Un cuarto de millón para las grietas de Santa Catalina
El estado de las fortificaciones en Cádiz
Costas aprueba una inversión de urgencia ante el deterioro del lienzo del castillo
El plan integral de la muralla de
2015 sigue paralizado ante la ausencia de un presupuesto
Cádiz/Hace poco más de un siglo, en 1915, los efectos del temporal provocaron en Cádiz un inmenso socavón en el Campo del Sur que iba desde la trasera de la Catedral a las inmediaciones de la Cárcel Real. El boquete fue de tal proporción que el rey Alfonso XIII, que se encontraba de visita en San Fernando, quiso verlo y bajar al mismo. Sorprendido y escandalizado por el daño causado, ordenó su rápido arreglo.
No será el único socavón. Por las mismas fechas se abrió otro de calibre algo menor junto a la Alameda Apodaca, mientras que los temporales fueron socavando parte de las fortificaciones. El mismo destrozó de 1915 acabó hundiendo el baluarte de San Nicolás, en la trasera de la Cárcel Real. En los días de marea muy baja se pueden ver hoy los cimientos de esta construcción.
Un siglo después, los embates del mar y la falta de un mantenimiento continuado y efectivo han provocado un grave deterioro en todas las fortificaciones de la ciudad, llegando a una situación que la propia Dirección General de Costas calificó, en 2014, como "extremadamente grave", lo que provocó la redacción de un Plan Integral que preveía una inversión de 6 millones de euros en el plazo de cinco años para salvar las murallas de la capital.
Este ambicioso Plan, que tenía como fecha límite de ejecución el año 2020, sólo se ha cumplido a medias, dejando pendientes actuaciones vitales, por el mal estado de la zona, en todo el frente del Campo del Sur, así como en los castillos de Santa Catalina y San Sebastián. La excusa del Gobierno central ha sido la ausencia del Presupuesto General del Estado, junto al millón de euros que hace un año hubo de invertirse de manera urgente ante los destrozos del temporal en el Paseo de Quiñones.
La convocatoria de elecciones generales para el 28 de abril próximo han paralizado cualquier posibilidad de contar con un presupuesto actualizado a corto plazo. Esta circunstancia ha llevado al Gobierno a liberar un crédito extraordinario por una cuantía de 280.000 euros para actuar de forma urgente en los lienzos exteriores del castillo de Santa Catalina, donde se han abierto varias brechas (como se puede ver en la fotografía de esta página) que pueden poner en riesgo la propia estructura del castillo si no se actúa con rapidez.
Hay que tener en cuenta, además, que el castillo de Santa Catalina es el equipamiento cultural público más visitado de la capital, con varias salas de exposiciones abiertas todo el año al público y sirviendo de sede también de actividades al aire libre durante el verano.
La declaración de urgencia de esta obra, como pasó en su día con la del Paseo Fernando Quiñones, recortará los periodos de tiempo obligados en un trámite administrativo normal.
El Ministerio de Medio Ambiente ya había previsto estas obras en los Presupuestos Generales del Estado de 2019. Hace apenas unos días el propio subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, indicó que ya estaba todo listo para proceder a la licitación del muro de la playa de Santa María del Mar, el tramo entre los baluartes de Capuchinos y los Mártires, Santa Catalina hasta la punta de Bonete, por lo que es de suponer que la puesta en marcha de los trabajos urgentes en el castillo no se dilatarán mucho en el tiempo.
Sin embargo, según el PP, estas obras ya estaban incluidas en los Presupuestos de 2018, con una inversión de poco más de un millón de euros, por lo que consideran que los trabajos podrían haberse desarrollado en tiempo y forma.
La aparición de las grandes grietas en Santa Catalina fueron denunciadas por Vox y por la diputada del PP de Cádiz Teófila Martínez, que denunció la falta de inversiones en las fortificaciones por parte del gobierno socialista. A la vez, el Ayuntamiento también exigió el inicio inmediato de las obras.
El pasado mes de marzo el gobierno local denunció que hasta en seis ocasiones había requerido a la administración central para que actuase en las murallas, centrando las peticiones en el Campo del Sur, el Parador, el propio Paseo Quiñones, el castillo de San Sebastián y el tramo de la muralla entre San Carlos y San Felipe.
Hace unos meses, el Ayuntamiento tuvo que cerrar al paso de los viandantes a la trasera del patio del colegio del Campo del Sur, ante el riesgo de hundimiento en este tramo de la muralla, cuyas enormes grietas ya han sido denunciados por este diario en numerosas ocasiones.
Además de la operación de emergencia en el Paseo de Quiñones y el baluarte de la Punta de San Felipe, el último trabajo realizado por Costas fue el tratamiento de la muralla inferior en el baluarte de San Roque, con poco más de 135.000 euros de inversión, estando pendiente la parte superior de este equipamiento, que corresponde ejecutar al Ayuntamiento.
Junto a ello, las obras incluidas en el Plan de 2015 ya terminadas son las de la rehabilitación de las casamatas en la Avanzada de Santa Isabel del castillo de San Sebastián (735.000 euros), actuaciones en el malecón, castillo de San Sebastián y avanzada de Santa Isabel (1,6 millones de euros) y obras de emergencia en la zapata de la muralla en la zona del Parque Genovés (1 millón de euros).
El Plan Integral elaborado por Costas ya alertaba en 2015 de que la "muralla en términos generales está en la fase final de su vida útil. Está en una madurez avanzada, con un problema evidente de envejecimiento". Por eso, tras años de mirar hacia otro lado, Costas fijó una operación en tres fases a realizar en apenas cinco años. Una proeza de rapidez que, sin embargo, no se ha cumplido.
Además, el coste inicialmente previsto de 6 millones de euros ha ido incrementándose por la dificultad y sobrecoste de una parte de lo hasta ahora ejecutado. Así pasó con lo realizado en el baluarte del Bonete, en las inmediaciones de Santa Catalina, con varias decenas de miles de euros más respecto a lo inicialmente cuantificado.
En la zona del Hotel Atlántico, y como forma de protección del lienzo, muy dañado en este tramo, Costas instaló bloques similares a los del Paseo Marítimo, lo que chocó con quienes pretenden recuperar la imagen original de la muralla, previa a la década de los años cuarenta.
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