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Expectativas y energía eclosionan con la invocación de The Prodigy

Levantera

Los granadinos Lori Meyers contribuyeron a que el recinto de Costa Ballena viviera ayer un pico de asistencia

Expectativas y energía eclosionan con la invocación de The Prodigy
Antonio Cuevas Chipiona

17 de julio 2016 - 01:00

La nigeriana alemana Nneka, voz relevante del soul actual y heredera de las cadencias de Marvin Gaye o Aretha Franklin, puso una sugerente melodía a la puesta de sol del sábado. Alrumbo acariciaba ayer su última jornada bajo la misma premisa que ha mandado en todos sus encuentros: música de, por y para todos. Así, la jornada anunciaba a nombres como Muchachito, Noisia y Juanito Makandé -que se ha descubierto como rey consorte de esta edición del festival, en una corona bicéfala, canalla y bastarda, que ha compartir con El Canijo de Jerez-.

Pero, sin duda, dos eran las formaciones más esperadas ayer por los asistentes a la cita de Costa Ballena: Lori Meyers y The Prodigy. Los granadinos recogían el testigo del indie nacional que la noche del viernes dejaron en Chipiona los integrantes de Vetusta Morla -que tuvieron espacio durante su actuación para la reivindicación política-. La presencia de Lori Meyers hizo que aumentara el número de festivaleros durante la tarde de ayer, con asistentes que lucían pulseras sólo válidas para el sábado. Ellos fueron quienes provocaron los primeros saltos y bailes de la noche, a cargo de un público fiel a sus directos.

Pero, por supuesto los protagonistas absolutos estaban convocados a partir de medianoche. Tan inconbustibles como referentes en las discotecas de los noventa, los británicos The Prodigy llegaban a Costa Ballena para presentar su nuevo trabajo, The Day is my Enemy.

Quien tuvo, retuvo, comentaban desde la organización del festival. Horas antes de su aparición sobre el escenario, los miembros de seguridad se repartían tapones para los oídos: tal era el volumen de decibelios que se esperaba con su actuación. Cumplieron. Expectativas y energía parecieron eclosionar ante la invocación de los ingleses, autores de temas como Firestarter o Smack My Bitch Up, que siguen manteniendo una cualidad de relámpago, eléctrica y arrolladora. Siempre y como siempre, inquietantes, aunque The Prodigy se las haya arreglado para reinventarse trabajo a trabajo, viajando desde el hardcore hasta una especie de rock alternativo. El público respondió a una convocatoria que los pilló con ganas: la mayoría no habían tenido la oportunidad de ver a la formación británica en concierto.

A falta de los datos de asistencia en esta última jornada, la noche del viernes congregó en el recinto de Costa Ballena a más de 40.000 personas, que volvieron a avalar una cita que ya se ha consolidado como el festival andaluz por referencia, así como todo un fenómeno musical, cultural, turístico y económico en el mapa del sur de España.

Más allá del protagonismo de cabezas de cartel internacionales, como el caso de The Prodigy, o del efecto llamada de los dos principales grupos del indie nacional, Lori Meyers y Vetusta Morla, Alrumbo cierra su séptima edición con el reinado de dos nombres absolutos, cercanos y tremendos: el Canijo de Jerez y Juanito Makandé que, juntos y por separado, han sabido cogerle la medida a los arrumberos, que parecían estar allí para arrimarse a todo lo que los gaditanos dijeran, cantaran, sacudieran. Como Estricnina, ambos dieron a conocer el viernes su Pandemia galáctica: un concierto repleto de canciones inéditas que el público, boquiabierto, sólo pudo bailar y escuchar. La salida del trabajo que verá decantar esta nueva invención tiene ya fecha: el próximo mes de octubre.

La edición de 2016 se cierra con algunas incidencias menores a nivel de organización: los cortes de agua en las duchas justo antes del comienzo de los conciertos que obligaron a recurrir al servicio de camiones cisterna; o el fuerte viento de Levante que hizo que humo y arena se mezclaran durante la actuación de Vetusta Morla, provocando que el suelo se cubriese con más basura de lo habitual. Con el aumento de público, la noche del viernes también vio crecer el número de asistencias tanto entre los servicios de Cruz Roja como entre los distintos dispositivos de seguridad (varios altercados sin grandes consecuencias).

A nivel técnico, se puede decir que los escenarios del festival compitieron, más que por el público, por la estridencia. La insonorización entre los diferentes tramados ha sido prácticamente inexistente: el sonido de unos y otros se mezclaba con facilidad durante las actuaciones, dificultando la inmersión en los conciertos, sin que esto mejorara a lo largo de las jornadas. También se ha echado en falta una mayor definición en la realización en pantalla.

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