El Mercado Central de Cádiz le hace la cobra al desabastecimiento
Los detallistas dicen que no les falta de nada pero que los productos les llegan a cuentagotas y a precios más elevados
Temen que lo peor puede estar por llegar
El kilo de chuletas costaba 5,50 euros antes de la huelga de transportes y este martes costaba 6; la pechuga de pollo ha pasado de los 6,99 euros a los 8; los filetes de ternera, de 11,50 a 12,50 euros.
Hay de todo pero algo más caro.
En el Mercado Central de Abastos de Cádiz capital no falta apenas de nada. Tan sólo algo de pescado: Es difícil encontrar pijotas, salmonetes o boquerones, pero, de los demás, hay de todo.
La plaza está que da gloria. No parece que falte de nada. Los precios sí se han visto elevados de manera genérica y los productos les están llegando a cuentagotas porque muchos de las empresas que les surten se han quedado de camino al mercado y otros, los que han logrado llegar, se han visto obligados a repartir lo que llevaban en sus camiones o furgonetas entre los muchos detallistas del mercado.
Esto no ha impedido que sus mostradores estuvieran a la una de la tarde repleto de colorido y de productos sin que aparentemente falte apenas de nada. Eso sí, temen que lo peor está por llegar "porque, seguro que a mejor no vamos a ir. Como no se arregle la cosa pronto esto irá a más, los precios serán más elevados y habrá productos que sí se empezarán a echar en falta y empezaremos a sufrir desabastecimiento". Así lo contaba Rafael, desde su puesto número 2 de frutas y verduras.
Rafael no lo niega: "La cosa está fea". Cuenta que le faltan algunos productos que pero los que no les están fallando son los productos cuyo origen está en el entorno como los tomates de Conil. Muchos de los productos que le están llegando los tenían almacenados y "nos están llegando las cosas poquito a poco y nos obliga a ir al día en todo. Voy a la lonja, veo lo que hay y lo que hay es lo que compro".
A pesar de todo Rafael dice que no falta apenas de nada pero "tenemos menos de todo y más caro". Sin ir más lejos, los tomates de Conil que vendía hasta hace dos o tres semanas a un euro el kilo, ahora lucen un cartel en el que lucen un sacrílego 2,25 euros el kilo: "El doble. Viene la gente y se lleva dos o tres tomatitos. No es momento para freír tomate en casa. Eso es ya casi un lujo. Al final irán al supermercado a por un bote de tomate triturado, si lo encuentran ya, y se apañarán".
Rafael no era el único que tenía algo o mucho que decir. Todos tenían su mensaje preparado y parecía que tenían preparada sus respuestas a las preguntas de este Diario.
Carmen Galán, desde la recova Curro, en el número 41 del Mercado Central, se mostraba especialmente asustada con el pollo no sólo porque le estaba llegando poco sino porque el que le llega está a un precio muy elevado. "Puede haber subido un 40% los precios en los últimos días". Ella sube lo que le suben a ella, lo que le ha llevado a cobrar por un kilo de muslos 4,80 euros cuando antes del paro de los transportes y de la guerra de Ucrania lo vendía a 3,40. Y la pechuga, otro producto de loujo, con una subida de casi tres euros y si antes vendía el kilo de pechuga a 6,90 euros, ahora se han visto forzado a ponerlo a 9,50, algo que, sin duda, afecta de lleno al bolsillo de todos los consumidores.
Otra recova altamente recomendable, la número 38, la de Rubén Real, que explicaba que le está llegando de todo, la ternera, el cerdo, el pollo, pero a precios más altos y ha tenido que repercutir esta subida de cara a sus clientes, a los que ahora le está cobrando entre dos y tres euros más caros casi todos sus productos. "Pero es que el pollo me ha subido más de dos euros".
Rubén se atreve a ejercer de analista económico y afirma que "creo que ya se están pasando y hay cosas que no le veo sentido y están abusando. Me parece que hay muchos que le están sacando jugo al asunto". Y como muestra un botón, o, mejor dicho tres. Si la chuleta la vendía antes a 5,50 euros, ahora la vende a 6 euros. La pechuga la vendía a 6,99 y ahora la ha puesto hoy a 8 euros, mientras que los filetes de ternera han pasado de costar 11,50 euros a costar un euro más. "Intento no subirlo más y sé que ya le estoy perdiendo dinero pero me gusta pensar también en que el cliente no tiene por qué ser la única víctima".
Eso sí, todo esto ha llevado al público a preguntar por los precios cuando, muchos de sus clientes, antes compraban lo que necesitaban y punto. Pero repite que de desabastecimiento, nada, "bueno, el viernes la verdad es que no entró pollo, pero el resto de los días no ha fallado nada".
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