"Hacemos series porque antes la hicieron otros" explica en Cádiz el showrunner Javier Olivares
SOUTH SERIES FESTIVAL
El creador de El Ministerio del Tiempo ofrece una clase magistral sobre la historia del formato y los cambios que ha experimentado desde su nacimiento a mitad del siglo XX
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Cádiz/"Las series las crean los guionistas", "los humanos necesitamos consumir cuentos e historias desde pequeños" y "hacemos series porque antes la hicieron otros". Estas son algunas de las sentencias que Javier Olivares, escritor y showrunner entre otros cargos en esta industria, ha dejado en su clase magistral '¿Por qué hacemos series?' dentro de la programación del South Series Festival que se está celebrando en Cádiz. Y Olivares las hace porque lo ha "mamado desde pequeño", "una generación que ha crecido con la televisión puesta en casa todo el tiempo, como pasa hoy con los videojuegos" y ha aprendido cómo las series "planteaban las metáforas de la vida".
Los actores Hugo Silva -a través de un video- y Bruto Pomeroy -responsable de la Escuela de Cine de la UCA y ataviado con una camiseta de Calvichi's sobre 'El Ministerio del Tiempo'- le dieron el pie a Olivares para que presentara su disertación magistral sobre el mundo de las series, sus antecedentes y su evolución. Porque, efectivamente, el escritor dejó claro que la situación que vive la industria de las series hoy día se explica por lo histórico, por las incontables historias que han ido dándole cuerpo a un sector que no ha parado de crecer y para la que algunos han vaticinado hasta un estallido de la burbuja que Olivares no comparte ("a no ser que los ejecutivos traten la industria como el que invierte en bolsa").
Las series son la vanguardia en el siglo XXI, "son el arte que representa el mundo en el que vivimos", papel que en otros tiempos jugaron la pintura, la fotografía o el cine. Así de tajante lo plantea Javier Olivares después de repasar cómo una cultura popular tachada de banal y superficial porque se convierte en accesible a todo el mundo a mediados del siglo pasado a través de la televisión, termina convirtiéndose en un producto de prestigio y representativo de la sociedad que refleja.
Por el camino, el escritor ha sintetizado toda la historia del formato con innumerables ejemplos desde los años 50 (la importancia de la BBC, Hitchcock, Doctor Who, El Prisionero) que buscaban 'simplemente' entretener y divertir (Star Trek y la ciencia ficción, los western en Estados Unidos, el nuevo género de las sitcom con Los Roper o Superagente 86). A medida que la industria crece y la inversión aumenta, con más dinero disponible y una mayor capacidad de producción se va acercando al mundo del cine (Perry Mason) y da un paso significativo con la culturización (de nuevo destaca la importancia de la BBC, la adaptación de novelas como Arriba y abajo, Yo, Claudio, Estudio 1 en España junto a Historias para no dormir) y la introducción de la crítica social y política (Sí, primer ministro, House of Cards -la original- y La Cabina en España).
Olivares ha rendido tributo a los pioneros, con Rod Serling y Dennis Potter a la cabeza y Chicho Ibáñez Serrador y Jaime de Armiñán en lo doméstico. "Ya eran showrunners", dijo para explicar ese concepto aún algo etéreo hasta en la misma industria que mezcla autor y producción (en los créditos sigue apareciendo por separado como productor ejecutivo y guionista). Y continuó con la retahíla de series y creadores para terminar su recorrido histórico en los años noventa (Tom Fontana, Doctor en Alaska, Aquellos maravillosos años...).
La vanguardia, aquel nuevo paso evolutivo que se da con el cambio de milenio, Olivares lo ejemplificó en Los Soprano, The Wire, Breaking Bad (series que se ofrecieron en abierto, algo que no pasaría actualmente, y no tuvieron grandes audiencias pero que pusieron la semilla de un nuevo fenómeno dándole prestigio al formato) Oz, Line of duty y un buen número más de productos audiovisuales que el creador ha ido dejando para sustentar su explicación.
El creador de series como Isabel, Victor Ros, El Ministerio del Tiempo y que ahora cuenta en Ena la vida de la reina Victoria Eugenia de Battenberg, argumentó ayer los cambios experimentados en el código narrativo en esta etapa de auge. Entre ellos citaba las referencias y apropiaciones a series anteriores (La veneno); la bondad no necesaria del protagonista (Breaking Bad), la complejidad narrativa ("en Bron hay dos o tres series dentro de una"), primero los personajes, luego la peripecia ("hay personas que dicen que en Mad Men no pasa nada, pasan las emociones); la estructura variable (en Isabel un capítulo cuenta diez años de la historia y otro solo ocho días, coges un concepto y lo narras aunque tengas que variar la estructura para desarrollarlo"); la fragmentación en el desarrollo de tramas (The good wife, "el espectador no anticipa lo que va a pasar"); la reformulación de elementos clásicos como el flashback ("ya no es siempre un recuerdo, no tiene por qué ser verdad, una referencia del pasado") o el teaser (anticipa trama como Windhunter); la reformulación de géneros clásicos (Fleabag es una sitcom que mezcla drama con la comedia); la conexión con la realidad (The Wire parece una tesis de sociología, Line of duty, Bason noir, 22 de julio); la revalorización del protagonista femenino; y viajes en el tiempo no en vano (Years and years, It's a sin, Patria, El Ministerio del Tiempo)
Olivares dejó algunas pinceladas más como la desigualdad actual en el acceso a las series (desde la tdt en abierto, gratuito con publicidad en internet, plataformas de pago o vídeos bajo demanda en una escalada marcada por la economía del consumidor), la raquítica aportación de España al sector en comparación con lo que producen otros países europeos del entorno (la BBC ofrece cinco días con ficciones propias cada semana) o el complicado acceso de la clase trabajadora al sector audiovisual que ha provocado el abandono de los temas sociales y donde destacó el papel que juega la Escuela de Cine de la UCA en facilitar esa entrada.
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