"La urología es para mí la especialidad más bonita y completa de toda la medicina"
José Luis Álvarez-Ossorio. jefe de la unidad de gestión clínica de urología del puerta del mar
Un apasionado de su trabajo. Desde su llegada al hospital se ha esforzado por mejorar y modernizar un área médico-quirúrgica que no sólo diagnostica y trata sino que también opera
Todos los trabajos tienen su dificultad, pero algunos, digamos, cuentan con un plus añadido, ese en el que hablamos de salvar vidas humanas, de la salud, del bienestar. De eso sabe mucho José Luis Álvarez-Ossorio, jefe de la Unidad de Gestión Clínica de Urología del Puerta del Mar y que, recientemente, ha sido elegido por sus colegas de todo el país como vocal de Actividades Científicas de la Asociación Española de Urología. Desde su llegada al Puerta del Mar, hace ya 12 años, se ha convertido en pieza clave en el avance de esta área médico-quirúrgica en la que el hospital gaditano se codea con lo mejor del país. Diario de Cádiz mantuvo el pasado jueves una entrevista con él en la que repasamos diferentes aspectos de su vida.
-¿Antes de llegar al Puerta del Mar por qué hospitales pasó?
-Por el Virgen Macarena de Sevilla, como adjunto en el Servicio de Urología desde 1998, y años atrás por el Clínico de Puerto Real, el Santa María de El Puerto y San Rafael.
-Porque usted es de Cádiz.
-No, yo soy de Vigo, gallego de nacimiento, lo que pasa es que mi padre, que falleció hace tres años, era de Cádiz. Era marino mercante, y tras tocar puerto en Vigo conoció a mi madre, se casó y yo nací allí, como mis otros cuatro hermanos, yo soy el mayor, aunque me siento muy gaditano, tengo que decirlo. Toda mi infancia la pasé en Galicia. De hecho empecé a estudiar medicina en Santiago, hasta que mi padre, que estaba loco por volverse al sur, decidió regresar a Cádiz porque el barco en el que navegaba solía estar mucho por esta zona, y ya nos quedamos a vivir aquí.
-Explíqueme como el hijo de un marino acaba siendo médico con lo que suele tirar el mar.
-Bueno, hasta los 13 años quería ser marino. Pero un verano hice un viaje con mi padre que era Vigo, Alicante y luego volvíamos hasta un puerto de Polonia. Como mi padre era el capitán podía llevarme. Embarqué en Vigo y en Alicante me bajé y se me quitaron las ganas de ser marino. Aparte del sacrificio de aquella vida en el mar, por ejemplo mi padre no estuvo en el nacimiento de ninguno de sus hijos, no me gustó la experiencia.
-Y se hizo médico.
-Pues sí, me gustó de siempre y me lancé. Acabé la carrera en Cádiz y me quedé por aquí, salvo esos nueve años que estuve en Sevilla, hasta que saqué la oposición de la jefatura y me vine.
-¿Cómo ha cambiado la urología desde que llegó a Cádiz?
-Pues todo ha cambiado mucho, la cirugía también claro. Por ejemplo cuando yo llegué no se hacía cirugía laparoscópica de ningún tipo. Yo sí la hacía en el Virgen Macarena de Sevilla y ahora, prácticamente, en Urología no hay ninguna cirugía que no se haga por esta técnica. Cuando llegué estructuré el servicio en unidades: urología funcional, que la lleva la doctora Madurga; otra para andrología, que la lleva ahora mismo Rodrigo García Baquero; litiasis, que la lleva Cristina García León... en fin, conseguimos hace unos años la máquina de litotricia, que no había ninguna en la provincia de Cádiz y tenía que ir la gente a Sevilla o Málaga. En fin, antes se hacían las cosas bien pero yo creo que ahora las hacemos mejor.
-¿Y en cuanto a trasplantes?
-Pues en Cádiz siempre se han hecho muchísimos trasplantes, pero también iniciamos cuando llegué yo la extracción en pacientes vivos del riñón por laparoscopia. Se había hecho alguno pero muy anecdótico, no en Cádiz, sino en toda España, porque cuando despegó de verdad el trasplante de donante vivo fue con la laparoscopia, una técnica mucho menos agresiva, con una recuperación más temprana.
-¿Se dan muchas donaciones entre familiares?
-Bastantes. En España, y en Andalucía sobre todo, hay una donación tremenda. El año pasado batimos el récord de trasplantes en Cádiz, que hicimos 100 justos, y este año ya llevamos 80 y estamos en septiembre, o sea que vamos a hacer bastantes más del año pasado. Del total de trasplantes que hacemos alrededor del 15% suele ser de donantes vivos.
-Sé que los médicos lo verán como algo muy natural, pero presenciar el trasplante de un órgano sigue pareciendo casi magia.
-Es una cirugía muy bonita, los familiares se muestran muy agradecidos, porque la dependencia que tiene un paciente de diálisis es horrorosa, sólo lo sabe el que lo vive. Que de pronto, gracias a la generosidad de alguien que fallece, en un momento tan duro, se pueda disponer de un órgano, pues es extraordinario.
-¿Por eso atrae su especialidad cada vez a más jóvenes?
-Sí. A veces a algunos médicos que van a hacer la residencia y no saben qué especialidad van a coger les invitamos a asistir a un trasplante entre vivos, y cuando ven la cirugía hacen urología si pueden, porque eso de ver un órgano llenarse de sangre y empezar a funcionar, a latir, a vivir, ver como, incluso antes de suturar, ese riñón empieza a orinar tras conectarse la vena, la arteria y el uréter, es espectacular.
-O sea que es una especialidad que engancha.
-Para mí la urología es la especialidad más bonita y más completa, porque es una especialidad médico-quirúrgica, que es otra de las cosas en las que también hemos avanzado en el Puerta del Mar. Nosotros no solo diagnosticamos, sino que tratamos, operamos y continuamos con el seguimiento en patologías como el cáncer de próstata, riñón o vejiga, que es de los más agresivos. Cádiz está a la cabeza porcentualmente en este tipo de tumores en toda Europa. No sabemos por qué pero es así.
-¿Han perdido los hombres el pudor para ir al médico a explicar problemas como la disfunción eréctil?
-Pues sí. Además, no les queda más remedio, porque cada vez hay más urólogas. Antes en los congresos sólo había hombres, y este año por ejemplo el 60% de las plazas de residentes en Urología lo han cogido mujeres.
-¿Hay alguna receta para mantener sano un riñón?
-Pues la misma que para mantener sano cualquier otro órgano: tener una vida sana, comer bien, mantener un peso correcto, hacer ejercicio, en fin, una vida sin excesos. Eso es bueno para todo.
-¿Estamos abocados los hombres a tener problemas de próstata?
-La próstata va aumentado de tamaño por la edad y en determinas circunstancias va obstruyendo la salida de la orina. A partir de los 50 años aparecen síntomas como el goteo al terminar de orinar, empezamos a levantarnos por la noche a orinar, a tener que buscar rápido un baño... Prácticamente la mayoría va a tener que tratarse, aunque no todos que operarse.
-¿Y el cáncer de próstata?
-Pues ahora mismo es el más frecuente en el hombre.
-¿Eso quiere decir que a partir del medio siglo hay que vivir pendiente del PSA (Antígeno Prostático Específico)?
-No, eso no es así. Hay que estar encima si uno tiene síntomas, no hacerle un PSA a todo el mundo. Sí es conveniente en personas que hayan tenido familiares directos (padre o hermanos) con cáncer de próstata. Entonces, en vez de revisarse a partir de los 50 pues se mira desde los 45. Aunque eso está muy en debate. En lo que sí se está avanzando cada vez más, y yo espero que pronto lo pongan aquí en Cádiz, es la biopsia por fusión, que nos va a permitir poder diagnosticar los tumores que de verdad van a afectar al paciente. Se está avanzando en todo esto mucho y luchando para que haya una plataforma genética y que se avance en el cáncer de próstata, porque hay gente que se muere por esto.
-¿Tienen rigor los estudios que hablan de que hay que tener 21 eyaculaciones al mes como medida de protección contra el cáncer de próstata?
-No, no, nada de eso. No tiene ninguna base científica.
-Qué alivio.
-Jajaja... No, en serio. La mejor protección es llevar una vida sana y sobre todo vivir la vida, dar gracias todos los días por lo bien que estamos, porque cuando uno coge una simple gripe se da cuenta de lo mal que se está enfermo.
-¿Está bien dotado el Puerta del Mar o necesita algo en especial?
-Hombre, estamos bastante bien. Creo que tenemos un sistema sanitario bastante bueno, se puede mejorar, por supuesto, pero es bastante bueno, y el Servicio de Urología de Cádiz está bien dotado. Puestos a pedir, hay cosas que serían una maravilla, como la cirugía robótica con el DaVinci, que hay uno en Málaga y otro en Sevilla, y no sé si con el tiempo tendremos alguno. Por ejemplo, han puesto cuatro robots en Castilla y León, en cuatro provincias que entre todas suman la población que tiene la provincia de Cádiz.
-¿Y qué hace ese robot?
-Lo maneja el cirujano, pero te permite tener una visión tridimensional. Las pinzas del robot llegan donde las pinzas de laparoscopia, de punta recta, no pueden, porque tiene más maniobra que una mano, además no se transmite el temblor. Incluso están desarrollando robots que aportan la sensación de tocar. Es caro, pero bueno, a ver si con el tiempo lo conseguimos.
-Cuando esté el nuevo hospital.
-Ufff, como esperemos al nuevo hospital... Una de las cosas que me llamaron la atención para venirme a Cádiz fue ese proyecto, que era muy atractivo. En el Puerta del Mar estamos muy limitados, pero bueno, eso ya depende de los políticos y de la economía.
-En sus años de carrera ¿hay algunos casos que le hayan dejado marca?
-Sí, sí. Bueno, una de las cosas que me alegran de la Urología es no tener que ver niños. Porque ahora aquí hay un servicio de cirugía pediátrica, pero en otros hospitales algunas partes de la urología de los niños se ven y a mí eso me afecta mucho. Recuerdo algún niño con un tumor de testículo que me afectó mucho. Por lo demás... es que tampoco te puedes implicar tanto. Yo a muchos pacientes los conozco por su nombre, pero no te puedes implicar porque entonces no vives. Hemos tenido pacientes jóvenes, con tumores de riñón, de menos de 30 años, que es raro pero que a veces son muy agresivos, y sí que afecta. Es nuestro trabajo.
-La hora de dar la noticia de un cáncer a un paciente debe ser complicado ¿no?
-Pues la verdad es que no. Porque al final es lo que haces, un día tras otro. Esta mañana empecé la consulta a las ocho y media y me he levantado de la silla a las dos y media sin tomarme ni un café. Y a lo mejor le he tenido que decir a cinco o seis que tenían un tumor maligno de próstata. Si eso te afecta más vale que busques otro trabajo.
-¿La palabra cáncer sigue imponiendo tanto?
-A ver yo no digo cáncer, yo digo tiene usted un tumor en la próstata, y luego, cuando seguimos hablando, pues le digo que efectivamente es maligno. La palabra cáncer están intentando que se elimine de algunos tumores, como los de próstata de bajo grado, que los hay, en los que se hace es una vigilancia activa. Se va siguiendo con el PSA, se hace una biopsia cada año, pero ¿qué pasa?, que uno de los problemas que tiene es que el paciente está absolutamente obsesionado con la palabra cáncer. Por eso se está barajando poner: tumor de baja malignidad, porque hay veces que son tumores que no afectan a la supervivencia y que si se operan puede provocar daños como una disfunción eréctil.
-Y cuándo no está en el hospital ni en congresos urológicos ¿qué le gusta hacer?
-Pues me gusta mucho comer. He sido durante muchos años del Grupo Gastronómico Gaditano, hasta que me fui a Sevilla. Nunca he sido muy buen cocinero, hacía más de pinche, pero luego comía muy bien. Ya por cuestiones de trabajo lo dejé. También salgo a correr, ahora me estoy aficionando al golf, y me gusta esquiar, pero sólo voy en vacaciones de Navidad.
-¿Como médico ve bien que se retrase la edad de jubilación?
-Pues en mi caso, con 60 años, sigo haciendo guardias, normales, de trasplantes, en fin, sigo haciendo toda la actividad porque entre otras cosas en el SAS a los jefes de servicio no se les permite tener actividad privada, y entonces para mantener cuatro hijos, mi mujer que no trabaja fuera de casa, pues hay que hacer de todo. Y mi intención es jubilarme lo más tarde posible, siempre que el cuerpo aguante. La esperanza de vida cada vez es mayor, y es normal que se piense en retrasar la edad de jubilación, porque cada vez habrá más pensionistas.
Un gallego muy gaditano
Aunque nació en Vigo, José Luis Álvarez-Ossorio tiene de Cádiz hasta el habla. Hijo de padre gaditano y de madre gallega, casado con una gallega, Manuela, con la que lleva toda la vida (empezaron a salir siendo unos críos de 14 años), el prestigioso urólogo tiene cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres, y sólo la menor ha seguido el camino de la medicina, de hecho se está planteando hacer la especialidad de Urología. Se declara hincha del Celta de Vigo, equipo que defendió desde su infancia, pero también del Cádiz, y asegura que una de las cosas que más le gustan del mundo es comer bien, por eso perteneció durante años al Grupo Gastronómico Gaditano hasta que por motivos de trabajo tuvo que dejarlo. También le gusta correr, jugar al golf y esquiar, aunque esto último sólo lo puede llevar a cabo en vacaciones navideñas. A sus 60 años no tiene ningunas ganas de jubilarse.
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