Jesús Oliden: “Cuando lo del agua de Loreto, me llegaron a decir: no sigas por ahí”

Entrevista de cerca

Entre el puerto y la ciudad. Dejó el Ayuntamiento para volcarse con un nuevo proyecto de puerto, para luego volver a San Juan de Dios con Kichi para pagarle a la ciudad lo mucho que ésta le había dado

Jesús Oliden, en la hemeroteca de Diario de Cádiz / Jesús Marín

Cuando accedió al cargo de nuevo gerente de Aguas de Cádiz, el alcalde, José María González ‘Kichi’, le hizo tres encargos que bien podrían ser el oro, el incienso y la mirra de su mandato. Uno:“Vas a trabajar en una empresa de todos los gaditanos, cuídala y ponla en marcha;dos:“Durante las elecciones, a todos los partidos políticos nos han venido los vecinos de Loreto quejándose de un problema que hay allí de agua contaminada. Acláramelo”;y tres:“Los sindicatos me vienen denunciando que en Aguas de Cádiz hay siete personas contratadas por ETT. Arregla esas contrataciones”. Esas fueron sus tres primera tareas. Siete años después, Jesús Oliden (Cádiz, 1957) sigue al frente de la empresa municipal y está considerado uno de los funcionarios modélicos del Ayuntamiento de Cádiz.

—¿De Cadi, cadi?

—Yo sí. Mi padre no. Él estaba afincado en Zaragoza, pero nació en el barrio de Oikia, en la localidad guipuzcoana de Zumaia. De ahí mi apellido Oliden. Mi segundo apellido es compuesto Rodríguez-Sánchez. Mi padre era constructor y vino aquí a Cádiz para trabajar como ayudante de Obras Públicas en la construcción de la Punta de San Felipe. Aquí se casó con una gaditana y aquí se quedó y fue en 1965 cuando ingresó en la Junta de Obras del Puerto.

—Todo el mundo le ubica en la Autoridad Portuaria más que en el Ayuntamiento cuando usted realmente era funcionario en excedencia...

—Sí. Así es. Me llevé 16 años y medio de funcionario en el Ayuntamiento, primero con Carlos Díaz y luego con Teófila Martínez antes de entrar en la Autoridad Portuaria, al frente de Dominio Portuario. Lo bueno es que en ese tiempo hice de todo. Pasé por Saneamiento, Vías y Obras, Proyectos, semáforos, etcétera.

Jesús Oliden, durante la entrevista concedida a 'Diario de Cádiz' / Jesús Marín

—Y no pasan ni cinco minutos cuando sale a relucir el nombre de Rafael Barra. ¿Se considera su discípulo?

—No lo puedo remediar. Me siento muy orgulloso de ser de la escuela de Rafael Barra. Es quien me ha educado junto a la figura de mi padre.

—¿Y ya, casi inseparables?

—Conocí a Rafael Barra nada más entrar en el Ayuntamiento. Él fue el primer ingeniero de caminos y yo el primer ingeniero técnico. Al equipo de Rafael le tocaron todos los marroncitos: proyectos, obras, semáforos, playas, vía y obras y de ahí viene una formación importante. Es la base de todo lo que luego hice y fui. Sabía de casi todo, aunque pueda sonar pedante, porque tocábamos todos los palos. Fue una etapa esencial de mi vida.Le pongo pasión a todo lo que hago. Creo que en la vida no hay otra manera de hacer las cosas si no es con pasión. ¿Esa pasión hay veces que te genera problemas? Pues sí.

"No lo puedo remediar. Me siento muy orgulloso de pertenecer a la escuela de Rafael Barra”

—¿Siempre se le ha visto muy cercano al PSOE ¿Cuánto hay de verdad en eso?

—A ver, yo entro en el Ayuntamiento en febrero del año 82, con 24 años. Tengo grandes amigos en el PSOE pero no milito en ningún partido. No sé qué responderle...

—¿Ha pensado alguna vez en meterse en política?

—A mí me hubiera encantando trabajar por mi ciudad desde un cargo político porque creo que es lo máximo que puede hacer un ciudadano de Cádiz. Ya se me ha pasado el arroz .

—¿Pero nadie se lo ha ofrecido?

—Me lo han ofrecido una vez.

—¿Quién se lo ofrece?

—(Sonríe y no responde).

—¿Y llegó a decir que no?

—Dije que no.

—¿No se contradice un poco? Piensa que es la máxima aspiración de un gaditano y, a la vez, se niega a hacerlo aunque se lo han ofrecido...

—En esa época tenía todavía muchas cargas familiares con los niños estudiando fuera y tal y yo no podía...

"No lo puedo remediar. Me siento muy orgulloso de pertenecer a la escuela de Rafael Barra”

—¿Tanto tiempo hace?

—Para la lista del año 2015. Las elecciones en las que entró a gobernar José María González.

—¿Por lo tanto podría haber llegado a estar en la oposición del que ahora es su alcalde?

—Podría haberlo estado.

—Reubíqueme en el tiempo que me pierdo...

—Ahí estaba yo en la Autoridad Portuaria cuando me hacen ese planteamiento. Yo no digo quién me lo ofrece, aunque sé que el que lo hizo lo dice a boca llena y constantemente.

—¿Por qué se va a la Autoridad Portuaria?

—Es un salto extraño, lo reconozco, porque, además, yo estaba muy bien situado, dominando mi terreno. Sacaron una plaza siendo Rafael presidente y me dijo: “Preséntate”. Mi primera contestación fue que no, que no me presentaba. Creo que Barra se enfadó un poco conmigo y al mes o mes y medio volvió a decirme: “Que la saco ya. Tú verás” y ya decidí presentarme. No me arrepiento. Fue apasionante porque Rafael le dio un impulso impresionante a la Autoridad Portuaria.

—¿Llega casi a la vez que Rafael Barra a la Autoridad Portuaria?

—Rafael llevaba un año y medio más o menos y estaba aún formando el equipo y reactivando todo para poner en marcha su tormenta de ideas. Había que trabajar en la autosuficiencia económica del puerto para poder ser más competitivos, por lo que los ingresos por las concesiones se convirtieron en algo que había que mimar. Le hablo de memoria, pero cuando Rafael empezó, los ingresos por las concesiones eran unos 300.000 euros. Cuando se fue, si no me falla la memoria, lo dejó en el orden de los ocho millones de euros. Ya sabe usted lo metódico que es Rafael. En el puerto todo se planifica a medio y a largo plazo. De hecho, todavía se están viviendo de actuaciones planificadas hace 15 o 18 años.

—Pero la llegada de Barra resultó un cambio de modelo radical. El muelle no sólo era para los barcos...

—Toda nuestra gestión era un ejercicio de planificación y de estrategia. Estoy muy orgulloso de ser de la escuela de Rafael Barra y yo digo esto mucho en mi trabajo: “No se puede dirigir sin planificar y no se puede planificar sin tener una estrategia...” y eso es básico en la gestión, porque si no, eres un cabra loca. Y Rafael es un hombre metódico, un hombre que hizo los planes estratégicos, contó con toda la comunidad portuaria, impulsó la comunidad portuaria y todas esas vivencias se van quedando. Estoy orgullo de esa etapa...

—¿Y por qué se va del puerto si tan a gusto estaba allí?

—Pues también pasa algo parecido.

—¿Se fue estando todavía Rafael?

—No, ya Rafael se había marchado hacía tres años. Y estaba José Luis Blanco con Agustín Romero de director.

—¿Cómo fue esa marcha de la APBC?

—Entra Podemos y Manuel González Bauza, teniente de alcalde, se hizo cargo de Medio Ambiente y presidente de Aguas de Cádiz y se acordó de mí. Dijo: “Yo conozco un funcionario en excedencia que creo que vale para este trabajo...”.

—¿Entiendo que se pusieron en contacto con usted?

—No, no. Se me cuela un día en la Autoridad Portuaria y me dice que me ofrece el puesto de gerente de Aguas de Cádiz. “Me tienes que dar una respuesta ahora mismo por la mañana porque a las cuatro tengo una reunión y lo voy a poner encima de la mesa”, me insistió. Le dije que a las cuatro era incapaz de tener tomada una decisión así de tanta trascendencia. En cualquier caso, llamo a Rafael Barra, y a dos de mis cuñados y les explico lo que me estaba pasando, ¿Qué pensáis? ¿Tengo capacidad?

—¿Y qué le responden?

—Que lo aceptara.

—¿Pero dudaba de su capacidad para el cargo o era cuestión de ganas?

—La Autoridad Portuaria era mi zona de confort. Pero cuando te ofrecen esto y lo meditas y te animan, mi principal razonamiento fue pensar que Cádiz a mí me había dado mucho. A esta ciudad yo le debía mucho así que decidí que mis últimos años profesionales los iba a dedicar a darle algo a cambio a la ciudad . Tardaron un mes y medio por cuestiones que luego le cuento a micrófono cerrado si quiere.

—Pero cuénteme cosas que se puedan contar...

—Tan sólo le puedo decir que un político me dijo que aceptara pero que me estaba equivocando porque creía que me iban a hacer mucho daño y que la política era muy mala en ese sentido...

—¿Fue polémico el nombramiento?

—Sí. Se llegó a decir que los socialistas habían metido a uno de sus hombres... Y a mí realmente no me propone el PSOE sino Podemos porque la vinculación que yo tenía era con el que luego fuera teniente de alcalde, alguien a quien estaré siempre muy agradecido por pensar en mí.

—¿Y esa pasión que siempre le guía ha estado siempre por encima de los colores políticos?

—Sí. Profesionalmente es uno de los temas que tiene que distinguir mucho la función pública. Un profesional, sea del pensamiento ideológico que sea, en su trabajo tiene que ser siempre un profesional y así he tratado de ser siempre.

—¿Pero cree que esa escuela está muy extendida entre los funcionarios municipales?

—Bueno, bueno. Yo soy muy crítico con la función pública. Esta sociedad no se merece el funcionariado que tiene y el 40% del funcionariado que tiene somos todos para echarnos. Creo que el funcionariado tiene que cambiar. La primera frase que me dicen al llegar al Ayuntamiento fue esta: “Enhorabuena, Jesús. Ya eres funcionario. Ahora si quieren que trabajes, que te lo paguen”.

—¿Nunca se arrepintió de haber llegado a ese puesto enAguas de Cádiz?

—Sé que lo que le voy a decir no le va a gustar a mucha gente. Pero si yo llego a saber en el caos en el que estaba metida Aguas de Cádiz, igual me lo habría pensado. Pero bueno...

—¿Y cómo recuerda esa llegada en pleno conflicto de las aguas de Loreto?

—Si le digo la verdad, cuando yo acepto no tenía ni idea de lo que estaba pasando en Loreto. Me nombra el Consejo de Administración el 1 de diciembre de 2015 y fue el propio alcalde, al que yo no conocía de nada, quien me dijo: “Durante las elecciones a todos los partidos políticos nos han venido los vecinos de Loreto quejándose de un problema que hay allí de agua contaminada. Acláramelo”.

—Y eso dice mucho de un alcalde que se presenta con esas premisas por delante, ¿no?

—A mí no me conocía. En mí pusieron una confianza y siguen teniendo una gran confianza.

—¿Cádiz tiene el alcalde que ahora mismo se merece?

—Creo que sí.

—Y volviendo a Loreto. ¿Pudo ser su peor experiencia?

—Yo lo pasé muy mal con Loreto incluso físicamente por culpa de la tensión.

—¿Y cómo era la realidad con la que se encuentra?

—Yo me encuentro a todos los vecinos de Loreto que venían demandando que les habían engañado y que les habían dado agua contaminada. El documento que nosotros elaboramos fue un informe inmaculado y respetado por todo el mundo, incluyendo a fiscales y jueces. El gobierno local prefirió no buscar responsables penales y al final se quedó en que si tú me has insultado o no y si me has dicho o no me has dicho... pero el informe es respetado por todo el mundo.

—¿Quién tuvo la culpa ahí? ? ¿Qué pasó realmente?

—Lo dice el informe.

—¿Filtraciones, mala gestión...?

—No me gusta revivir este tema, pero bueno... Creo que fue la prepotencia. Había unas elecciones cerca y es verdad que se dio durante ocho días agua contaminada al barrio de Loreto.

—¿Eso es verdad?

—Sí, y así lo dice ese informe. Lo que nosotros no profundizamos, porque no era nuestra tarea, era en buscar culpables de lo ocurrido.

—¿Y había alguien que era consciente de que se estuvo dejando a los gaditanos de Loreto que bebieran agua contaminada durante ocho días?

—Claro. Había analíticas y alguien tenía que ser consciente. ¿Hasta dónde llegaba ese alguien? Pues no lo sé. ¿Lo hicieron con maldad? No. Cerca del verano, con calor, se iba la gente a las dos de la tarde, se abren tres válvulas, no una, sino tres. Cuando tienes un fondo de saco y abres una válvula hay una serie de operaciones que están contempladas en la operativa básica de un empleado de Aguas de Cádiz y es que tienes que desaguar ese agua porque lleva mucho tiempo parada y se sabe que está en mal estado. Abrieron y esa operación no la tuvieron en cuenta. Eso se hace a la una y pico. Y a las tres de la tarde se detectan las primeras llamadas de vecinos diciendo que el agua sale con olor y con color... Hasta el octavo o noveno día no hicieron lo que deberían haber hecho el primer día que era dar aviso a las autoridades sanitarias.

—¿Tuvo presiones por parte de un lado y de otro?

—Sí, las tuve. Me llegaron a decir: “no sigas por ahí”. Eso uno de dentro de la empresa y le dije: “Mira, eso no me lo vuelvas a decir. Tómatelo como un consejo. No me vuelvas a hablar en ese tono y menos para darme ese tipo de consejos”.

—Bendito sea ese informe...

—Si se hubiera ido con mala fe se habría podido actuar por lo penal una denuncia, pero eso no lo quiso hacer el equipo de Gobierno. Y, al final, la cosa se quedó en dimes y diretes e insultos, pues yo no he sido... Si se hubieran metido por lo penal...

—¿Y llegaron a existir argumentos suficientes para que alguien hubiera terminado en la cárcel?

—No sé dónde habría terminado... pero el tema podría haber sido muy grave.

—Su respeto por la transparencia le hizo sufrir mucho...

—Mira. Cuando yo llegué aquí se me dice “mira con la prensa no se habla. De aquí para fuera nada”. Al final hemos hecho todo lo contrario y aquí me tienes ahora mismo.

—¿Ese paso de la APBC a Aguas de Cádiz le quitó mucho el sueño?

—Los dos saltos que yo doy son muy importantes en mi vida y, además, esos pasos no los doy sin pensarlo. Yo lo analizo todo. Cuando tomo una decisión debo estar muy seguro y analizo todas las posibles consecuencias.

—¿Sigue echando de menos a Rafael Barra?

—Yo eché de menos a Rafael Barra en el Ayuntamiento, lo eché de menos en la Autoridad Portuaria, y cuando a día de hoy tengo que tomar una decisión suelo charlar habitualmente con él. Tomamos un café y hablamos.

—¿Cádiz perdió con Barra un buen alcalde?

—Habría sido un magnífico alcalde. Estoy convencido. Y a Rafael yo no le podría haber dicho que no a meterme en política. Realmente no sé si se lo ofrecieron y si se lo ofrecieron fue ya en una época en la que ya le cogió con más edad. Pero podría haber sido un gran alcalde porque era también un enamorado de su ciudad.

—¿Qué tal ve a Teófila al frente del puerto de Cádiz?

—Como presidenta de la Autoridad Portuaria no la puedo enjuiciar. No la conozco. La gestión que está llevando a cabo ya me la sé porque es consecuencia de una planificación que se hizo hace 20 años. La nueva terminal es una decisión que se tomó en 2000.

—¿Entonces si Teófila sólo está basando sus actuaciones y decisiones en planes confeccionados en tiempos de Rafael Barra, poco ha aportado entonces ella según su parecer?

—No quiero que me tires de la lengua y no me voy a pronunciar en contra de nadie. Sólo digo que eran ideas nuestras.

—¿Queda Oliden para rato?

—No. Tengo fecha de caducidad. Cumplo 65 en agosto y mi recambio llegará con el cambio en la Corporación. Creo que ya llegó mi hora.

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