Nace Marambay, el pulmón azul y verde de Cádiz en pleno Parque Natural de la Bahía

Turismo y medio ambiente

El lunes abre el primer complejo ambiental, de ocio y deporte del municipio en pleno espacio protegido gracias a una inversión privada de 1,5 millones, hasta ahora

El ingeniero isleño Héctor Bouzo ha conseguido revitalizar uno de los últimos terrenos rústicos de los que dispone el término municipal, abandonados durante 50 años

El estero, la casa salinera y los restos del molino de mareas del siglo XVIII. / Fito Carreto
J. M.

08 de agosto 2020 - 06:00

Cádiz/Dónde sólo quedaban las ruinas de una casa salinera con una nave anexa que amenazaba con desplomarse, los restos de un molino de mareas del siglo XVIII y un sucio lodazal con basura y chatarra acumulada después de cincuenta años de abandono, hoy se alzan en el corazón de las salinas de Roqueta y Preciosa, en la zona conocida también como Santibáñez, dos edificaciones bajas, blancas de cal, que desde el lunes estarán disponibles para uso y disfrute de los ciudadanos de Cádiz, de toda la Bahía, y de sus visitantes.

Los dos edificios se levantan junto a un estero completamente recuperadoestero completamente recuperado donde se criarán doradas, lubinas, camarones y hasta langostinos, que se podrán degustar en la terraza de la cafetería, que dispone de unas espectaculares vistas de la Bahía de Cádiz, con los dos puentes de entrada a la ciudad en el horizonte. Dos amplísimas salas de usos múltiples perfectamente equipadas y climatizadas acogerán conferencias y encuentros relacionados con el medio ambiente y exposiciones artísticas, para las que dispone de iluminación profesional.

El entorno salinero, una vez limpio hasta una profundidad de cuarenta centímetros y debidamente renaturalizado con plantas autóctonas, proporcionará esos brotes de salicornia y esos espárragos amargueros tan apreciados hoy, además de macroalgas con las que acompañar los frutos del estero y microalgas para cosméticos y otros usos. Y más adelante, en la protegida playita contigua se podrán practicar deportes náuticos sin motor en unas condiciones ideales para los principiantes y los más pequeños, además de otras actividades relacionadas con la interpretación de una forma de vida ya perdida, la de las salinas y los esteros de la Bahía de Cádiz, que en su momento de mayor esplendor generó empleo y riqueza en armonía con el medio natural.

Todo eso será Marambay, un centro de ocio ambiental que con muchísimos esfuerzos y trabas ha conseguido poner en pie el ingeniero isleño Héctor Bouzo a partir de que adquiriese por tan sólo 10.000 euros más de 40 hectáreas de terrenos abandonados durante medio siglo. El próximo lunes 10 de agosto tiene previsto abrir sus puertas con un cien por cien de ocupación respecto a la máxima permitida por seguridad en estos tiempos de nueva normalidad frente a la pandemia de covid-19.

Diario de Cádiz, que publicó en su momento en primicia que los terrenos se habían puesto en venta y que ha seguido durante los tres últimos años y medio la evolución del proyecto, ha sido también el primero en visitar este sueño en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz que ninguna administración ni ninguna otra iniciativa privada consiguieron poner en pie en cincuenta años.

En la cafetería, al frente de la que está la jefa de cocina Carmen Doello, ultiman preparativos para abrir con una oferta gastronómica de alta calidad en la que los protagonistas serán los platos fuera de carta ligados a este territorio tan singular. De momento, prefiere que sean una sorpresa, pero las primeras marcas de vinos de Jerez revelan van a trabajar con materias primas locales de primera división. Fuera, Antonio, el encargado del estero, coloca unas nasas cerca de un embarcadero con un bote de escaso calado que permitirá recorrer los caños a los más pequeños. Será a él a quien le toque asumir la parte pedagógica de este proyecto, consistente en la explicación de los secretos de estas explotaciones acuícolas sostenibles. Por las salas multiusos ya se ha interesado algún colectivo británico de aficionados a la ornitología.

Después de muchas vicisitudes y demoras, el proyecto cuenta con todas las autorizaciones, permisos y exigencias de tres administraciones y de ocho departamentos: la autonómica (ambiental, de protección del patrimonio histórico y de consumo), la municipal (urbanística y de actividad económica) y la estatal (energía, comunicaciones y uso del Dominio Público Marítimo-Terrestre). Sólo les queda por solucionar un trámite con Carreteras. Pero el complejo es perfectamente accesible desde el paso elevado de Torregorda.

Delante de la inmensidad de estas vistas de la Bahía de Cádiz ahora rescatadas, Héctor Bouzo, acompañado de Marta González, directora comercial del proyecto, nos explica qué es Marambay: “Marambay es un proyecto que tiene varias líneas de negocio:por un lado, la acuicultura, que es el germen, y que se abre a la vez a las actividades de ocio al aire libre, después de la rehabilitación de los dos edificios salineros que ya existían. En una segunda fase adecuaremos el área recreativa, que gestionaremos nosotros, y la de deportes náuticos, y en una tercera fase comenzaremos a cultivar microalgas y macroalgas. Quien ya haya venido aquí y vuelva ahora no va conocer este sitio, que ha cambiado radicalmente”. El reportaje fotográfico de Fito Carreto da fe de ello.

“La superficie de los edificios es la misma que había. Más no se podía construir”, recalca Héctor Bouzo. “Tenemos todavía pendiente una fase tres de construcción, que es la rehabilitación del antiguo molino de mareas. Estamos tramitando permisos e incluso tenemos concedida una ayuda, pero no sabemos si vamos a ser capaces, con los plazos que nos impone la Administración. Con la experiencia previa de lo que han tardado en llegar todos los permisos, tendríamos que emplear el doble de tiempo”.

Sin haber cerrado todavía cuentas, el ingeniero isleño calcula que lleva ya invertidos un millón y medio de euros en este más alla del término municipal gaditano. Pero el futuro no puede ser más prometedor. “Ahora el objetivo es abrir, que le guste a la gente y que se conviertan en habituales, porque parte de los ingresos revertirán en la propia finca y más rápido avanzará el proyecto. De las 40 hectáreas que tiene la finca, habremos actuado en unos 7.000 u 8.000 metros en la parte con edificaciones y en cuatro o cinco hectáreas de acuicultura, de manera que el proyecto tiene todavía muchísimo recorrido”.

La inauguración oficial del complejo, a la que está previsto que se invite a autoridades locales, autonómicas y de la administración estatal, así como a colectivos ciudadanos, se ha pospuesto hasta el próximo mes de septiembre.

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