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Gaditanos por el mundo

La situación laboral en España, siendo nuestra ciudad una de las más afectadas por el paro, provoca que cada vez sean más los jóvenes que deciden buscar un futuro en el extranjero

Gaditanos por el mundo
Estefanía Escoriza / Cádiz

28 de agosto 2011 - 01:00

Mil quinientos treinta y dos. Es el número de gaditanos que decidieron salir de España durante el primer semestre de este año en busca de trabajo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero si atendemos a la cifra de los que hicieron sus maletas en busca de otros horizontes dentro de la frontera española observamos que es mucho más alarmante. Asciende a 8.085, lo que hace un total de casi 10.000 habitantes que decidieron emigrar de la provincia gaditana.

España nunca antes había contado con una juventud con un porcentaje tan alto de estudios superiores -el 39% de los españoles entre 25 y 35 años tiene un título universitario o de FP de grado superior-. Sin embargo, encontrar un trabajo tras finalizar la formación resulta muy complicado. Según las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se tardará unos 15 años en reducir la tasas de paro a los niveles anteriores al 2008. Por lo tanto, la juventud española lo tiene claro: el 68% quiere marcharse al extranjero, bien por un tiempo determinado (36%) o sin perspectivas de regreso (32%), el caso es marcharse y buscar una salida laboral digna. Un estudio realizado por la consultora PwC apunta que el porcentaje de jóvenes españoles que trabajará en el extranjero se incrementará en el 2050 en un 50% por efecto de la globalización del comercio, la tecnología, el capital y la regulación, que favorecen la movilidad.

La situación laboral de nuestro país, y más concretamente de nuestra ciudad, es el mayor aliciente para que los jóvenes decidan probar suerte buscándose un futuro muy lejos de Cádiz. El paro y la falta de iniciativa por parte de empresarios emprendedores, unido a la tesitura económica en la que nos sumerge la crisis, provoca esta huida en bandadas a otros países. Es el caso de estos cuatro gaditanos: Juan Antonio, Susana, Fernando y Manu.

El primero de ellos, Juan Antonio Lozano, tiene 30 años y ha decidido trabajar este verano en Polesella, un pequeño pueblo de la provincia italiana de Rovigo. Lleva allí dos meses y tiene previsto volver al finalizar la época estival para retomar sus estudios de navegación. "Suelo aprovechar los veranos para trabajar y llevaba tiempo deseando pasar una temporada en el extranjero, para probar una nueva experiencia, aprender otro idioma y evaluar un poco cómo está la situación laboral en otros países, por si en un futuro tuviera que irme definitivamente de Cádiz, que es algo muy probable", nos comenta Juan Antonio.

Susana Alonso eligió Londres como destino. Tiene 22 años y es Diplomada en Enfermería por la Universidad de Cádiz. "Decidí marcharme porque al finalizar mis estudios no encontré ningún trabajo. Opté por buscar algo mejor y eso, por supuesto, tenía que ser en otro país tal y como están las cosas. Primero pensé en Portugal, mucho más cerca de Cádiz, pero consideré que si tenía que aprender otro idioma sería mucho más útil el inglés, así que organicé todo en dos semanas, hice mis maletas, busqué un avión, me despedí de mi gente y emprendí esta nueva aventura".

A Fernando Nieto, sin embargo, le mueven otros intereses. A sus 26 años es licenciado en Filología Árabe y lleva cinco años de un lugar a otro en busca de algo mejor. En el 2006 recibió una beca Erasmus para estudiar en Londres, en School of Oriental and African Studies (SOAS). Al finalizar la beca decidió quedarse allí y terminar sus estudios a distancia, viajando en temporada de exámenes a Cádiz y preparándose las asignaturas por su cuenta. Durante estos tres años en Londres trabajó en el campo de la hostelería. Allí encontró una vida bastante cómoda, ganando suficiente dinero y viviendo en buenas condiciones.

Una vez terminada la carrera volvió a España, pero Cádiz se le quedó pequeño. Se trasladó entonces a Madrid para buscar un nuevo trabajo y lo encontró en una empresa relacionada con el ocio y el tiempo libre. "Trabajé allí hasta diciembre del año pasado y a principios de año solicité una plaza para el Servicio Voluntario Europeo y fui seleccionado para desarrollar mi proyecto en Narva, Estonia. En Marzo del 2011 ya estaba allí".

Manu Vázquez, a sus 30 años, también ha viajado bastante tanto en busca de trabajo como en busca de olas, ya que es uno de los mejores surfistas de la capital gaditana. Vive en Voss (Noruega) desde hace seis meses y se dedica al Diseño Gráfico, pero estudió previamente Ciencias Ambientales. "Estaba un poco estancado o parado en Cádiz y fue un amigo noruego, al que conocí hace ocho años en Cádiz haciendo surf, quien me animó a ir para explotar un poco más mis trabajo y creatividad. Registré mi pequeña empresa de autónomo como diseñador gráfico (www.vazman.net) y he realizado ya algunos proyectos, como logotipos, carteles e incluso una exposición de acrílicos y fotografías. Aunque no es el único trabajo que realizo aquí. Actualmente también hago de guía turístico para cruceros que llegan por los Fiordos, gracias al buen nivel de inglés que en parte adquirí el pasado año viviendo en California. Además, los fines de semana trabajo en una tienda de souvenirs para turistas".

Son sólo cuatro testimonios que dan voz a ese alto porcentaje de jóvenes que deciden trasladar toda su vida a otro lugar. Muchos optan por ampliar sus horizontes de esta forma, pero otros se ven obligados a preparar el equipaje como última opción. Porque no es fácil para el gaditano, y muchos de los que han tenido que tomar esta decisión lo sabrán, desprenderse de su ciudad. "Todo sería mucho más fácil si no echara tanto de menos a mi familia, mis amigos, mi casa, el sol, los paseítos por la playa o una cerveza fresquita y unas risas con tu gente", comenta Susana. "El primer mes fue muy duro, sobre todo cuando te exigen que mantengas conversaciones con los clientes o incluso reírles las gracias. Pero... ¿cómo voy a reír una gracia inglesa siendo gaditana? Aquí el sentido del humor escasea", añade.

Manu reconoce que hay cosas que se echan de menos, como "la familia, los amigos, incluso a mi perro. Pero es curioso que lo que en realidad echo en falta es sentarme en el Paseo con los amigos y tomarme una cerveza". Juan Antonio consiguió adaptarse bien en Italia, ya que la gente de allí "no es tan diferente a los españoles". Pero coincide en que le ha costado desprenderse de Cádiz, sobre todo porque, al igual que Manu, practica el surf y extraña su playita, "que es la mejor del mundo, y también a mis amigos y por supuesto a mi familia".

Fernando muestra la otra cara de los que optan por vivir en otro país. "Desde que era universitario soñaba con marchame a vivir fuera y llenarme de nuevas experiencias. En el momento en el que me fui ya consideraba terminado todo aquello que tenía que hacer en Cádiz, por tanto no me costó mucho desprenderme de mi vida allí", nos cuenta. No obstante, admite que le encanta "volver a Cádiz de vacaciones y me considero muy afortunado de haber nacido allí".

Todos añoran las mismas cosas: familia y amigos. Pero curiosamente también coinciden en la necesidad del sol, de la playa y la tranquilidad de tomar algo mirando el mar. La vida aquí sería perfecta si tuvieran un puesto de trabajo que les proporcionara los ingresos necesarios para vivir bien. Pero ni Cádiz, ni España en general, permiten la comodidad económica del resto de Europa. "Haciendo un cálculo rápido es fácil ser mileurista semanal, no mensual", afirma Manu desde Noruega. Por su parte, Susana está trabajando como camarera en uno de los restaurantes más lujosos y conocidos de Londres, y tiene un buen sueldo y muy buenas condiciones. "En cinco meses he tenido más oportunidades que en España, a pesar de tener una carrera", asegura.

Quizá el destino de los jóvenes esté fuera de nuestras fronteras. Quizá sea esta la única forma de tener una estabilidad económica. Pero realmente es una pena que este país pierda a su población más cualificada, porque ninguna otra mejor que ella podría salvarnos de lo que queda por llegar.

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