Fallece Juana Rosado, esposa de Antonio Murciano

José A. Hernández Guerrero

14 de enero 2013 - 01:00

obituario/Ha fallecido Juana Rosado Barroso, una de esas personas que resultan imprescindibles para el funcionamiento de toda la familia. Musa explícita de toda la obra literaria del poeta Antonio Murciano, su esposo, con su laboriosidad, con su abnegación y con su dulzura ha construido los cimientos hondos sobre los que se ha levantado el hogar cuya atmósfera saludable y cálida ha propiciado el continuo crecimiento de su marido, de sus hijos y de sus nietos. Y es que Juanichi, con su realismo, con su sencillez y con su discreción, siempre mostró una sorprendente habilidad y una elevada dosis de sentido común para resolver los problemas rutinarios de la vida cotidiana. Ella sabía distinguir con lucidez los asuntos importantes de la existencia: la belleza, la bondad y la verdad esenciales. Era una mujer fuerte que, sin altivez ni arrogancia, se fue construyendo pacientemente a sí misma y fue capaz de aguantar con entereza los duros embates de la vida mirando de cara a las cosas para descubrir su fondo más secreto, su misterio íntimo. Probada en los dolores, Juani había desarrollado una singular capacidad para contemplar la vida superando con gallardía los inevitables malos momentos. Su fortaleza y su fe en sí misma se debían a su convicción honda de que eran muchos los que confiaban en su presencia reconfortante, en sus palabras animosas en los momentos difíciles y en su eficaz ayuda en las situaciones complicadas; por eso supo aguantar sin arrugarse y sin abandonar sus quehaceres disfrutando de las pequeñas cosas que la vida le proporciona cada día.

A través de su sonrisa acogedora y de su luminosa mirada, siempre afloró una aguda inteligencia natural y esa generosidad con la que ofrecía lo mejor de sí misma a todos los que estaban a su alrededor. Poseía una notable lucidez para descubrir sus objetivos y para señalar los caminos por los que podían vivir una vida en paz, equilibrada y plena, y siempre los invitaba para que fueran realistas. Juanichi ha sido un permanente estímulo para que, moviéndose en el terreno firme de la sencillez y en el suelo liso de la naturalidad, toda la familia fuera tejiendo, con los finos hilos de las satisfacciones de cada día, el pequeño tapiz de la felicidad de esta vida. Juani ha sido una mujer que, como hija, hermana, esposa, madre, abuela y amiga, sin necesidad de grandes discursos ni de gestos grandilocuentes, nos ha enseñado el arte de vivir. A su esposo Antonio, a sus hijos Antonio, Carmen, Manuel Jesús, Monserrat, Myriam, María Gabriela, Amparo y Juan les expresamos nuestro hondo pesar. Que descanse en paz.

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