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Álvaro Romero
Tono alcista
Seguridad
El trágico y pavoroso incendio de hace poco más de una semana en un gran edificio del barrio del Campanar de Valencia está provocando que el Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz esté recibiendo en los últimos días un mayor número de llamadas de asociaciones de vecinos, comunidades de propietarios y administradores de fincas que muestran su preocupación y temor por lo ocurrido y solicitan, incluso, que se realice alguna visita para comprobar sobre el terreno las medidas de seguridad de sus propios edificios. La enorme repercusión mediática del incendio de Valencia, con las imágenes en directo del fuego extendiéndose por todas las viviendas a través de la fachada, ha contribuido sin duda a la propagación entre la sociedad española del temor, entendible, de que lo sucedido pueda repetirse en cualquier punto el país.
Los bomberos gaditanos, como otros servicios contraincendios españoles, llaman a la calma sobre este suceso, afirman que lo sucedido en Valencia es muy difícil que vuelva a ocurrir con semejante magnitud y virulencia y aprovechan, algo que siempre viene bien, para recordar que los incendios de vivienda cuentan con un eficaz protocolo de actuación que los ciudadanos deben conocer para no tomar decisiones equivocadas. Y la prevención, la eterna cantinela de todos los servicios de seguridad, ese ramillete de herramientas y medidas que minimizan el riesgo de incendios en el hogar.
Ignacio Pérez, intendente jefe del Consorcio de Bomberos en la Bahía, y Juan Carlos Rojas, jefe del Parque de Cádiz, ejercen de portavoces del cuerpo de bomberos gaditanos y expresan, en primer lugar, su máxima preocupación: “Tenemos la sensación de que tras el fuego de Valencia la sociedad cree que cuando se produce un incendio en un edificio de viviendas lo mejor es salir de la casa”. Las estadísticas, sin embargo, señalan que el mayor número de víctimas mortales se produce en las escaleras y por inhalación de humo. Es, pues, la primera aclaración: si el incendio no es en la vivienda propia, sino en otro lugar del edificio, lo mejor suele ser cerrar todas las puertas posibles y trasladarse a un lugar, ventana o balcón, donde se pueda ser visto. No hay que salir de la casa si hay humo en las escaleras, que suelen funcionar como un magnífico tiro propagador, y tampoco es recomendable subir hacia las azoteas, camino que tomará la humareda, ni usar el ascensor.
Hace algunas fechas se celebró en Cádiz unas jornadas de prevención de incendios en vivienda, con la organización de la Fundación Mapfre y de la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos, en las que se aportaron datos poco tranquilizadores de los fuegos declarados en los hogares españoles, con Andalucía además a la cabeza de las cifras de víctimas mortales en estos siniestros. Ignacio Martínez tasa en unos 18.000 la media anual de incendios en hogares en España, mientras que en Cádiz capital el dato medio se sitúa entre los 60 y 80 incendios. Muchos o pocos, que no se trata de valorar un dato que necesitaría de una amplia comparativa anual y geográfica, lo cierto es que el número es ya un indicativo de la necesidad de prevenir estos incendios. No sólo por lo sucedido en Valencia, ya que los bomberos y otros expertos españoles aseguran que ha sido un incendio “excepcional” que no ha tenido el comportamiento habitual de este tipo de fuegos.
Pero como las sociedades viven mucho del momento, de los estados de ánimo de los sucesos que ocurren, la tragedia del Campanar ha provocado esa preocupación que en forma de llamadas han detectado los bomberos gaditanos y que sirve para recordar, una vez más, la necesidad de prevenir con todos los medios posibles para minimizar el riesgo de incendios. Y la primera llamada de los bomberos es clara: es necesario que la legislación española, como ya han hecho muchas europeas, establezca la obligatoriedad de instalar detectores de humo y de temperatura en los hogares, y que se haga con efecto retroactivo, no sólo en los de nueva construcción.
Pero también recuerdan los bomberos gaditanos que el hecho de que los detectores no sean obligatorios no impide que se coloquen en las casas. “Salvan vidas”, recuerdan los bomberos gaditanos, pues esas señales de humo anticipan el conocimiento del incendio adelantando la obligatoria llamada a las salas del 085 o del 112 y facilitan incluso una evacuación más segura. Y es que los detectores de humo son fáciles de colocar, con una simple pegatina, tiene un precio asequible según prestaciones y su pila dura aproximadamente diez años. Su eficacia, además, está más que demostrada.
Hay también otras medidas preventivas que los bomberos ponen sobre la mesa y que están presentes en sus charlas informativas y en sus actividades pedagógicas. Entre ellas, tener un pequeño extintor en casa y utilizar convenientemente las puertas cortafuegos, esas que tienen ya muchos edificios pero que o están completamente abierta sujetadas con una aldabilla o que directamente, como es en el caso de muchos garajes, están cerradas con llave. Existen dispositivos electromagnéticos de retención para estas puertas, que se cierran solas cuando salta una alarma de incendio o se activa un pulsador, y que por tanto son más seguras que tenerlas abiertas y sujetas a la pared con algún gancho. Y en los garajes, admiten los bomberos que tengan su cerradura para acceder al aparcamiento, pero estiman más conveniente que se puedan abrir desde dentro con un dispositivo similar a las de las salidas de emergencias de edificios públicos, teatros o centros comerciales.
Otras medidas preventivas tienen que ver con los eternos consejos de no descuidar la comida en el fuego, colocar bien braseros y estufas, no sobrecargar enchufes, alargaderas ni regletas y, consejo fruto de los nuevos tiempos tecnológicos, poner el máximo cuidado en la recarga de móviles, portátiles, tabletas y patinetes: no hacerlo en lugares con materiales inflamables, como camas y sofás, y vigilar la carga evitando en lo posible dejarlos cargando por las noches.
¿Pero, y si llega el incendio? Pues es cuando entran en juego las medidas de autoprotección, la otra pata de la seguridad en este y otros tipos de siniestros y accidentes. Saber cómo comportarse ante un incendio, antes de que lleguen los bomberos, es importante para actuar correctamente y mantener una calma que no siempre será fácil de encontrar. Hacerse ver por ventanas y balcones, no tratar de salir del edificio si el humo se ha apoderado de las escaleras, gatear si la humareda ya nos ha alcanzado y, sobre todo, cerrar todas las puertas que podamos, una medida que esta última que, afirman los bomberos, salva más vidas de las que se pueda pensar al compartimentar estancias de la casa y reducir la cantidad de oxígeno de manera que al fuego le sea más difícil mantenerse activo.
En resumen: prevención y autoprotección son el camino más seguro para reducir el riesgo de incendios en un caso y para actuar convenientemente en el otro. Para las dudas están los bomberos de Cádiz y su constante labor didáctica e informativa.
Uno de los principales objetivos de los bomberos españoles está en conseguir que los detectores de humo sean obligatorios en las casas. En otros países europeos ya lo son y los responsables de los bomberos gaditanos creen que España debe sumarse a una norma vital para detectar un incendio antes de que las llamas sean visibles. Fáciles de colocar, pues no necesitan instalación eléctrica ni conexión alguna más allá del wifi en algunos modelos, los detectores de humo pueden ser necesarios en los techos de salones, dormitorios y distribuidores, mientras que los detectores de temperatura, que imantados se adhieren a la campana extractora, son los recomendables para las cocinas. En caso de activarse, su potente y molesto pitido avisará, ya sea de día o de noche, de que un incipiente humo, el agente que más muertes causa en un incendio, hará el ambiente irrespirable en unos minutos.
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