Globalización conventual
Franciscanos, carmelitas y dominicos coinciden en el tiempo en un proceso de unificación de sus provincias eclesiásticas en España ¿Puede afectar esa 'operación' a la presencia de estas órdenes en Cádiz?
Siglos atrás, enviar cualquier mensaje o comunicación de una orden religiosa a un convento determinado requería que alguien lo llevara, seguramente a caballo y cruzando varias ciudades y provincia durante varios días. Años atrás, esto se hacía por correo, y más adelante a través de una llamada telefónica. Hoy en día, basta con enviar un e-mail desde el ordenador (los frailes también tienen acceso a internet) para trasladar cualquier mensaje a cualquier rincón del mundo.
Siglos atrás, los conventos rebosaban de frailes que recorrían los pasillos de los claustros, que estudiaban Teología, que se reunían en los coros ricamente tallados en madera para rezar de manera conjunta y que ocupaban la práctica totalidad de las celdas en las que cuadriculadamente se repartían los conventos. Esta presencia fue disminuyendo progresivamente, reduciendo cada convento a un reducido número de frailes, que llega a ser hasta uno solo en el caso de Santo Domingo.
Principalmente estos son los motivos que han llevado a tres de las órdenes religiosas más conocidas en la ciudad a coincidir en estos momentos en un proceso de unificación de sus provincias eclesiásticas para convertirla prácticamente en una sola en España. Franciscanos, carmelitas y dominicos buscan también con este proceso aunar criterios, reforzar sus presencias en algunos conventos y, también hay que decirlo, dejar de estar presentes en otros. Se avecinan nuevos tiempos para los religiosos responsables en la ciudad de San Francisco, del Carmen y de Santo Domingo. ¿Pero cómo afectará esta unificación de provincias a la ciudad?
Los franciscanos son los que llevan el proceso más adelantado. "Hace seis años el general de la orden dijo que en España había muchas provincias. Y a raíz de ahí empezó el proceso", cuenta el franciscano Julián Bartolomé Rivera. El 1 de enero comenzó a funcionar la nueva provincia, que es fruto de la unión de seis. En este caso no se han integrado finalmente las provincias de Galicia (que aglutina también a los conventos situados en Asturias, León, Zamora y Salamanca) y País Vasco (que además abarca las casas de Palencia, Burgos, Santander y Navarra). "Fundamentalmente lo que buscamos es revitalizar el franciscanismo, uniendo proyectos y acciones que antes cada provincia hacía por separado", explica este religioso, que no esconde que el proceso de unificación llevará también consigo "buscar nuevas presencias y cerrar otras que ya no tienen mucho sentido".
¿Puede ser Cádiz una de las casas que cierre? "Cada provincia tenía que cerrar dos casas, fue el acuerdo que adoptamos. Aquí ya teníamos cerrado El Puerto y Ronda, y se cerró Jerez y Lebrija. Ahora, por tanto, no se contemplan más cierres", indica este franciscano, que participó en el capítulo celebrado para unificar las provincias españolas.
De hecho, Julián Bartolomé comenta que la etapa iniciada el 1 de enero "no creo que se note" en la ciudad. "En estos tres años los cambios serán mínimos", indica el franciscano, que cuenta que el proceso ha durado cinco años en los que se han mantenido numerosas reuniones para configurar la nueva realidad. Ahora se avecina un período en el que cada casa tendrá que elaborar un informe sobre su situación, su misión y otros asuntos.
"Es un reto aún difícil, pero parece que es la solución. En el capítulo se veía un afán de colaboración y de caminar todos juntos. Esperemos que por ahí vaya a partir de ahora", concluía Julián Bartolomé.
Un aspecto que sí puede notarse, y que señalan los portavoces de las tres órdenes, es la movilidad geográfica que conlleva la unificación de las provincias. Es decir, que antes los frailes podían ser destinados a cualquier casa dentro de una provincia (por lo general, Andalucía suele formar una provincia eclesiástica); y ahora esa movilidad será por todo el territorio nacional.
La orden de los carmelitas está estos días en el momento crucial de la unificación de sus cinco provincias españolas. El pasado jueves daba inicio el capítulo extraordinario, en el que ya han elegido al nuevo provincial y que se alargará hasta el día 12. Con este motivo, han cesado todos los cargos de los responsables de la orden en los conventos, lo que afecta por ejemplo al hasta ahora prior en Cádiz, Carlos Quijano. Él asegura que por el momento "no sabemos nada" de las decisiones que podrán tomarse a raíz de ese capítulo, aunque entiende que primero habrá un proceso de conocimiento de las casas y de análisis de cada convento. "¿Van a suprimir algunas casas? Puede ser. Pero eso no se sabe todavía", indica Quijano, que afirma que esta unificación de las provincias de Andalucía, Aragón-Valencia, Cataluña, Castilla y Burgos en una provincia ibérica titulada Santa Teresa de Jesús -coincidiendo además este proceso con la conmemoración del quinto centenario del nacimiento de la santa que se cumple el próximo 28 de marzo- "se hace por falta de vocaciones y en busca de una mejor organización".
Y en la orden dominica también están en plena ebullición. El 1 de enero de 2016 comenzará a funcionar la nueva provincia española, coincidiendo en este caso con el 800 aniversario de la aprobación de la orden (que llegó un 22 de diciembre de 1216). Aquí se unen las actuales provincias de España (que discurre desde el Guadiana hacia el norte), Portugal, Aragón (que suma Cataluña y Valencia), Bética (del Guadiana hacia el sur) y Filipinas (que abarca Filipinas, Japón y China).
"Esta unificación no es sólo porque somos pocos frailes. Es un deseo de recuperar el espíritu y el sentido de esta familia religiosa", comenta el prior de Cádiz, Pascual Saturio, que además es el único fraile en el convento. "Nosotros estamos hechos a vivir en común, lo que no es normal es lo que me pasa a mí, que soy un dominico viviendo por su cuenta; para la oración, para el apostolado, para la pobreza... necesitamos de nuestras comunidades", explica Saturio reforzando el motivo de esa unificación de la provincia.
El dominico indica también que unido a los cambios que se han producido en la sociedad en estos tiempos "los conventos también nos hemos hecho daño de algún modo y hay que reorganizar muchas cosas en los conventos de cara a la vida de los frailes y a la misión". Y lo aclara con una pregunta demoledora: "¿se nota hoy en día alguna diferencia entre carmelitas, franciscanos, agustinos o dominicos?", en referencia a esa necesidad de recuperar el carisma o el espíritu propio de cada orden, "que por aquello de ayudar a las parroquias y de atender otras necesidades lo hemos perdido un poco en este tiempo".
La unificación dominica se notará en Cádiz "a la hora de plantearnos la presencia", momento en el que Saturio confía en que aumente el número de frailes. El proyecto de la nueva provincia establece con respecto a los santuarios e iglesias especiales (entre las que ubica la de Cádiz) que "el futuro en la atención a estas presencias dependerá de nuestras posibilidades y de la evolución religiosa popular de estas devociones y su arraigo en los lugares donde se ubican". Pero el prior de Santo Domingo asegura que "no he oído nunca que nos vayamos a marchar de Cádiz". "La casa reúne condiciones de sobra para formar parte del nuevo proyecto. Como enfermería, como centro de espiritualidad... Es un edificio recién rehabilitado y los santuarios además siempre se han considerado una plataforma de predicación para la orden", valora Saturio, convencido de que la unificación de los dominicos españoles servirá para hacerse más presentes en la ciudad.
El tiempo será, por tanto, el que determine qué ocurre con estas órdenes religiosas y con sus presencias en una ciudad que en los últimos años ya ha visto marcharse a mercedarios o a jesuitas.
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