Diego Caro recorre hoy el camino de La Gloriosa por toda Andalucía
El historiador presenta en el Casino un libro coral sobre la revolución de 1868 en su 150 aniversario
Cádiz/Tal día como hoy empezaba en Cádiz el levantamiento que acabaría por hacer caer a Isabel II y a los borbones durante seis años, el sexenio revolucionario cuyo arranque se bautizó como La Gloriosa. Unionistas, progresistas y demócratas se unieron para acabar con el descrédito de una monarquía que gobernaba un país inmerso en su primera crisis financiera moderna. Las pérdidas de las compañías ferroviarias habían arrastrado con ellas a los bancos y sociedades de crédito. Sin embargo, un hecho de esta relevancia, que tuvo su primer epicentro en Cádiz y que hincaría la rodilla seis años después por el empuje de un delirio político que conocimos como cantonalismo, apenas está contando con una mirada retrospectiva que lo sitúe en lo que pudo significar contar con nuestra primera, y efímera, monarquía parlamentaria y posteriormente con nuestra primera, y efímera, república.
El historiador y catedrático de la Universidad de Cádiz, Diego Caro, con la ayuda de estudiosos de toda Andalucía, ha querido de alguna manera solventar esta laguna con la publicación de un libro, que ha tenido que autoeditarse y que hoy se presenta en el Casino a las 20 horas. El fin de las alegrías de las instituciones públicas, de lo que queda de las cajas de ahorros e incluso las universidad amenaza con dejar serias grietas en nuestra cultura. De momento, el libro editado por Caro, en el que colaboran doce historiadores de todas las provincias andaluzas, es la aportación del sur a un acontecimiento que parece haber dejado de interesar a los estudiosos.
Por eso, el libro se inicia con un repaso a la historiografía de los últimos años y a los nuevos hallazgos en torno al fenómeno, donde destaca, precisamente, la aportación femenina tanto por ser historiadoras las que se han preocupado por ello como por documentarse el papel de la mujer, a través e clubes, en que germinará ese sentimiento antiisabelino que estallaría con el pronunciamiento de Prim.
Caro ha querido destacar la diversidad con la que Andalucía afronta el sexenio, con dos provincias, Cádiz y Sevilla, abiertamente republicanas, y las demás mucho más moderadas. Para el historiador, ésta va a ser la pauta que va a hacer zozobrar el experimento democrático y su Constitución, la del 69, primero con la dimisión de Amadeo de Saboya como rey, algo insólito, y posteriormente con el fracaso de la República en el remolino de movimientos cantonalistas, donde Cádiz también tuvo un fugaz protagonismo. El cantonalismo, en su extremismo, no dejaba de ser el síntoma de la existencia de una inquietud que se ha extendido hasta nuestros días acerca de cómo debería ser la organización de un Estado tan complejo como el español.
Esto se abordó desde ópticas muy distintas, casi enfrentadas. "Estaban los republicanos conservadores, que soñaban con un estado al estilo de Suiza o Estados Unidos y que lo único que querían era librarse de los Borbones. Luego estaban los republicanos socialistas cercanos al internacionalismo. Y luego estaban los centralistas jacobinos y los federales, cuyas ideas serían el germen de las autonomías", ha explicado Caro.
Un territorio histórico muy poco transitado
En el prólogo del libro La revolución de 1868 en Andalucía
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