David Navarro entra por el aro
Elecciones municipales en Cádiz
El edil de Podemos ha aceptado ir de número 5 pese a plantear que se marcharía si no estaba en el 3
“¿Hablaremos de David Navarro el viernes? ¿Podemos decirlo ya?”. La portavoz de Podemos en el Ayuntamiento de Cádiz, Ana Fernández, despejaba la incógnita que ya era vox populi desde hace unos días y es que el actual teniente de alcalde del Economía y Hacienda, David Navarro, va a formar parte de la lista de la confluencia, la denominada Adelante Cádiz. Lo que no dijo Fernández es el puesto que va a ocupar que era la respuesta que realmente tenía sustancia.
Si ha habido algún tipo de tensión en este ejercicio de unión de los dos partidos del equipo de gobierno ha sido la figura de David Navarro. Este va a ser el único concejal que va a repetir junto a Ana Fernández de los actuales ediles de Podemos junto al incontestable alcalde José María González y, por lo tanto, consideraba que debía ir en el número tres en la lista municipal de la confluencia en vez de Martín Vila, el líder de Ganar Cádiz, que había sido una de las exigencias de esta formación.
La situación llegó a enrocarse tanto que el propio Navarro se tiró un farol: o iba en el número tres o dejaría la política. Un todo o nada que no obtuvo la mínima respuesta entre sus compañeros de filas. El alcalde estaba encantado de que siguiera pero no iba a alterar la hoja de ruta que se había iniciado con la confluencia.
La situación no gustó demasiado a los principales dirigentes de Podemos, no tanto por su exigencia de ir en un puesto determinado, sino porque se había aireado. El cisma se había hecho público y se había roto la ley no escrita de que los platos sucios se lavan en casa.
Navarro se sentía herido porque ha sido uno de los concejales que más responsabilidades ha tenido en estos cuatro años y ha sido uno de los más atacados por parte de la oposición, lo que le llevó a ser incluso reprobado.
El concejal de Podemos entendía que si no se producía una renovación y desde Ganar Cádiz no venía un candidato potente, tipo Antonio Vergara, el número tres debería ser para él por simple lealtad y reconocimiento hacia su figura.
A ello se le une que era una negociación desigual, ya que a día de hoy uno aporta ocho concejales y el otro solo dos. Para colmo, hay cicatrices sin cerrar entre él y Martín Vila que datan del proceso interno que hubo en Izquierda Unida hace cinco años cuando los dos compitieron para hacerse con el liderazgo local.
Conforme fueron pasando los días, David Navarro fue perdiendo fuerza. Llegó el momento en el que tenía que sopesar si hacía efectivo el órdago que había lanzado o entraba por el aro, pese a que eso le pudiera suponer aguantar el chaparrón y ser blanco fácil por sus adversarios políticos por no haberse ido tal y como había expresado a sus compañeros de formación: al final ha hecho lo segundo.
Navarro seguro que seguirá siendo un sostén importante de su grupo si sigue gobernando o pasa a la oposición, dependiendo de lo que digan los votos.
Esta batalla la ha perdido. El arsenal que anunció que tenía al final era de fogueo. Ahora queda resetear y recomponerse a la nueva situación.
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