"¡Kichi, amigo, Cádiz está contigo!"
Pleno de Investidura en Cádiz | Ambiente en San Juan de Dios
Lejos del baño de masas de hace cuatro años, unas 500 personas jalean la salida del alcalde de Cádiz en un soleado mediodía en la plaza de San Juan de Dios
Cádiz/Ni ha sido un baño de masas, ni se esperaba, pero las más de 500 personas que, finalmente, han aguardado a José María González a las puertas del Ayuntamiento de Cádiz durante este mediodía de sábado han recibido al ya investido alcalde de Cádiz con proclamas que competían en calurosas con el impío sol que ha abrazado San Juan de Dios.
"¡Kichi, amigo, Cádiz está contigo!", "¡Sí se puede!", "¡Tú eres mi alcalde!"... Banda sonora para un bastón de mando que se volvía a ofrecer al pueblo de Cádiz sobre la una de la tarde desde el balcón del Consistorio de manos de un hombre, de nuevo con camisa blanca, de nuevo emocionado, de nuevo agradecido. No, no ha sido un baño de masas, ni se esperaba, pero ha sido emotivo en su sencilla y desnuda manera.
Sin palabras, sin discursos, sin excitación, pero con cava, "¿por qué no?", dice Pepe Flores, el ciudadano, número 20 en la lista de Adelante Cádiz, que materializaba su alegría por el nuevo mandato de José María González descorchando una botella en medio de la plaza al grito de ¡sí se puede! mientras el primer edil saludaba desde el balcón.
Desde arriba, y desde abajo. Porque José María González, y el gesto sí se esperaba, no ha tardado en mirar de frente a sus seguidores en el ágora gaditana. Entonces sí, entonces la marabunta se ha desordenado y dislocado, los gráficos luchaban por la foto y por el vídeo, los ciudadanos por el abrazo y el beso, los periodistas por la declaración. Kichi ha avanzado tranquilo, con ese brillo que distingue a los hombres felices en los ojos, y se ha dejado amar.
Sus tías, Manoli, Rosario y Lola Santos, que desde las once de la mañana esperaban en San Juan de Dios el encuentro cuando apenas había 50 personas en la plaza, han logrado alcanzar a su sobrino. "¡Míralo, aquí está", nos señala una de ellas, y con sólo estas tres palabras ha sido capaz de verbalizar el orgullo y la felicidad del momento. "Nosotros somos sus tías y su tío (Luis Mena) y estamos aquí para apoyarlo como lo hicimos hace cuatro años porque, mire usted, José María es un hombre bueno y es honrado, una persona muy honrada", desplegaban unas horas antes las mujeres que se saludaban con la militante de Izquierda Unida y Ganar Cádiz en Común Charo Galván.
"Honrado". Vaya adjetivo bonito en los tiempos de las cajas en B y de los derroches en A. La cualidad que se repetía de isla en isla del archipiélago humano de San Juan de Dios mientras se esperaba al alcalde. Josefa Rojo, Mari Cruz Barba, Charo y Luisa (que no quieren dar sus apellidos) defienden su presencia bajo el sol de justicia porque "el alcalde es muy honrado y se lo merece y venimos ahora, cuatro años después, con más ilusión todavía". "Y hay mucha gente que también lo apoya pero que se ha quedado en su casa porque lo quieren ver por Onda Cádiz, normal...", comentaba una de las señoras.
Todos estuvieron hace cuatro años en este mismo foro. Quizás también los cuatro jóvenes que ahora se colocan frente a los seguidores del alcalde, respetuosos pero enfadados, clamando por lo que consideran un crimen contra las palomas, enarbolando una pancarta con la cara de González transformada con el pelo de Teófila Martínez acompañada por la simple pero descriptiva leyenda "Kichi-Teófila matan palomas". "Quillo, quillo, que éste no va con nosotros". Los muchachos aclaran a todo aquel que los quiera escuchar. Que ese otro joven que ha tirado migas de pan al suelo, que llama la atención a diestro y siniestro gritando que las palomas son el espíritu santo, nada tiene que ver con sus reivindicaciones. Qué levantazo, amigo...
No, no ha sido un baño de masas, ni se esperaba. No, no ha resultado ser el recibimiento mesiánico de cuatro años atrás. No, no se ha respirado aquella excitación ni aquellos nervios de ida y vuelta entre los protagonistas de la jornada y los ciudadanos. Ni hubiera sido normal. Porque hay días históricos y hay días especiales. Para José María González Kichi y para sus seguidores hoy, sábado, ha sido de los segundos.
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