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Música para el silencio

Cinetones toma el Parque Genovés durante tres jornadas estivales de cine mudo con música en directo

Viaje a la luna (1902) / Georges Méliès
Tamara García

18 de julio 2018 - 01:00

Hay niños que después de ver por primera vez a Chaplin juegan a ser Charlot y hay mayores que viendo a Harol Lloyd recuerdan que una vez fueron niños. Ocurre en una plaza cualquiera de un pueblo cualquiera un día cualquiera de una época cualquiera. ¡Magia! Embrujo que sigue funcionando incluso en la era del más táctil todavía, del último chiste quemado a mil megabytes por segundo, del cuéntalo (¡ya, ya!). ¡Magia! La sombra de Nosferatu proyectada sobre una pared todavía enciende la chispa de la corriente eléctrica que sube por la espalda, y nos estremece. ¡Magia! El Parque Genovés a oscuras, el mundo en blanco y negro mudo en la pantalla nos habla a través de los músicos que están al otro lado, a nuestro lado. ¡Magia! Alunizamos en el relato y la tierra queda lejos, lejos, tanto que aunque nos acompaña la melodía parece que los músicos se hayan volatilizado. ¡Magia! Música para el silencio ¿Magia? Puede... Algo sabe Elena Jiménez, de Cinetones.

2005. Bélgica. El dueño de un cine le propone "un experimento" a la músico Elena Jiménez. Hacer una banda sonora original e interpretarla para una serie de películas de Charles Chaplin que se proyectarían sobre un muro de la ciudad. 2009. Cádiz. Ya en España, y visto el éxito de la experiencia en Bélgica, Jiménez junto a un par de músicos recrea la iniciativa con el nombre de Los Charlotines, un proyecto que desaparece para convertirse con nuevos compañeros de viaje desde 2011 en Cinetones, un grupo de jóvenes músicos apasionados por el cine que crean bandas sonoras para obras cinematográficas mudas interpretándolas en directo junto con una serie de improvisaciones que apoyan y subrayan las emociones de las diferentes tramas cinematográficas.

Comedias, dramas, terror, animación. Películas reconocibles y menos populares. Cinetones tienen para todas. A cada filme le tejen un ambiente concreto que puede virar desde el jazz manouche a la música clasica, sin olvidar los guiños rock o, incluso, metal. Toda una experiencia "nada novedosa porque se inventó hace cientos de años", recuerda Jiménez, que desde hoy, y durante un par de jornadas más de este verano, los gaditanos podrán disfrutar en el Parque Genovés dentro del ciclo Medianoche en el Parque.

Así, la intérprete (clarinete, piano , órgano, acordeón, kával, zanfoña, flautas y metalófono) une fuerzas con Manuel Méijome (guitarra acústica, eléctrica, clásica, guitarra manouche, cítara, bandurria y banjos de 5 y 6 cuerdas) y el batería Juan Pablo Carrasco (percusión, batería electónica y efectos de sonido), aunque en ocasiones actúa el batería Ismael Colón, en esta propuesta audiovisual, y de entrada gratuita, cuyas sesiones tendrán lugar a partir de las once y media de la noche en la zona del bar del pulmón verde del casco histórico.

Hoy miércoles 18 de julio se celebra la primera sesión de cine mudo con música en directo y, por ello, desde Cinetones han querido empezar "con nombres muy reconocibles del género", explica Jiménez "muy emocionada" por las expectativas que levanta Un viaje a la luna (1902), de Georges Méliès, en un entorno como el del Parque. "Es una película indispensable y creo que va a ser muy bonito verla allí", acierta además de explicar que también se proyectarán dos películas de Charles Chaplin, "una como Charlot y otra no", adelanta, en referencia a Una noche en el show (1916) y La casa de empeño (1915).

Para la sesión del miércoles 8 de agosto, desde Cinetones apuestan por dar un paso más y acompañar una menos conocida joya precursora de las películas de animación con una de las divertidas aventuras del cómico Harold Lloyd.

"Recomiendo a todo el mundo que no se pierdan Fètiche Mascotte, de Wladyslaw Starewicz, es una preciosidad de película de 1934 que viene a ser algo así como una primera película de animación, es una maravilla", anima la clarinetista que sigue "una y otra vez" riendo con Un auténtico western (1920) donde Lloyd interpreta a un despreocupado joven de Nueva York que por sus constantes irresponsabilidades es enviado al rancho de su tío.

Y para cerrar el paso de Cinetones por el verano del Parque Genovés, qué mejor que una sesión de auténtico terror, la del 22 de agosto, con Nosferatu, "que no pasa de moda y que sigue dando mucho escalofrío", reconoce.

Y es que no pasan los años por la cinta, ni por el monstruo recreado por Murnau en 1922, que sigue despertando tanta curiosidad como morbo su leyenda... "Para esta película intentamos crear un clima musical lo más inquietante posible", asegura la artista que logra este efecto junto a sus compañeros gracias a la utilización de piano, órgano, guitarra, clarinete, kával (flauta folklórica que se usan en la zona de los Balcanes), furulyas (unas flautas procedentes de Hungría y Rumanía) y batería electrónica.

"Las personas que vienen a las proyecciones salen muy satisfechas y nos dicen que llega un momento que parece que nosotros, los músicos, no estamos ahí. Y eso es lo mejor que nos pueden decir", decide Jiménez.

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