El Muelle de Cádiz 'salva' a un barco accidentado tras ser rechazado en hasta tres puertos

El buque de carga 'Biscay Fin' llegó a Cádiz tras sufrir un accidente que tuvo tres días en vilo a la tripulación y después de no recibir permiso para atracar pese a sus graves problemas

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El Biscay Fin permanece atracado en el Muelle de La Cabezuela de Puerto Real
El Biscay Fin permanece atracado en el Muelle de La Cabezuela de Puerto Real / D.C.

“I Master of Biscay Fin in behalf all of my crew would like to take this opportunity to thanks all of you for accepting and able to help us in this times”.

“Como responsable del Biscay Fin y en nombre de toda mi tripulación quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecerles a todos por aceptarnos y poder ayudarnos en estos tiempos”. Son parte del escrito que el capitán del carguero Biscay Fin, Denmark Casipe, con tal sólo 35 años de edad, después de vivir una inolvidable pesadilla de la que se salvó tan to él como las 14 ó 15 personas que componen su tripulación.

El capitán Casipe respira a día de hoy tranquilo con su barco ya atracado en el Muelle de La Cabezuela de Puerto Real después de un trágico periplo de tres días que finalizó el pasado viernes 20.

El 17, su barco, de 89 metros de eslora y cargado hasta los topes, sufría un fuerte golpe de mar que le provocó el desplazamiento de buena parte de su carga.

Tal y como dictan las leyes del mar, el capitán está obligado a arrojar parte de la carga al mar para así evitar el hundimiento del buque y el naufragio de su tripulación.

“El mal tiempo de la bahía el pasado 17 de octubre en el Océano Atlántico provocó que una de nuestras cargas en cubierta fuera arrojada al mar. Este incidente también provocó que algunas de las amarras restantes de la carga en cubierta se aflojaran”. Esta sería la traducción literal del mensaje que el capitán del Biscay Fin envió al puerto de Cádiz.

En ese mismo escrito relató el capitán Denmark Casipe que el golpe de mar que estuvo a punto de provocar el hundimiento de su buque se produjo frente a las costas de Portugal. De inmediato pidieron ayuda al puerto luso de Sines, que era el que tenía más cerca, pero allí rechazaron ayudarlo, a pesar de que el carguero era de bandera portuguesa.

Sin pensárselo dos veces, el buque se puso en marcha en busca de algún puerto amigo que le diera cobijo. Y llegó a Huelva, donde por motivos logísticos, también se negaron a hacerle un hueco para poder poner a salvo el buque y, sobre todo, a toda su tripulación.

Pasaron las horas y los días y el Biscay Fin llegó a la altura del puerto de Algeciras, donde las autoridades portuarias le indicaron que no tenían hueco libre alguno para que su buque pudiera ponerse a salvo.

El tiempo y la climatología jugaban en su contra y el buque aún navegaba escorado, ya que, a pesar de haberse desprendido de parte de su carga en alta mar y geolocalizarla, sufría ya serios daños y no dejó de estar escorado por el desplazamiento de su mercancía.

Y llegó a Cádiz, donde sí logró encontrar, por fin, un puerto amigo que le diera cobijo.

Según relatan fuentes del entorno portuario, Capitanía Marítima no dudó en ningún momento permitir su entrada en aguas de la Bahía de Cádiz. Pero no sólo fue una cuestión de voluntad sino que la intervención de prácticos, remolcadores, estibadores y amarradores resultó crucial para que la historia tuviera un final feliz.

A pesar de todo, el puerto de Cádiz demostró que, por encima de todo, estaba la seguridad de las personas. Y así lo dejó claro cuando desde la consignataria que se ocupa de este buque se dieron cuenta de que la documentación no estaba lista. Pero tenían claras las prioridades: “Un buque de ese porte, 89 metros de eslora y con un calado declarado de apenas 3,9 metros se atravesaría a la mar sin remisión agravando la condición de corrimiento de carga reportada”. Y todo esto con un intenso viento de fuerza 5, por lo que se obviaron los problemas burocráticos hasta conseguir que el Biscay Fin amarrara en La Cabezuela. “Las decisiones tomadas han sido fruto de la necesidad de asistencia del buque inmerso en circunstancias meteorológicas adversas que podrían haber empeorado dicha condición”.

Final feliz para el capitán Casipe y para su tripulación gracias a la solidaridad del puerto de Cádiz y gracias a que el Muelle de Cádiz no cerró ante los últimos temporales... Sobre todo, por lo que pudiera pasar.

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