Kichi y los problemas reales
El alcalde de Cádiz se enzarza en las redes en un repentino ataque a la Corona
José María González reinterpreta la Historia de España o señala a la Justicia por cumplir con su papel
El alcalde ha vuelto por sus fueros. Como si una vuelta atrás en el tiempo se tratara (sin llegar a la época de los omeyas o de los Reyes Católicos), José María González ha recuperado una práctica que se creía ya superada de dejar a un lado sus ocupaciones y obligaciones como alcalde para convertirse en una especie de tertuliano político desde su ‘Aló alcalde’ particular de las redes sociales. Así actuó durante los primeros meses de su llegada a San Juan de Dios, cuando la aspiración parecía ser estar el mayor número posible de minutos en las televisiones nacionales, hasta que la Sexta vino a Cádiz y la periodista Ana Pastor le sacó los colores y lo bajó a la tierra, su tierra, que es (o debería ser) Cádiz y su término municipal.
El José María González que se sienta delante del ordenador y que ya ha señalado anteriormente a Cristóbal Colón o al imperio británico, ha puesto como diana en la ira de sus dedos al Rey emérito y a toda la Casa Real en general, a quienes ha atacado en las redes sociales como fórmula para defender a su pareja, Teresa Rodríguez. Lo hace, además, en ese juego cada vez menos enmascarado en Kichi y su entorno de contar las cosas de aquella manera y reinterpretar la realidad a su manera. Como el hecho de decir que España tiene “una corona impuesta por Franco y que nunca nadie eligió”, como si no hubiera existido referéndum en 1978 y un 87,78% de votantes (que venía a ser el 58,97% del censo electoral; o lo que es lo mismo, una mayoría absoluta de españoles) no hubieran respaldado el sistema de Monarquía parlamentaria. O como poner en tela de juicio a la Justicia española (“es mentira que todas y todos seamos iguales ante la ley”, afirma) por el proceso abierto a su pareja, que simplemente responde al recorrido habitual que se otorga a cualquier denuncia que se presenta en Fiscalía. Porque a Teresa Rodríguez lo único que se le está haciendo es examinar la denuncia presentada por un colectivo -la asociación Concordia Real Española- por injurias, al haber afirmado que Juan Carlos I es “un ladrón”, que Felipe VI “también lo es” o que la Monarquía “es corrupta hasta el tuétano”. Libertad de expresión y libertad para denunciar un posible delito de injurias que está estudiando Fiscalía. No hay más.
Kichi y su pareja han vomitado en las redes sociales su odio hacia la Casa Real; y ha aprovechado su condición de alcalde para arrastrar consigo a toda la ciudad, eliminando el rótulo de la avenida sin otorgarle al Rey esa presunción de inocencia de la que presume una Justicia que, paradojas de la vida, él pone en tela de juicio. Amparado, además, en 4.000 firmas que carecen del más mínimo rigor y que ni siquiera se circunscribe a ciudadanos de Cádiz.
Todo ello, que es lo peor, en medio de un aluvión de problemas que se vienen sucediendo sobre la ciudad y de los que apenas habla el alcalde en sus constantes apariciones en redes. Los Sin Techo, la renuncia de Procasa a hacer viviendas con fondos propios, el contrato de limpieza que sigue sin salir adelante, las disputas internas que reflejan una crisis de gobierno que ha señalado toda la oposición, o el previsible cierre de una guardería que depende del Ayuntamiento, entre algunas de las cuestiones más recientes.
La oposición achaca cada vez con más fuerza e insistencia al alcalde de estar ausente de la gestión de la ciudad, de su día a día y de la búsqueda de soluciones a los problemas actuales. Y Kichi parece ajeno a todo adentrándose en escenarios y análisis variopintos como el de la figura de Juan Carlos I y el papel que ha jugado en la Historia reciente de España que Kichi parece ahora querer reescribir, en lugar de ceñirse a Cádiz, su gestión y su Ayuntamiento. Esos sí que deberían ser los problemas reales del alcalde de la ciudad.
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