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Una diócesis más fuerte. Una diócesis consolidada en el punto de vista económico, lo que garantiza no solo su sostenimiento sino también la acción que realiza en los planos pastoral y asistencial, principalmente. El balance económico del Obispado durante el pasado año, presentado esta semana con motivo del Día de la Iglesia Diocesana que se celebra este próximo fin de semana, refleja un notable incremento en el capítulo de ingresos, de nada menos que 2,5 millones de euros respecto al ejercicio anterior.
Este dato puede ofrecer varias lecturas. De un lado, supone que la Diócesis ha superado ya la pandemia del Covid y los problemas económicos que conllevó la dura travesía por esos meses en los que el culto (fundamental para los ingresos de una Iglesia acostumbrada a aportar sus donativos en el transcurso de las misas) se redujo o se vio afectado por las limitaciones vinculadas a la alerta sanitaria al tiempo que las necesidades crecían por la crisis laboral y económica que derivó de la pandemia. De otro lado, que la labor que se viene realizando desde el Obispado está provocando efecto en la población de fieles, que incrementan sus aportaciones. E igualmente, se desprende que la gestión diocesana es cada vez más eficaz, lo que ayuda a ese aumento de ingresos.
Atendiendo a los distintos conceptos en los que la Conferencia Episcopal Española resume el capítulo de ingresos de las diócesis, lo más llamativo entre 2021 y 2022 llega en el capítulo de patrimonio y otras actividades vinculadas, que ha aportado casi 1,4 millones de euros más a la Iglesia gaditana entre un año y otro. De los 3.636.528,74 euros que se recaudaron en 2021 a los 5.006.654,57 euros que refleja el balance del pasado ejercicio.
Siendo este apartado el más notable, ha habido también incremento de ingresos en el resto de los conceptos. También muestra un salto destacado el capítulo de “otros ingresos corrientes”, que reúnen las subvenciones y otras vías que han superado en 867.636,38 euros los del ejercicio anterior, alcanzando los 3.243.664,47 euros.
En esto de los ingresos de la Iglesia en Cádiz y Ceuta, los files siguen siendo fundamentales. 1 de cada 3 euros que recibe el Obispado los aporta directamente los fieles, a lo que hay que unir el montante económico que procede de los españoles que marcan la casilla de la Iglesia Católica en la Declaración de la Renta, que también ha experimentado un crecimiento este último año. Tanta importancia tienen ambos conceptos, que suman la mitad de lo que percibe la Diócesis en el año.
En concreto, de manera directa (es decir, a través de los cepillos de las misas, las colectas, las aportaciones periódicas y otros conceptos) se ingresaron en 2022 un total de 5.225.572,72 euros, que aumenta la cifra del año anterior en 95.996,34 euros; mientras que del Fondo Común Interdiocesano (que gestiona la Conferencia Episcopal Española, que realiza el traspaso de ese dinero del IRPF en función de unos baremos y criterios) se recibieron 3.493.049,58 euros, mejorando la aportación de 2021 en 201.916,39 euros.
También han crecido, aunque de manera casi simbólica, los ingresos extraordinarios, que pasaron de 487.310,23 euros en 2021 a 505.547 euros este pasado año.
Las posibles lecturas respecto al aumento de los ingresos tienen, al mismo tiempo, una lectura objetiva atendiendo a la cuadrícula de gastos presentada por la Diócesis: ha crecido la labor pastoral y la asistencial, o la conservación y mantenimiento de los edificios de titularidad religiosa. Especialmente ha crecido el gasto en las acciones pastorales y asistenciales, que ha superado ya los 4 millones de euros durante el último ejercicio (709.665,78 euros más que lo invertido el año anterior).
La partida principal de gastos de la Iglesia gaditana se la lleva la conservación de edificios y los gastos propios de su funcionamiento, que en 2022 sumó 4.736.214,29 euros; cantidad que sigue aumentando cada año, por el lógico envejecimiento de los edificios y por la necesidad de adaptar también los inmuebles religiosos a las nuevas tecnologías o a las energías renovables y el menor consumo eléctrico posible.
Le sigue de cerca el gasto que conlleva las contrataciones en el Obispado, en las parroquias, en el Seminario y otros centros de formación que atiende la Diócesis, en Cáritas, en la oficina de Obras Misionales Pontificias o en Manos Unidas. Una partida que ha experimentado también un importante aumento, pasando de 3.815.730,56 euros en 2021 a los 4.454.316,58 euros que se han necesitado este último año.
La mitad de esta partida de retribución al personal seglar necesita el sostenimiento del clero, que se censa en 169 sacerdotes y que supuso el pasado año un gasto de 2.215.664,31 euros (218.369,94 euros más que el ejercicio anterior).
Las únicas excepciones al incremento de cifras son los gastos extraordinarios, que han bajado 55.794,39 euros; y las aportaciones económicas al Seminario, que en 2022 se quedaron en 310.105,54 euros (por debajo de los 347.730,70 euros que se destinaron a la formación de los futuros sacerdotes en 2021).
Con todo este balance, la Iglesia Diocesana cerró el ejercicio de 2022 con una diferencia entre ingresos y gastos de 1.375.333,83 euros.
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