Flamenco en la bahía de Cádiz para Alfonso XIII
Historias de Cádiz
Fiesta marítima en honor del Rey de España con actuación de Enrique Jiménez El Morcilla y el guitarrista El Pollo l Vapores con familias gaditanas para escoltar al yate real Giralda
![Alfonso XIII desciende de la caseta instalada en el muelle de Cádiz. 1904](https://static.grupojoly.com/clip/a12434e3-70a4-48eb-a7ae-d59983cf7183_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
En junio de 1904 el jovencísimo Rey Alfonso XIII emprendió una visita a distintas provincias andaluzas. El viaje lo efectuó a bordo del yate real Giralda, un buque de 95 metros de eslora y 11 de manga que había servido como aviso en la Marina durante la guerra contra los Estados Unidos. El Rey quería conocer personalmente el estado de algunas construcciones navales que se llevaban a cabo en la bahía de Cádiz y el recién estrenado Hospital de Mora.
Como es natural, las autoridades prepararon un gran recibimiento. Las calles y los principales edificios de Cádiz fueron engalanados con banderas y alumbrado extraordinario. En el muelle fue levantada una artística caseta para dar la bienvenida al Monarca.
Entre las actividades programadas para la visita los organizadores pensaron en una fiesta marítima nocturna para el día de su llegada. El Rey llegó el 4 de mayo y tras ser saludado por las autoridades y el obligado Te Deum en la Catedral, acudió a visitar el Hospital de Mora y la Facultad de Medicina. Tras el banquete en el domicilio de Moreno de Mora, en la calle Ancha, se trasladó en carruaje al muelle para embarcar en el Giralda, que estaba fondeado en la bahía. Al cruzar la comitiva real la Puerta del Mar, fueron lanzados fuegos artificiales y luces de bengala, mientras numerosos vapores encendían en ese momento iluminaciones extraordinarias en sus aparejos. Cientos de gaditanos habían embarcado en esos vapores para acompañar a la falúa donde iba el Rey desde el muelle hasta el Giralda.
Eran los vapores San Fernando, Trocadero, Adela, Cádiz, Piloto, San Antonio, y otros buques auxiliares y balandras que marchaban a remolque repletos de público que saludaba y aplaudía al joven Rey de España, que sonreía satisfecho y sorprendido. A bordo del San Fernando había embarcado la orquestina de la Trasatlántica que tocaba alegres pasodobles. Los organizadores habían contratado la presencia del cantaor de flamenco Enrique Jiménez El Morcilla (Hermosilla lo llaman las crónicas de ese día) y del consagrado profesor de guitarra El Pollo. El Morcilla, desde uno de los vapores, interpretó varios números de su especialidad que fueron escuchados con complacencia por Alfonso XIII desde la popa del yate real.
El Rey ordenó apagar las luces de su barco, salvo las de posición, para poder observar mejor la fiesta marítima y las iluminaciones especiales de algunos edificios de la ciudad. Después del Morcilla, la tuna de Medicina, que había llegado en un pequeño bote a remolque de un vapor, interpretó varios números en honor de don Alfonso, que permaneció más de una hora presenciando la fiesta acompañado de su primo don Genaro de Borbón.
Al día siguiente el Rey acudió a los cuarteles de las Puertas de Tierra y posteriormente a la Carraca para ver la construcción de algunos buques. Don Alfonso comentó lo mucho que le había gustado la fiesta marítima y las iluminaciones, por lo que las autoridades decidieron organizar otra fiesta para esa misma noche.
Tras las visitas de la tarde, el Monarca asistió a un banquete en el Ayuntamiento de Cádiz, donde el alcalde, Luis Gómez Arámburu y las fuerzas vivas de la ciudad le pidieron ayuda para las construcciones navales y permiso para poder edificar en los Extramuros. Tras el banquete el Rey se dirigió al muelle para embarcar en una falúa que lo condujera al Giralda.
La segunda fiesta marítima resultó aún mejor que la primera, ya que se sumaron a ella nuevos vapores con numeroso público. El vapor San Fernando llevaba en su cruceta un letrero formado con luces eléctricas y con la leyenda “Viva el Rey”.
La banda de música atacó varios pasodobles y la tuna de Medicina cantó varias canciones bajo la popa del Giralda. De nuevo el cantaor Enrique Jiménez El Morcilla, acompañado a la guitarra por e l profesor Manuel Pérez El Pollo, cantó varias coplas de nuestra tierra entre el silencio y la aprobación de los asistentes.
El Ayuntamiento había repartido papeles de seda de colores rojo y amarillo a los vecinos de las casas situadas entre las Cuatro Torres y la Fábrica de Tabacos. Los vecinos de los pisos primero y tercero colocaron en las ventanas los de color rojo y los vecinos de los segundos pisos los de color amarillo. Al ser iluminadas las viviendas apareció un enorme mosaico con los colores de la bandera de España que fue muy del agrado del Rey Alfonso XIII y de todo el séquito que lo acompañaba en el yate real Giralda.
La visita fue un éxito completo y solamente se produjo un pequeño incidente que no trascendió ni llegó a oídos del Rey. Los Ayuntamientos de San Fernando y Puerto Real mantenían una larga y antigua disputa sobre el término municipal donde estaba enclavado el arsenal de la Carraca, reclamando cada uno sus derechos. El Ayuntamiento de Puerto Real anunció que acudiría a la Carraca bajo mazas para saludar al Rey, ya que se trataba de su término municipal. San Fernando protestó por escrito al Gobierno y anunció que también acudiría en Corporación bajo mazas a presentar sus respetos a don Alfonso XIII.
El capitán general temió que pudiera ocurrir algún incidente entre ambas corporaciones municipales . Tras consultar con su auditor encontró una solución salomónica. Comunicó a ambas corporaciones que el arsenal de la Carraca era un establecimiento militar y que allí no entraba nadie bajo mazas.
Ambos ayuntamientos fueron invitados a los actos militares y sus respectivos alcaldes saludaron al Rey don Alfonso XIII como invitados del capitán general del Departamento.
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