Inaugurado el monumento a Moret en la plaza de Isabel II
150º ANIVERSARIO DE 'DIARIO DE CÁDIZ'
Del Toro fue el encargado de descubrir la efigie de nuestro paisano ilustre
L día de ayer representó para Cádiz una de esas fechas indelebles y que a través del tiempo parece que se agigantan. El monumento, cubierto con la bandera nacional, ofrecía la ilusión de una cosa nueva que incitaba al deseo del descubrimiento. Los establecimientos del muelle, las casas que dan vista a la calle de Isaac Peral y otras muchas de la población ostentaban banderas y colgaduras, y por todas partes palpitaba entusiasmo por el acto que iba a desarrollarse y gratitud imperecedera para cuantos laboraron a la obra camino del porvenir de Cádiz. En el exprés llego el diputado por Cádiz Federico Lavina, que fue subsecretario del Ministerio de Hacienda. A la una y media de la tarde, llegó a la tribuna oficial el ilustre Cayetano del Toro, en coche, acompañado de Amado García Bourlier. El público empezó a situarse en extraordinario número en la plaza de Isabel II y en todas las proximidades del monumento, incluso en azoteas y balcones. A la tribuna fueron llegando todas las autoridades y representaciones de entidades oficiales, que fueron recibidas por Cayetano del Toro y demás señoras de la junta. Las bandas tocaron la marcha real y todos se descubrieron. Había una mesa y detrás de ella varios sillones. Ocupó la presidencia el gobernador civil, que tenía a su derecha al comandante general del Aportadero y al representante del ministro de Marina y Cayetano del Toro; a la izquierda al subsecretario de Hacienda y al gobernador militar. Una vez terminada la lectura, Del Toro pronunció breves palabras alusivas al acto, terminando así: "Señores, ¡Viva España! ¡Viva Cádiz! ¡Viva Segismundo Moret !". Estos tres ¡vivas! fueron contestados unánime y entusiásticamente. Se dirigió al gobernador civil y le dijo: "Hago a usted entrega del acta de la sesión de hoy y de la llave de la verja que circunda el monumento, como señal de propiedad". A las tres en punto fue llevado a la tribuna el extremo del cordón de los colores nacionales, desde el pie de la estatua, tiró de aquel Del Toro, y se corrieron las banderas a derecha e izquierda, quedando al descubierto la efigie de nuestro paisano ilustre y bienhechor don Segismundo Moret. Fue aquel un momento solemne.
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