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Matar tres pájaros de un solo tiro

Encuentro. Con su visita, Díaz ayudó al alcalde, al PSOE en Cádiz y se hizo un favor a sí misma

M.M.A.

05 de febrero 2017 - 02:04

Cádiz/2tumbado en el suelo delante de la mesa donde el juez Grande Marlaska daba una conferencia; tomando la palabra en el Pleno municipal dando su discurso de espaldas a todos los miembros de la Corporación; con pancartas en las que acusaba de irregularidades en la contratación de las pantallas Led al anterior equipo de gobierno; arengando a un grupo de desempleados en una especie de asambleas en la plaza de San Juan de Dios; o saltándose unas vallas y armar el numerito poco antes de la llegada de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, el pasado miércoles al Ayuntamiento de Cádiz. El ciudadano Lorenzo siempre ha querido llamar la atención y desde luego que lo ha conseguido hasta ahora, a pesar de su particular fobia por hacer cualquier tipo de declaración a los medios de comunicación.

Ahora ejerce de líder e ideólogo de los parados que llevan ya algún tiempo en la plaza de San Juan de Dios. Un miembro de la actual corporación decía el otro día del conocido como ciudadano Lorenzo que éste se creía que era un mesías.

Procedente de las reivindicaciones de los parados de finales de los años 70, es el claro ejemplo de una persona que va siempre contracorriente. Si reclama el blanco y lo consigue, acto seguido se pondrá a pedir el negro.

A Lorenzo le gusta llamar la atención y lo peor es que sabe cómo hacerlo. Le bastó dar dos gritos tras saltar la valla, que la policía se acercara a reducirlo y que sus compañeros empezaran también a vociferar para salir en las televisiones de toda España, a la vez que era grabado por alguno de sus secuaces para inmortalizar el momento.

Todo fue tan surrealista que cuando avanzaron algunos de sus seguidores con las vallas para que soltaran a Lorenzo, estos se pararon al ver que nadie los detenían y se dedicaron a golpearlas contra el suelo. Si hubieran querido, habrían conquistado el ayuntamiento. Y después mucho dedo pulgar hacia arriba, sonrisa en el rostro y satisfacción por el deber cumplido hasta que llegue una nueva función o teatrillo.

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El simple hecho de que Susana Díaz represente un gran poder en el PSOE, que pueda convertirse en la próxima líder de los socialistas a nivel estatal, aunque ella no haya dicho todavía ni mu, y el simple hecho de ser presidenta de la Junta, le daba un plus de morbo a esta primera visita al Ayuntamiento de Cádiz. El aderezo final lo ponía la propia figura del alcalde, una de los políticos que más llama la atención a nivel nacional por su propio perfil, por el partido al que representa y también por su discurso. La mezcla podría ser explosiva para lo bueno o lo malo y eso generó una expectación inusitada el miércoles en el ayuntamiento, donde se tuvo que habilitar un lugar novedoso para dar la rueda de prensa, porque hubiera sido imposible hacerlo en el Salón Isabelino habitual.

La maraña de fotógrafos, cámaras y redactores fue tal que algunos de los concejales estaban casi superados por las circunstancias. Ese movimiento no se veía desde que Pablo Iglesias visitara el Ayuntamiento poco después de la llegada de Podemos al sillón consistorial. Sin embargo, en aquella ocasión los dos contendientes eran del mismo equipo y no había riesgo de patadas en las espinillas como en esta ocasión.

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Si hay alguien que ha sido crítica con Podemos en las filas del PSOE, ésta ha sido Susana Díaz, con el permiso de Fran González. Las batallas dialécticas con Teresa Rodríguez, la líder de Podemos en el Parlamento de Andalucía y pareja del alcalde de Cádiz, han sido monumentales y en alguna ocasión se ha podido hacer público la falta de feeling entre las dos. Susana Díaz también ha sido muy crítica con el alcalde de Cádiz y con su equipo de Gobierno. Pero las balas se convirtieron en flores el pasado miércoles. Los gestos de complicidad fueron enormes por las dos partes. Por una vez, y esto sí que es sorprendente últimamente en la política, estuvo por encima el bien general del partidista.

En la edición de ayer el compañero Pablo Durio establecía un paralelismo entre la visita de Susana Díaz y la que hizo hace diez años Manuel Chaves como presidente de la Junta a la entonces alcaldesa Teófila Martínez. La lista de temas que enumeró que se iban a poner en marcha es muy parecida a la actual. Sin embargo, si se miran las fotos que se hicieron en aquel momento, la lejanía entre los dos líderes era enorme en muchos aspectos. Las caras, si se dice que son el espejo del alma, también lo fueron en aquel momento entre los concejales populares, por la seriedad que presentaban. Y es que no hay que olvidar que Teófila disputó hasta en dos ocasiones la presidencia de la Junta a Manuel Chaves.

Lo dice el propio alcalde. Ni él mismo esperaba que la reunión con Susana Díaz fuera a ser tan productiva. En la rueda de prensa posterior al encuentro entre presidenta y alcalde, cuando Díaz empezó a enumerar uno a uno los temas que se habían tratado dio la sensación de que se había prolongado el día de reyes.

La Junta de Andalucía tiene desde hace años una relación muy particular con la capital gaditana. La de un esfuerzo encomiable para poner en marcha y desarrollar un plan de rehabilitación del que salió muy bien parada la ciudad pero que no le granjeó votos a su favor, porque la sensación es que los méritos finales se lo llevó Teófila Martínez, que vio el partido desde lejos.

Después está la Junta de los proyectos inacabados, de las obras prometidas y nunca hechas. La lista de cadáveres que tiene la Junta es muy larga, el hospital, la Ciudad de la Justicia el albergue juvenil en Puntales, espantadas como la que dio en el Museo del Carnaval, la séptima fase de las viviendas del Cerro del Moro y la segunda de Matadero e inmuebles totalmente abandonados como los de Náutica y la antigua Residencia del Tiempo Libre. Una suerte de doctor Jekyll y Mister Hyde.

Por eso en cierta manera el optimismo que se respira tras el encuentro entre los dos líderes es moderado, porque no va a ser ni la primera ni la última vez que la Junta se queda a mitad de camino en sus proyectos y promesas.

Susana Díaz también es una mujer a la que se ha puesto en entredicho después de la brusca salida del anterior secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, maniobra por la que una parte de la militancia la acusó de ser la ideóloga de lo que consideró un golpe de Estado como primera parte de su ascenso a la cima del mundo socialista.

Por ello la sevillana también necesita en este caso un lavado de imagen que está viniendo de la mano de una colaboración con los distintos alcaldes de las capitales andaluzas y, en particular, con el de Cádiz, situado en las filas de Podemos, uno de sus enemigos acérrimos.

Susana Díaz no vino a echarle sólo una mano al alcalde y a su ciudad, sino también a su propio partido, cuestionado desde el principio del mandato por la coalición que forma el actual gobierno de ser "el perro del hortelano", es decir, de bloquear la mayor parte del asunto pero también de no ser capaz de presentar una moción de censura. Con todas estas concesiones quiso ver que el PSOE tiene algo que aportar a la ciudad.

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