El Don Carnal brasileiro libera la anarquía
Público de diversos rincones del mundo vibran con el concierto móvil del artista brasileño · El sambódromo gaditano estuvo repleto de personas de todas las edades durante todo el recorrido
Las nueve de la noche, la avenida aparece repleta, varias banderas brasileñas la coronan por sus aceras, algo distinto está a punto de ocurrir. Al fondo y a lo lejos se percibe un inmenso trailer estacionado con un perímetro de seguridad a su alrededor.
La extrañeza del desinformado es tal que acaba acercándose a ese punto de ebullición donde todo el gentío circunda a la 'mole' con ruedas. Un bullicio se desata cuando por Ingeniero la Cierva aparecen unas plumas de indio, algunas personas con cierta histeria gritan, "ahí está Carlinhos Brown". Un personaje pintoresco pero que levanta pasiones, y tanto que las levanta. El Don Carnal brasileiro, desde este momento, liberó un estado de júbilo y de anarquía que integró a la gente en un estado constante de euforia que no se difuminaría en todo el recorrido.
Grupos de personas de todas las edades esperaban con una agradable impaciencia la llegada de la persona más nombrada esta semana en la tacita de plata. Familias enteras visualizaban el cortejo. Aunque se pudo ver más de un carro de bebé, lo cual no es tan recomendable para este tipo de eventos con un ambiente tan agitado. En la otra cara de la moneda estaban los jóvenes que aprovecharon la ocasión para sacar su costumbre típica de hacer botellón en cualquier lugar donde haya más de 50 personas y una música pegadiza.
La avenida de la capital gaditana fue por unas horas el sambódromo de Río de Janeiro, carreras y nervios acompañaron algunos momentos del evento. La ingente cantidad de personas provocó el agobio de los públicos de edades más altas. Los balcones rebosaban de familias que preferían vivir esta manifestación de júbilo de una forma más pausada y tranquila.
La cita cumbre del carnaval iberoamericano quedaba inaugurada con un "qué pasa, picha" con un toque brasileño que birló las carcajadas del público. A partir de aquí una marea de gente se puso en formación para acompañar tanto por delante como por detrás al imponente camión musical del artista brasileño.
El carácter mundial del acontecimiento se podía apreciar en las calles con solo mirar alguna que otra bandera sudamericana, por ejemplo de Venezuela. "Aprovecho que me encuentro afincada en la provincia con mi familia para venir a ver a Carlinhos", comentaba la joven venezolana, natural de Caracas. No faltó el toque anglosajón, los denominados 'guiris' en Cádiz siempre serán inmortales en cualquier evento magno.
"Esto nunca ha pasado aquí, jamás he visto tanta gente por aquí", comentaba un padre de familia que miraba atónito la descomunal marea de manos al alza que precedían al cantante.
La samba también era válida para personas mayores que se animaban, aunque en un principio pensaran que se tratara de "algo parecido a una cabalgata". Este factor fue clave en el día de ayer, tanto que más de uno en la ardua espera al creer que era febrero se arrancaba con su grupo de amigos a cantar unas coplas.
El fuerte sonido retumbaba en los cristales de las casas, en la superficie de la vía y más allá de los mares. El despliegue de potencia sonora y alegría era tan desmesurado que las penurias económicas no podían borrar la sonrisa de un pueblo con ganas de vivir algo distinto por una vez.
La magia de Brasil llegó gracias a este Don Carnal que generó un bendito desorden en la tarde-noche de ayer. Una jornada alternativa de ocio para un verano gaditano que imploraba por un evento de esta índole.
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