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División entre los gaditanos por la entrada de perros en espacios públicos

Ciudadanos de Cádiz opinan sobre la cada vez más próxima entrada en vigor de la Ley de Bienestar Animal a finales de septiembre

Los animales domésticos podrán entrar en el médico, transporte y edificios públicos de Cádiz

Claves: Así es la nueva Ley de Protección Animal

Imagen de un perro en una terraza / Jesús Marín
Rosa Alonso

23 de agosto 2023 - 09:41

Hace ya algún tiempo que ver a perros en lugares públicos interiores como centros comerciales no es inusual. Aunque actualmente esto se da en aquellos centros que se encuentran en una lista cerrada y que admiten la entrada de estos animales, con la llegada de la nueva y polémica Ley de Bienestar Animal, que se aprobó en febrero en el Congreso de los Diputados y que entrará en vigor este 29 de septiembre, esta situación no hará sino consolidarse y extenderse a más sitios públicos.

Sin lugar a dudas, el artículo 29 de la Ley de Bienestar Animal “Acceso con animales de compañía a medios de transporte, establecimientos y espacios públicos”, no es el más controvertido de la misma, pero suscita bastante debate y crea tensiones.

Estas tensiones se dan ya no sólo entre aquellas personas que adoran a los animales y aquellas que por ejemplo les puedan tener miedo, sino entre los mismos amantes de los animales, que aunque quieran lo mejor para estos, difieren con respecto a por ejemplo en qué sitios deberían poder entrar los perros por varias razones.

La mayoría de personas coinciden en que la mayor o menor “molestia” que les puedan causar en estos espacios estos animales va a depender del tipo de perro y de su tamaño, pero sobre todo de la educación que estos hayan recibido.

Blanca, habitante local y habitual usuaria del Corte Inglés, expone que “todo depende, porque hay perros muy dóciles, pequeñitos y buenos que si los ves por la playa, en una tienda o en el bus pues no te importa; ahora, hay unos perros enormes que pueden oler mal, ser un poco más salvajes y que te pueden morder, ponerse a ladrar o ser un poco más problemáticos... y a mí, por ejemplo, eso me molesta”.

Lo cierto es que aunque hay muchas personas que piensan como Blanca (que puedan preferir un tipo de perro u otro), hay personas que van más allá y que no pueden tolerar los perros para nada debido al miedo, llegando a tener incluso una fobia.

Es el caso de Isabel, que enuncia que “me parece fatal, están mirando mucho por los animales y no piensan en las personas. Hay personas a las que nos da verdadera fobia, que lo pasamos mal y que tenemos que soportar que si estamos en la cola de una tienda, que el perro te esté lamiendo o que se te suba encima”.

Si bien no se puede poner una condición o habilitación de entrada por razas o agresividad, de este perro sí o este perro no, puesto que sería demasiado el análisis de cada caso individual y no resolvería el problema, Isabel llama a un sentido común que deberían tener los dueños. “No todos los dueños son iguales. Hay personas que están pendientes del perro y quienes opinan que como no te va a hacer nada el perro, que tú pases miedo y que el corazón se te acelere. Es como con los niños pequeños, hay que estar pendientes y tenerlos bien educados”.

¿Es esta medida del acceso libre de perros en todos los espacios un paso atrás o un paso hacia adelante?

Las opiniones varían mucho también dependiendo de si una persona tiene perro o no, puesto que la comodidad que ofrece el poder movilizarse con libertad es primordial, al igual que aprovechar tus salidas a veces como paseo para el perro, en lugar que tener que sacarlo a una hora aparte.

Así lo vive Pedro, que cuenta que “a nosotros es que nos condiciona, nosotros vamos con la autocaravana y tenemos que buscar sitio, aparcar e ir andando con los perritos. Hay veces que andamos tres o cuatro kilómetros porque no podemos montarlos en el transporte público”.

Actualmente y hasta que entre la nueva ley en vigor, los sitios a los que pueden acceder los perros (como playas, transporte público, el interior de restaurantes o edificios públicos) son limitados, pero con la entrada de la misma, se facilitará la entrada de aquellos que no supongan “un riesgo (justificado) para las personas, otros animales y las cosas”; siempre siguiendo la normativa correspondiente, que para muchos todavía no está muy clara, y que podrá variar dependiendo de la comunidad autónoma o del municipio en numerosos casos.

Por lo tanto, establecimientos públicos o privados podrán dejar pasar a los perros siempre que el establecimiento así lo permita y, de no ser así, el recinto tendrá que "mostrar un distintivo que lo indique, visible desde el exterior del establecimiento".

Todo esto sin tener en cuenta a los perros guía o los perros para discapacitados, que sí están autorizados para entrar en cualquier sitio.

Lo cierto es que la ley deja muchas cosas a libre interpretación e incógnitas en el aire. Consultado por este medio, el Ayuntamiento de Cádiz no se ha manifestado de momento sobre las futuras medidas que se llevarán a cabo en la ciudad (concerniendo al artículo 29), por lo que no se tendrá nada más en claro hasta que llegue el 29 de Septiembre.

Todo este acercamiento a los animales y en especial a los perros puede proporcionar cambios positivos según asegura Belén: “Yo estoy a favor de que se les deje en general pasar a las tiendas por ejemplo. Al final, es algo que puede beneficiar a todo el mundo; porque quien tiene una mascota, si tiene que hacer cosas, es el quitar tiempo de poder atenderla y para el resto de personas que no tiene mascota, aunque no le gusten pues realmente si está todo tan normalizado, tan integrado y los animales están educados para que no molesten... no les va a afectar tanto”.

Ella piensa que al final es algo cultural, que si desde el principio se les educa a entrar en sitios públicos y a que puedan estar tranquilos es mejor, que los niños pequeños también pueden llegar a molestar a algunas personas y que así se promueve la “tolerancia y empatía de unos a otros”.

Imagen de un perro pequeño en una terraza / Jesús Marín

Lo cierto es que si bien se esté a favor o en contra de los perros en espacios públicos, una cosa queda en claro y es que hay que aumentar la consideración con respecto a las demás personas y asumir los posibles destrozos que estos puedan ocasionar.

Mariela cuenta, divertida, una anécdota sobre una de las problemáticas que pueden suscitar mayor debate. “En Alemania pueden entrar los perros en casi todo y la mujer de mi hijo entró en una tienda de ropa una vez y el perro pues levantó la pata e hizo sus necesidades en los vestidos. Tuvo que comprar 4 vestidos; pero vamos, que siempre asumiendo las consecuencias” concluye más seria.

El asunto de que los perros puedan acceder en tiendas donde la ropa pueda estar casi a ras de suelo es una de las grandes disputas, pero más allá de este problema un poco más superficial, Manuel introduce el tema de las alergias “aunque es más común con los gatos, hay muchas personas que también son alérgicas y que si van en un tren ahora a lo mejor y se les sienta un perro o un gato al lado pueden decir por qué tengo que aguantar yo esto”.

Recordemos que la alergia a algún animal siempre está causada por una reacción a las proteínas que se encuentran en las células de la piel, la saliva o la orina; pudiendo por ejemplo la caspa del animar desencadenar síntomas que van desde la rinitis alérgica hasta el asma.

Otras medidas que provocan tensión

La nueva ley presenta muchas medidas que provocan tensiones, como la necesidad de realizar un curso previo a la adquisición de cualquier perro, el no poder dejar a los animales solos más de 3 días como máximo (24 horas en el caso de los perros), el “listado positivo” de los animales que se podrán considerar como mascotas y cuales resultará ilegales tener, etc.

Además se verán endurecidas las penas por maltrato animal en el código penal, con multas que podrán alcanzar hasta los 200.000 euros y penas de cárcel de hasta unos 18 meses (o incluso más en el caso de que se presenten agravantes).

Pero una de las medidas, o mejor dicho no medida, que ha provocado mayor desacuerdo entre los socios del gobierno y la población en general, es la exclusión de los perros de caza, los perros de trabajo (como lo de pastoreo o los de los cuerpos de seguridad) y los perros de terapia o de acompañamiento de personas con discapacidad, que quedarán fuera de esta ley y su tan “aclamado” amparo.

Es irrebatible que la nueva Ley de Bienestar Animal, impulsada por la ministra Ione Belarra, no deja a nadie indiferente, que trae consigo innumerables medidas sobre las que hay una gran división y que presenta numerosas incógnitas que sólo podrán verse resueltas con el paso del tiempo. Por el momento, en cuanto a su artículo 29, lo único que queda en claro es que se facilitará la entrada de los perros a los espacios y transportes públicos, a la espera de más información.

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