Espacio para marineros de metro y medio
Los niños también tienen su propia zona para disfrutar de la Gran Regata
Salir a cualquier parte con niños, casi siempre, resulta una odisea. Desde los típicos "estoy cansado, cógeme en brazos" hasta los "papá, cómprame..." que se repiten reiteradamente al pasar ante cualquier tienda que tiente sus dulces deseos. En la Regata no se salvarán de estas réplicas, porque la tentativa está a cada paso que den, aunque sí que podrán tenerlos entretenidos un buen rato. Las visitas a los barcos ya supone un atractivo para los más pequeños, que se sienten capitanes y marineros por un día, aunque hay que tener cien ojos para que no se acerquen mucho a la barandilla. Eso, o traerlos directamente con los manguitos puestos desde casa.
La zona cercana al muelle Alfonso XIII está dedicada exclusivamente para ellos. Aquí tropiezas con marinos de metro y medio que corretean de una parte a otra, con su gorra y su banderita en mano, asombrados por la inmensidad de la noria. Colchonetas, camas elásticas, tiovivos, coches de choque, un dragón gigante y hasta una casa del terror. Un espacio totalmente lúdico que recuerda más a una feria pueblerina que a una Gran Regata; el paraíso de los niños y el pequeño rélax para los padres, que pueden tenerlos un ratito dando saltos o vueltas mientras comen algo sin tener que dar carreras tras ellos. Aunque ese escaso momento de tranquilidad tiene un precio bastante alto a pagar. Por cada tres o cinco minutos de entretenimiento son tres euros, lo que cuesta subir a cada cacharrito. Si llevando sólo a un crío ya puede salirte la jugada por un ojo de la cara, imagínense el coste que supone llevar a más de uno.
Si eres de los que tienen cartilla de familia numerosa, lo mejor es evitar esta zona y limitarse a las visitas a los barcos, que son gratis; si no se te puede ir más dinero en fichas que a Mel Gibson en Maverick.
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