Joaquín Benítez
Luces y sombras en navidad
Obituario
El reciente fallecimiento de Carmen García Surrallés nos obliga de algún modo a pergeñar unos renglones que nunca hubiésemos deseado escribir, pero un sentimiento de amistad, un deber de compañerismo hace que evoquemos aquí la figura de Carmen quien, junto a las recordadas Marisol y Alicia componían lo que aquellos alumnos de aquél entonces llamaban 'triunvirato' junto con la ayuda impagable de la también recordada Isabelita siempre dispuesta a ayudar en todo.
Algunos, que tuvimos la suerte de ser alumnos suyos, coincidíamos siempre en el perfil docente de Carmen; dominio de la materia a impartir, tranquilidad en la exposición, elegancia en las formas y en los contenidos, suavidad en el habla, amabilidad dentro y fuera de las aulas, predispuesta siempre a ayudar a los alumnos de Magisterio y a los doctorandos de la Facultad. Y todo ello sin levantar la voz ni tanto así, nunca.
Profunda conocedora de nuestra Literatura, sobre todo la Literatura Infantil supo transmitir a los futuros maestros el amor al texto escrito, infantil o no, y fruto de esa dedicación son los graduados y los doctores en dicha disciplina de su departamento.
Tengo para mí que los centros educativos de cualquier nivel, entre otras cosas, son conocidos por sus excelencias y singularidades, virtudes que actúan como código de identificación y que parten en ocasiones de la actitud y dedicación del profesorado, que va más allá de las obligaciones laborales y que transforman la obligación en satisfacción, el trabajo en un goce.
La doctora García Surrallés, catedrática de su Facultad de Ciencias de la Educación y profesora emérita de la Universidad gaditana es, en lo personal y como docente, un referente de la Facultad, persona de las que siempre se recuerda dondequiera que ejerzan. Y esta actitud deja huella que queda en la historia no escrita de la Facultad. Por todo ello: gracias, Carmen.
Que descanses en paz
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