El Museo del Mar de Cádiz hace aguas de forma casi definitiva
La APBC descarta un centro expositivo en la reordenación del muelle, lo que elimina la posibilidad de ubicar en este equipamiento planteado hace 30 años por primera vez
El puerto de Cádiz abre sus puertas y le ofrece a Cádiz 335.000 metros cuadrados para poder crecer
Fernando Santiago: El Museo del Mar
El alcalde Carlos Díaz se trajo a Cádiz, tras una visita de hermanamiento con la ciudad francesa de Brest, la idea de construir un Museo del Mar en Cádiz, y también un gran acuario. La idea era ubicarlo en el muelle de la ciudad, aunque finalmente se optó por el Baluarte de la Candelaria, que había pasado a manos del Ayuntamiento.
El proyecto estaba estrechamente unido al Plan Andalucía 92, con el que el gobierno regional quería repartir inversiones por toda la región a fin de equilibrar algo la lluvia de millones que estaba recibiendo Sevilla, como sede de la Exposición Universal.
El baluarte se rehabilitó con un proyecto del estudio de Antonio Cruz y Antonio Ortiz, con la idea de convertirlo en el Museo del Mar de Cádiz. El edificio se abrió, en 1990, sin contenido alguno, salvo una exposición sobre el atún de la que la ciudadanía acabó también mofándose, al extenderse en el tiempo más de lo previsto ante la imposibilidad de dar el contenido previsto para la antigua fortificación.
Junto a la falta de materiales, el problema es que el baluarte se diseñó sin tener antes un proyecto museístico. Ello provocó, por ejemplo, que la altura de la puerta de acceso al recinto y de las propias casamatas impedía meter piezas de cierto calibre como hélices de barcos. Todo acabó con la ironía de la ciudad que transformó el Museo del Mar en el Museo del Ná.
La falta de dinero en Cádiz y en la Junta paró cualquier intento de actuación pública, a lo que se le unió el fiasco de alguna dudosa propuesta de inversores privados y las ganas de una Asociación de Amigos del Museo del Mar que, lógicamente, no tenía capacidad para afrontar una operación de este calado. La retirada del cartel de Museo del Mar y su sustitución por el del Baluarte de la Candelaria, como un centro cultural, hizo pasar página a este proyecto, aunque sería siempre una operación recurrente en el desarrollo de la ciudad.
Ahora, el Plan del Puerto de Cádiz, ya aprobado, elimina cualquier posibilidad de plantear la construcción de un museo en los terrenos que se integrarán en la ciudad tras el traslado de la terminal de contenedores. El propio documento de la Autoridad Portuaria destaca que Cádiz es una ciudad que cuenta con "muchos y buenos museos", y su oferta cultural supera no ya a la de ciudades de su mismo rango poblacional, sino a otras muchas capitales de provincia. Si existiera esa demanda en la Bahía para nuevos museos, "en la ciudad se encuentran edificios de interés arquitectónico o histórico posiblemente más adecuados como ubicación que el suelo portuario". Es decir, que de Museo del Mar, nada.
Curiosamente, en la etapa de gobierno municipal del PP de Teófila Martínez, que ahora preside la APBC, también se puso sobre la mesa la necesidad de poner en marcha un Museo del Mar, ubicándolo en suelo portuario, aunque chocando siempre con el desinterés por equipamientos de este tipo que en esa época había en la Autoridad Portuaria.
Uno fue en 2017 cuando el alcalde José María González y la entonces presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, hablaron en Cádiz de diversos proyectos. El Ayuntamiento puso sobre la mesa la instalación de un Museo Etnográfico del Mar, como centro de investigación, documentación y exposición unido al Centro de Arqueología Submarina, que abandonaría su sede en el Balneario de La Palma.
El segundo momento fue la propuesta lanzada por el rector Eduardo González Mazo que planteó una idea similar pero impulsada por el CeiMAR, la Universidad Internacional del Mar.
Hoy aguantan dos equipamientos urbanos con posibilidades de acoger un museo de estas características, presente en todas las grandes ciudades con una relación histórica con el mar, menor incluso que la que acumula Cádiz desde su fundación hace tres mil años.
Por una parte está el castillo de San Sebastián. Varias veces se ha planteado esta alternativa que choca con una inversión que se presupone superior a los 25 millones de euros, y un mantenimiento muy costoso. Por otra, está el edificio de la Escuela de Náutica, abandonado desde hace más de una década y que aguanta al borde de la ruina. Aquí, en todo caso, se ha hablado de una residencia de estudiantes para la UCA, aunque la Junta sigue sin aclarar qué quiere hacer con este equipamiento, si es que quiere algo.
Con todo, la posibilidad y la necesidad de contar con un Museo del Mar se aleja, un poco más, de nuestras costas.
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