Muchas pintadas y casi ninguna mampara de cristal
El espacio reservado para el botellón tiene el olor a orín ya impregnado pese a los baldeos
Una enorme pintada en una de las paredes del paseo superior de la Punta alerta del peligro de las drogas. El autor de la misma la firma con el símbolo anarquista. Viernes por la mañana en el llamado botellódromo y pese a que se ha baldeado a fondo el olor a orín está ya impregnado en el ambiente.
Cuando se diseñó esta zona se pusieron una serie de mamparas de cristal reforzado para evitar las caídas por un lado, y para proteger a los asistentes del viento y la humedad en un sitio tan abierto al mar. Los primeros destrozos fueron repuestos por el Ayuntamiento hasta que en una mañana unos vándalos decidieron acabar con medio centenar de mamparas que no se han repuesto. Las que quedan vivas no llegan ni a una decena.
Los cristales fueron una realidad pero los espacios que se iban a colocar como barras de bar sólo se quedó en una idea. Ahora las barajas de esas pequeñas terrazas aparecen llenos de pintadas.
La asistencia media a los botellones está siendo de entre 500 y 1.000 personas, pero es que aquello no da para mucho más.
Cádiz es considerada por la CAVA (Confederación de Asociaciones de Vecinos de Andalucía) como una de las ciudades donde más se cumple la Ley antibotellón.
La creación en el año 2007 de esta zona de ocio eliminó por un lado las concentraciones en plazas con residentes, lo que provocaba las quejas de los vecinos.
En los hosteleros de la Punta llueve para todos los gustos. Hay quien cree que tener el botellón encima les perjudica porque no es el público que entra en sus bares y espanta a los posibles clientes potenciales. Otros consideran que sí lleva más ambiente a la zona y que arriba no es la imagen "que se vende de que todo son peleas y drogas". Mientras tanto, seguirán leyendo lo de que "la droga no os hará libres".
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