, en la que todos nos conocemos.Y dentro de eso, los González-Aller formamos una buena parte. También es que somos muchos, y eso nos da ventaja, je. Somos 65 primos hermanos González-Aller, no todos marinos, claro, pero así es más fácil que haya muchos en Marina. Puede haber doce, que es una buena proporción. Ya somos cinco generaciones, y continúa la saga, porque dos de mis hijos siguen la senda: uno en la carrera y otro que ya está destinado en Cartagena.

-Mucha presión para elegir carrera...

-No, presión no. No cabe duda de que el entorno de tu infancia te marca la línea a seguir. En estas profesiones vocacionales es normal que a que si un hijo ve a su padre lo toma como un modelo. Mi padre era marino, y mis dos abuelos también, así que... pero además me ayudó el hecho de que mis dos hermanos mayores con 18 años entraron en la Armada y empezaron a volar solos. Y eso, por lo menos en esa época, lo veías como una manera de salir del nido, de 'escapar del control' de tu padre y tu madre.

-La vertiente científica de la Marina no es precisamente la más conocida.

-Evidentemente no es el ámbito de la Armada con más visibilidad. Lo son mucho más el cumplimiento de misiones internacionales, en Somalia, Irán, o en rescates y la lucha contra el tráfico de seres humanos en el Mediterráneo, como tiene que ser por otra parte. Sin embargo, en el ámbito del conocimiento del medio marino, recursos pesqueros... no cabe duda de que ahí somos más conocidos. Y en el campo internacional, donde lo que se busca es que todas las cartas tengan unos estándares independientemente de donde navegas, el Instituto Hidrográfico es conocido y tiene mucho prestigio. Podemos decir que estamos en Europa en el top 5 en capacidad de producir cartografía, en el rigor, en la formación que damos a los oficiales... En el ámbito más cercano, el de la sociedad, todavía tenemos pasos que dar.

-¿Qué van a hacer para remediar ese desconocimiento?

-Hay cosas que se pueden hacer aquí mismo, en Cádiz. Tenemos que aprovechar la celebración del Día Mundial de la Hidrografía, anualmente el 21 de junio con apertura de puertas a la ciudad, enseñarles el Instituto... Tendremos una gran oportunidad con la celebración este año del 75 aniversario del IHM en Cádiz, a donde llegó en 1943; queremos abrirlo a Cádiz y a su entorno, y darlo a conocer con muchas actividades, queremos traer los barcos al puerto de Cádiz, que se puedan visitar, jornadas de puertas abiertas...

-¿Cree que la gente pasa al lado y no sabe el peso de lo que hay aquí dentro?

-No lo sabe ¡Y es un peso de Estado! Y está aquí, en Cádiz. Y casi todos los que trabajan aquí son gaditanos. Hay un archivo histórico de cartas náuticas importantísimo. Somos el organismo que produce toda la cartografía oficial de España, porque no trabajamos sólo para la Armada sino para todas las marinas, la de Pesca, la Mercante, la de recreo. Todos navegan con nuestras cartas, que evidentemente están producidas y editadas con la calidad y requisitos que marca la Organización Hidrográfica Internacional, a la cual España pertenece a través de este Instituto. Con lo cual, el cometido del Instituto es de primera división a nivel estatal.

-¿Para usted personalmente, qué significa dirigir el Instituto?

-Lo primero, y aunque pueda parecer tópico, es un honor. Entendiendo honor como ese valor que hace que tengas que estar a la altura de la misión y de las personas a las que vas a mandar, tanto personal militar como civil. Aquí hay personas que llevan muchos años trabajando y es un honor poder dirigirles. El honor te lleva directamente a la responsabilidad del trabajo real, y la responsabilidad te lleva al compromiso, y a tomar las decisiones y tener el empuje que debe tener el Insituto. Honor, responsabilidad y compromiso es lo que siento. Y a nivel ya muy personal, una satisfacción, por mi trayectoria en el Instituto, llegar a director es la culminación de una carrera, claro.

-Ahora que ya es director ¿qué áreas piensa potenciar?

-En este entorno tan global de acceso a la información, yo hablaría de lo que debemos mantener es la calidad del servicio al usuario. Servimos a la seguridad en la navegación, con lo cual no podemos bajar la guardia en ningún caso. Debemos mantener el nivel y la evolución tecnológica, con la formación adecuada. Por otro lado, una de las primeras decisiones que he tomado es poner encima de la mesa de los jefes de sección la necesidad de hacer una reflexión sobre si los procesos de trabajo que seguimos, que evidentemente dan como resultado esa calidad, podemos hacerlos más eficientes, con los recursos que tenemos. Y si podemos, consecuentemente, organizarnos mejor. No quiero que sea precipitado, sino dentro de los tres años de mi mando decidir cuáles son las iniciativas por las que hay que pelear. Y otro factor que está por encima de todo, es el del personal, que los civiles y militares que trabajamos aquí, cada uno encuentre su motivación en su puesto de trabajo. Que sientas que tu trabajo vale, y luego si puedo pelear por que sus condiciones laborales mejoren, pues más motivados van a estar.

-Ha participado en numerosas expediciones científicas ¿Qué tienen de especiales?

-Cada una de ella la ves como un reto. Como la de ampliación de la plataforma continental española, es decir ir más allá de las 200 millas de nuestra Zona Económica Exclusiva, y que Naciones Unidas, en base a estudios científico-técnicos, pueda reconocer que esa plataforma es mayor, y la explotación de los recursos de suelo y subsuelo marino pasaría a España. Y su éxito supondría crecer en unas 150 millas más de posibles recursos como petróleo.

-En la zona de Cádiz también habrá disfrutado buscando pecios.

-Sí. La campaña de exploración y búsqueda de posibles pecios de interés arqueológico es otra de esas bonitas por todo lo que implica: la colaboración entre diferentes organismos, y el entusiasmo de encontrar. La ilusión que puede hacerte encontrar un pecio histórico de la Armada de la batalla de Trafalgar o bien de los galeones que venían de Indias... Y el litoral gaditano es el que mayor número de posibles pecios tiene bajo sus aguas. Esperemos que se puedan retomar ese tipo de campañas entre el Ministerio de Cultura y el de Defensa.

-¿Ahora mismo están paradas?

-Ahora mismo se hacen acciones puntuales, pero no de esta magnitud de dedicarnos solamente un mes barcos y personas a buscar.

-¿Es suficiente eso para proteger nuestro patrimonio?

-Protegido sí está, desde el expolio del Odissey, tanto el Estado como las comunidades autónomas que tienen delegadas las competencias en su zona, se ha hecho un plan de protección junto con la Armada, Guardia Civil, Interior... con una carta de posibles pecios. Hay un seguimiento de las costas españolas y la presencia de cualquier barco extraño hace saltar la alarma. Hay una vigilancia muy exhaustiva. Ahora mismo no podría pasar... aunque los piratas son muy listos. Pero en el aspecto de seguir buscando, mi impresión es que podríamos hacer más esfuerzo.

-¿Cuál es ese pecio que le gustaría rescatar?

-Pueden ser muchos, pero siendo miembro de la Armada me haría mucha ilusión poder encontrar buques muy significativos como el navío Santísima Trinidad de la batalla de Trafalgar, o el Reina Regente, el crucero que venía de Tánger y se hundió con toda su dotación por culpa del temporal y que sitúan cerca de Barbate. Encontrar estos dos sería una satisfacción, y un homenaje a los marinos que perecieron allí.

-Hay un colectivo ciudadano que aspira a que en los terrenos del Instituto, donde ocurrió la gran explosión de 1947, se haga un museo conmemorativo.

-Sí, conocemos esa iniciativa ciudadana. De hecho todos los 18 de agosto, supervivientes vienen aquí a hacer un homenaje a las víctimas. Tenemos que considerar la parte histórica: el Instituto no fue donde explotó. Es decir, estaríamos también nosotros en la parte de los afectados, por lo cual seríamos de ese colectivo. Pero hoy en día esos terrenos sí son parte del Instituto, ahora están ahí. Por otro lado, es un recinto militar, con todos los inconvenientes que puede tener el funcionamiento de accesos a un Museo. Si fuera así, la Armada tendría la obligación de tener un horario, personal para poder enseñarlo... no es tan sencillo. Sería estudiable, pero no sería una acción fácil. Otra cosa es que si estuviera en otro sitio de la ciudad podríamos poner a su disposición los fondos que tenemos relacionados con la explosión. Lo que sí me parece una buena iniciativa, se me ocurre a bote pronto, es que en la zona puntual de la explosión, a lo mejor hacer un monumento que recuerde la memoria de la tragedia, al que los familiares pudieran acceder. Me parece más factible, y se podría abrir en determinadas fechas. Todo lo que sea el conocimiento de la historia me parece una gran iniciativa, pero el Museo...

Las mil vueltas al Instituto

A Daniel González-Aller le quedan por delante tres años de mandato en el Instituto Hidrográfico de la Marina, pero a este capitán de navío madrileño le avala una larga carrera desde su entrada en la Escuela Naval de Marín, y que incluye un primer destino en Ferrol en el destructor Lángara como alférez de navío y otro en Palma de Mallorca. En 1990 decide estudiar hidrografía y tiene su primer destino en el Instituto, a lo que siguen varios en buques hidrográficos. Volvió al Instituto en 2001 una vez completados sus estudios hidrográficos en el Observatorio de Marina y en la Facultad de Ciencias del Mar. Como jefe de hidrografía participa durante seis años en campañas en la Antártida, búsqueda de pecios y ampliación de la plataforma continental española. Vuelve a la mar en misiones contra la piratería en el Índico, en maniobras y tras un paso por Madrid, ha recalado en la que desde luego es su casa.

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