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"Atraeremos talentos de fuera y a empresas que también apuesten por la investigación"

José Antonio Giróndirector científico del Instituto de investigación e innovación en Ciencias Biomédicas de la provincia de cádiz (INiBICA)

Un necesidad Catedrático de la UCA y coordinador de la Unidad de Medicina Interna, Infecciosas y Cuidados Paliativos del Puerta del Mar, afronta ahora el reto de potenciar la investigación biomédica gaditana.

José Antonio Giróndirector científico del Instituto de investigación e innovación en Ciencias Biomédicas de la provincia de cádiz (INiBICA)"Atraeremos talentos de fuera y a empresas que también apuesten por la investigación" / El Doctor José Antonio Girón, En La Unidad De Medicina Interna Del Puerta Del Mar.
Juan Marqués

09 de abril 2017 - 02:10

Hablamos con el doctor Girón en su territorio, una planta del Hospital Puerta del Mar, la octava, donde a uno le consta que se lucha duro a diario y al límite por la vida. Pero hoy venimos a hablar de investigación, de innovación, de ciencia y de futuro inmediato. -¿Qué va a ser el INIBICA?

-Un centro de investigación en el que se combinen la fuerza, la investigación del Servicio Sanitario y en concreto, de los hospitales y los centros de salud de la provincia, y la de la Universidad de Cádiz. También habrá empresas que quieran participar en el proyecto. Todavía no las tenemos definidas. Serán del ámbito biomédico y del tecnológico, sobre todo de telecomunicaciones, de cara a la telemedicina.

-¿Cuándo le plantean ponerse al frente de este instituto?

-Aproximadamente hace un año. Cuando se empezaron a concretar unas conversaciones que arrancaron hace diez o doce y que se habían parado en distintas ocasiones. Esta vez conseguimos una situación favorable, de manera que todas las partes implicadas consideraron que era el momento para dar el paso.

-¿Con qué presupuesto contará?

-De momento, con el derivado, por un lado, de los proyectos de investigación financiados en convocatoria pública, sean nacionales o autonómicas, y, por otro, del porcentaje que queda dentro de los hospitales en los ensayos clínicos o de la Universidad. Existe también un dinero procedente de la ITI [Inversión Territorial Integrada], pero aún no está concretado. Aunque confiamos en que sí.

-¿De cuánto dinero hablamos?

-No lo sé aún. En los últimos cinco años, los investigadores que han formado parte del instituto han gestionado a través de proyectos más de 6 millones de euros.

-¿Es suficiente para lo que quieren hacer?

-Esos más de seis millones de euros no son solo para esto. Habría que añadir el porcentaje de un 15% o un 20% que recibe la institución. Al principio siempre necesitas más dinero. Sobre todo si es un instituto como el que queremos hacer, no tan basado en un edificio como en la atracción de talento de fuera. Siempre es mucho más caro atraer personal y mantenerlo aquí durante el periodo necesario para sus proyectos que hacer un edificio.

-¿Va a tener una sede física?

-Confiamos en que sí. Pero es una decisión más política que científica.

-¿Qué requisitos debe reunir?

-Tiene que estar cerca del hospital y tener al menos 2.000 metros cuadrados. Tenemos una Unidad de Investigación dentro del hospital, en la 9ª planta, donde hay una serie de grupos de investigación ya trabajando. También contamos con la Serie de Laboratorios de los Servicios Centrales de la Salud de la Universidad de Cádiz y de la Facultad de Medicina, que nos pueden permitir cumplir con esos 2.000 que exige el Instituto de Salud Carlos III.

-¿Cuáles van a ser sus prioridades como director científico?

-La primera de todas, organizar todas las líneas científicas que ya existen. Una de las grandes ventajas que tenemos es que ya hay muchas tareas conjuntas entre la Universidad y el hospital. Una de las cosas que se le piden a un instituto biosanitario es que la investigación tenga una notable traslación hacia la asistencia clínica, el cuidado y el tratamiento de los enfermos. Eso se lleva ya haciendo desde hace tiempo. Pero es necesario armonizarlo. No creo que sea problemático. La gente ha recibido la idea del instituto con muchísima ilusión y yo confío en que esto vaya para adelante de un modo relativamente fácil.

-¿Qué cree que va a representar para la provincia?

-Mucho. Cádiz era la única provincia de toda España con más de un millón de habitantes que no tenía un instituto de investigación biosanitaria, de tal modo que no era un deseo, sino casi una necesidad. Los institutos están ahora mismo implantados en Andalucía en todas aquellas provincias que tienen Facultad de Medicina. La única que quedaba era Cádiz. Hay institutos de investigación en Granada, que cubre Granada, Almería y Jaén; en Málaga, en Sevilla y en Córdoba.

-¿Miran a alguno en particular como modelo?

-Cualesquiera de los andaluces. Están trabajando muy bien. Cada uno tiene una línea específica. Córdoba trabaja en muchas líneas, pero probablemente sea el principal en los efectos de la alimentación sobre la salud. Málaga, por ejemplo, ha tomado como bandera la nanomedicina, aun cuando cubre otras expectativas. ¿Qué queremos hacer nosotros? Las líneas de investigación se han creado a partir de las preguntas ¿en qué somos potentes en Cádiz? ¿qué nos puede diferenciar de los otros? y ¿qué necesita la población? Porque un instituto biosanitario no es para hacer investigación que se quede en formato papel, sino para intentar aplicarla en todo lo posible a la asistencia clínica.

-¿Y en qué somos potentes?

-El de Neurociencias, que trabaja fundamentalmente en dos campos, el dolor y las enfermedades degenerativas, como el alzheimer y el parkinson, es un grupo de una potencia notable que opera de manera conjunta con la facultad. Por otro lado, está el CEI-Mar [Campus de Excelencia Internacional del Mar], con todo aquello relacionado con el mar y la salud. Por ejemplo, la obtención de productos marinos que pudieran servir el día de mañana como fármacos. Luego hay otra serie de líneas que entendíamos que eran básicas para la población porque le suponen problemas importantes. En Inflamación se incluyen tanto las enfermedades infecciosas como la arterioesclerosis, las insuficiencias cardiacas o la diabetes. El grupo de Oncología incluye una preocupación importante aquí en Cádiz como es el cáncer. Entendíamos necesario tener también una línea dedicada a la Epidemiología y a la Salud Pública. Hay un libro, La salud en Cádiz y sus determinantes, escrito por una serie de epidemiólogos de aquí, donde se describen las distintas enfermedades y los distintos potenciadores de la salud que se dan en la provincia. No sólo se habla de riesgos, sino también de qué tiene Cádiz de bueno para la salud.

-¿Y qué tiene Cádiz de saludable, desde la epidemiología?

-Un montón de cosas: la posibilidad de practicar ejercicio físico, el mar, el sol, las singularidades del carácter del gaditano, con una influencia magnífica en la relación interpersonal y en la ayuda entre los enfermos... Mire, yo no soy de Cádiz, pero es una de las cosas más admirables que tiene la provincia.

-Sin embargo, seguimos en ese triángulo Cádiz-Sevilla-Huelva, en el que se dispara la incidencia de ciertos tipos de cáncer...

-La mayor frecuencia de cáncer está analizada también en ese libro. Hace tiempo se tenía la impresión de que debía estar en relación con el triángulo Rota, Gibraltar y Morón. Y no. Al parecer, esa mayor frecuencia tiene muchísimo que ver con el altísimo consumo de tabaco registrado en épocas previas, sobre todo en la zona de La Línea. Luego tenemos otra línea más de investigación que nos parece tremendamente importante, que es la de procedimiento y tratamiento emergente. Un instituto tiene que crecer y, entre otras cosas, elaborar nuevas técnicas diagnósticas o aplicar las que hay mediante software diferente. E implantar nuevos tratamientos contra las enfermedades. Antes le hablaba de la telemedicina porque uno de los grupos que hay más potentes en ese campo es el de Respiratorio, trabajando junto con los de Ingeniería Industrial en aplicaciones en ese terreno. La última línea es la de las enfermedades minoritarias.

-¿Como cuáles?

-En general, son las genéticas. Son chavales con alteraciones, que padecen enfermedades a distintos niveles de su organismo. Por eso es necesario potenciar la genética. Hoy en día se aplica en gran medida para predecir o pronosticar qué probabilidad se tiene de padecer una u otra enfermedad, pero también un estado de salud u otro. A partir de esta línea, esperamos tener beneficios en las otras.

-¿Goza de buena salud la investigación en Cádiz?

-Sí, sí. A mi juicio, sí.

-Un investigador de Cádiz de prestigio internacional en su campo que acaba de montar laboratorio propio en EEUU me decía que ahora tendrá que invertir más tiempo en captar fondos que en investigar. Sin embargo, otro que trabaja en España, opinaba que quienes tienen que pedir que se invierta en investigación son los ciudadanos a los políticos...

-Los fondos son imprescindibles para investigar. Eso es así. Y se pueden conseguir de distintos orígenes: de las convocatorias nacionales, tanto del Ministerio de Educación como del de Sanidad, a través del Instituto de Salud Carlos III, y de los fondos autonómicos y de las sociedades científicas. Pero es importante que la sociedad se dé cuenta de que es imprescindible que la iniciativa privada apueste por la investigación. Muchas veces uno se plantea que para eso está el Estado. Y no: la iniciativa privada, también. Según un estudio sobre la productividad de la investigación en España, por cada euro que se invierte, se obtienen 39 céntimos a lo largo de toda la vida. O sea, que al cabo de tres años, está amortizada la inversión. El problema es si se quiere o no esperar a obtener la rentabilidad. Pero está claro que la investigación es productiva. Y en ella basan su riqueza los países más desarrollados. Esperar siempre del Estado que sea el que nos proporcione los fondos para la investigación es un error de las empresas privadas con capacidad para invertir en ella. Y uno de los objetivos es precisamente incidir sobre esas empresas e intentar atraerlas al proyecto.

-Amancio Ortega acaba de donar más de 300 millones...

-Sí, pero hay muchísimas donaciones más. Tuvo mucha menos repercusión, pero fue de un montante elevado, la de Esther Koplowitz en el Clínic de Barcelona. O múltiples donaciones menores. En los países sajones, muchos de los institutos dependen de la iniciativa privada, como pasa con el de Pamplona.

-Pero quizá sea más prioritaria la inversión pública en asistencia que en investigación...

-Necesitamos que el Estado invierta mucho dinero en sanidad porque la población está envejeciendo. El número de enfermedades que esperamos ir diagnosticando y tratando va a ser cada vez mayor. Pero si nos quedamos sólo en este aspecto, España no subirá como una potencia en biomedicina. Y no está mal en biomedicina. A nivel de publicaciones científicas somos el noveno país del mundo, con sólo cuarenta y tantos millones de habitantes. Con ese potencial, con más inversión, posiblemente pudiésemos subir aún más. Hay grupos españoles a la cabeza mundial en muchas cosas.

-Si a eso le sumamos la producción del talento, no ya fugado, sino expulsado de España...

-¡Claro! Por eso uno de los objetivos que nos planteamos es la atracción de talento de fuera. Ahora estamos en fase de redacción del reglamento de régimen interno, pero en breve saldrán una serie de convocatorias, aparte de las nacionales y autonómicas, para captar a investigadores excepcionales que desarrollen proyectos en el seno del instituto.

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