Falta suelo para grandes promociones privadas en Puerta Tierra
La vivienda en Cádiz
La urbanización de los últimos grandes terrenos privados, en las casitas bajas y en la avenida de Portugal, de Puerta Tierra que quedan libres choca con la atomización de la propiedad
El importante desarrollo del sector inmobiliario privado en Puerta Tierra, con la reactivación de la construcción de un elevado número de edificios de nueva planta tras la larga sequía provocada por la crisis financiera de 2008, choca con la ausencia de solares amplios, que permitan levantar promociones de mayor calibre de las que hasta ahora se están desarrollando.
Los proyectos en Abárzuza, que se encuentra en su última fase, y la reanudación de las obras en los Chinchorros, agotan el suelo privado, ya que el que queda está en manos de las administraciones públicas, Ayuntamiento y, sobre todo, Junta de Andalucía.
Centrados hoy en operaciones que se localizan donde se levantan los últimos chalés de Cádiz, hay dos espacios con un gran potencial urbanístico que, sin embargo, no logran desarrollarse desde hace años: el terreno donde hasta no hace muchos años estaban las casitas bajas, en San Severiano, y el tramo de la avenida de Portugal más cercano a la Avenida.
El primero es un gran solar vacío, donde en su día se proyectó la construcción de un rascacielos de 30 plantas; el segundo afecta a las antiguas edificaciones de una planta que, en su mayoría, se levantaron en el siglo XIX y que apenas están habitadas. Ambos casos son ideales para plantear promociones privadas de grandes dimensiones.
Sin embargo, los dos terrenos comparten un handicap que hace inviable, por lo menos a corto plazo, cualquier proyecto privado, y también de carácter público.
Tanto el suelo de las casitas bajas como el de la avenida de Portugal están en manos de numerosos propietarios, por lo que cualquier actuación obliga previamente a un acuerdo entre las partes. El caso de las casitas es peculiar. En concurso de acreedores, la entidad bancaria que ha asumido la gestión de este suelo ha vendido parte del mismo en pequeñas parcelas que, en su mayor parte, han sido adquiridas por empresarios relacionados con el sector de la construcción. Si uno de ellos quisiera afrontar la construcción de una promoción necesitaría adquirir lo que ya está en manos de sus competidores.
En cuando a la avenida de Portugal, el Plan de Ordenación Urbana unifica a varias de las edificaciones existentes en una única unidad de actuación, lo que a su vez supone negociar la compra con varios propietarios: más dinero y un proceso a veces lento pues los dueños pueden que no residan en la ciudad. En este sentido hay parcelas cerradas, e incluso con las edificaciones derruidas desde hace años, que se mantienen abandonadas.
Fuentes del sector de la construcción mencionan el antiguo chalé de Accame, que durante años funcionó como un restaurante. La finca fue adquirida recientemente por un promotor ajeno a la ciudad al banco que había asumido su propiedad. Sin embargo, la casa forma parte de una unidad de actuación que llega hasta la misma avenida de Portugal.
Mientras tanto, el sector se tiene que conformar con la compra de chalés para poder seguir construyendo en extramuros.
En los dos últimos años se ha disparado este tipo de actuaciones, con lo que se reduce cada vez más el número de este tipo de villas en la capital. Se han ejecutado ya obras en Huerta del Obispo, Parlamento, San Salvador y ahora se anuncian dos nuevas en Almirante Vierna. También se proyecta un nuevo bloque de viviendas en las inmediaciones de la plaza de San Severiano. Aguantan, sin embargo, los chalés en La Laguna, que sigue siendo el barrio de la ciudad donde persiste un mayor número de estas construcciones.
La ciudad sólo tiene protegidos, en el PGOU, dos chalés: la antigua residencia de la familia Varela y el ubicado en la avenida Andalucía esquina Huerta del Obispo. También pueden mantenerse en pie, si los propietarios así lo desean, en la zona de La Laguna y en las inmediaciones del Paseo Marítimo.
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